Ejemplos de formulaciones
divergentes.
Formulación budista y
formulación vedántica
La Perspective métaphysique
George Vallin
Presses Universitaires de France.
Paris 1959 pp.111-122
Otro ejemplo de la diversidad de las formulaciones de la perspectiva
metafísica nos la proporcionará una comparación entre una de las dos
formulaciones budistas, la de la escuela "nihilista" mahayana (68) de
Nagarjuna y la formulación vedántica que acabamos de destacar antes.
Mientras que la diferencia entre Plotino y Shankara nos
parecía tratar esencialmente sobre el problema de la Trascendencia del Absoluto
previsto en su ilimitación integral", la diferencia que ahora vamos a
tratar de dilucidar nos parece que se refiere sobre todo al problema de la
afirmación o negación en tanto formulaciones dirigidas a este Absoluto. Hay que
advertir en primer lugar, que no se trata de la tradicional oposición, a la que
tendremos que volver, entre la vía afirmativa fundada en la analogía entre el
mundo y el Dios creador y la vía negativa que lleva al Uno suprapersonal. Se
trata de una divergencia que no concierne más que al Absoluto transpersonal mismo.
El budismo y el vedanta son opuestos en lo que concierne a la expresión más
adecuada para dar a este último y nos proporcionan un ejemplo significativo de
una divergencia de expresión que se basa en la diferencia de la tradiciones
espirituales propias. Esta última oposición es aún más interesante porque nació
el budismo, como sabemos, de una reacción al hinduismo en el que hunde sus
raíces (69): se trata de dos formulaciones igualmente "orientales" y,
por lo tanto, implica una concepción doctrinal idéntica de la ilimitación del
Absoluto, que se apoya en una experiencia espiritual (70), sobre una
realización del Absoluto o de identificación con el Uno a través del
Conocimiento (71).
No es posible determinar aquí en detalle la
(68) La otra escuela del Mahayana (Gran Vehículo) está
vinculada en particular a la filósofos Asanga y Vasubandhu, cuyo lenguaje
metafísico es de forma "idealista".". (Cf. Conze o.c. p. 159 y
ss.).
(69) El origen del budismo es en algunos aspectos análogo
al del cristianismo a partir del judaísmo.
(70) Esta experiencia espiritual está, además, en ambos
casos relacionada con relacionadas con las técnicas del Yoga tal y como se
describen en el Aforismos de Patanjali (véase la traducción en Woods: The
Yoga-System of Patanjali) (Harvard Oriental Series 1914).
(71) Mientras que en Plotino esta identificación se detenía
en el Intelecto.
génesis de la formulación budista que se encuentra en la
escuela de Nagarjuna , en la que nos basaremos en este esbozo, ni en la el
problema de la diferencia entre el "Pequeño" y el "Gran
Vehículo" (Hinayana y Mahayana) (72). Bastará con mostrar hasta qué punto
la expresión doctrinal de la de la perspectiva metafísica que nos ofrece la
doctrina nagarjuniana del Vacío está arraigada en la tradición espiritual
constituida por el budismo.
Aunque en los Upanishgds (73) encontramos aplicaciones del método
negativo del que hablamos en la ocasión la "discriminación"
shankariana entre el Si y el no-Si, no puede dejar de sorprender la estructura esencialmente
positiva o afirmativa de los términos y proposiciones por los que con la que
designan al Absoluto. Se sabe que los dos términos principales son: Atman y
Brahman que son rigurosamente positivos, como el Ser o Dios. Las fórmulas
upanishádicas más conocidas son afirmativas, como la famosa "Tat ivam
asi" popularizada por Schopenhauer. (" En cuanto a la esencia sutil,
es por ella que todo está animado; es la única realidad, es el Atman, y tú
mismo... eres Eso (74). ")
Esta formulación nos parece que se explica por el carácter
eminentemente "positivo” e “integral” de la tradición hindú, en la que se
basan no sólo las disciplinas espirituales que apuntan a la Liberación, sino a
la totalidad de los comportamientos individuales y sociales de quienes
participan en ella. El Hinduismo nos parece que se basa en una especie de
evidencia primordial de la Divinidad que penetra en la totalidad de los mundos,
así como como el arte y la mitología de la India muestran vívidamente (75), es
decir, en la conciencia más o menos implícita de la de la inmanencia radical de
lo Uno a lo manifestado, que es correlativa como hemos visto, de su radical
trascendencia. Todas las formas hablan de Brahman, que es la única realidad. La
mentalidad esencialmente contemplativa del hindú tradicional parece estar
naturalmente sensibilizado con esta evidencia de la inmanencia divina, que es
lo contrario de un inmanentismo panteísta, ya que el Atman ilimitado resulta
estar presente
(72) Cf. sobre este tema: CONZE: a. c. cap. 4 y 5.
Recordemos 1) que los principales Upanishads son anteriores al nacimiento de
Gautama (siglo V a.C.); 2) que Nagarjuna vivió en el siglo VI y Shankana en el
siglo IX d.C.).
(73) Véanse los dos Upanishads (los más antiguos)
traducidos en las Ediciones de Budé y en particular Chandogya Upanishad. (Trad.
E. Senart).
(74) Véase Chand. Upanish. 10, 2 o. e. p. 86.
(75) Cf. ZIMMER: Mitos y símbolos..., de la India (o.c.)
en no importa que forma aparentemente limitada. La
existencia de tal tipo de mentalidad, y el carácter "integral" de la
tradición hindú (76) que aparece como la prolongación de la inmanencia
"divina" en el plano de una colectividad humana nos ayuda a comprender
la naturaleza positiva de las formulaciones doctrinales. En otros términos, estas
formulaciones parten de una especie de evidencia “a priori”, del Sí y presupone
que el individuo que hace estas formulaciones puede situarse de forma de alguna
manera natural y legítima desde el punto de vista mismo del Absoluto, es decir que
este individuo ha superado las limitaciones existenciales por las que podía
captarse a sí mismo como distinto del Brahman, como separado de él.
La identidad metafísica o "esencial" (77) entre lo
Absoluto y lo manifestado se afirma aquí desde el punto de vista del mismo
Absoluto. De donde la positividad de los términos y proposiciones que parecen,
a los ojos del metafísico que los utiliza legítimamente (78), despojados de las
limitaciones individualizadoras que no dejarían de parecer implicar en otro
contexto doctrinal. La positividad de las formulaciones relativas al Absoluto no
se justifica, por tanto, más que en una perspectiva que presupone la superación
de las limitaciones formales y su radical transparencia hacia el Absoluto. El
carácter positivo de la expresión doctrinal está además estrechamente ligado al
carácter por así decir “objetivo" de la propia doctrina metafísica. En
este sentido análoga al sistema de Spinoza, la doctrina νedántica tiende a partir
del Absoluto planteado en virtud de una especie de evidencia inmediata y deduce
de ella las diversas consecuencias parece implicar sin tener en cuenta
esencialmente el aspecto que puede revestir el Absoluto desde el punto de vista
de la relatividad cósmica, y en particular del hombre. La objetividad de la
doctrina νedántica está ligada a su "teocentrismo" integral.
Es evidente que la positividad y la objetividad de tal punto
de vista conlleva un grave riesgo, análogo al que es inherente al tipo de
tradición que lo justifica. El nacimiento del budismo debía aportar la prueba.
Una civilización integralmente tradicional como la de la India clásica
(76) Este carácter se encuentra en particular en la
concepción de las cuatro castas.
(77) Frente a la identidad cosmológica o sustancial que constituye
el panteísmo en el sentido riguroso del término.
(78) Podemos suponer que éste era el caso de los
"rishis" o "sabios" a los que se atribuyen los Upanishgds,
y la de un Shankara
Implica una verdadera ritualización de la existencia humana:
toda actividad tiende a ser un rito destinado a poner al individuo como tal o la
comunidad en armonía con el orden del mundo y con el Principio que es su
origen.
El peligro reside obviamente en la ausencia de interioridad
del rito reducido a su apariencia formal, es decir en el ritualismo, así como
la positividad de la expresión doctrinal que ya no se nutre de una experiencia
espiritual viva corre el riesgo de degenerar en un dogmatismo formalista y
abstracto. Tal era aparentemente la situación en el hinduismo en la época del
nacimiento del budismo.
Es en oposición al ritualismo y al dogmatismo abstracto que es
importante situar, como sabemos, el origen de esta última tradición. De hecho,
el budismo aparece en su origen no como una tradición integral, sino como un esoterismo
que intenta redescubrir las verdades profundas detrás de las abstracciones
dogmáticas congeladas (79) y una espiritualidad viva detrás del fariseísmo
ritualista. Es fácil ver la relación entre esta actitud y la lucha de Cristo contra
el fariseísmo judaico.
La predicación budista no tomará la forma de una exposición
doctrinal objetiva impersonal, sino una reacción espiritual del hombre frente a
un hecho empírico y subjetivo: la realidad del sufrimiento.
Su punto de partida aparente es la dolorosa constatación de
un hecho, o más bien del dolor como hecho, y no de la evidencia intelectual de
la infinidad del Si. Sin duda, se trata prácticamente siempre de la misma
verdad fundamental: la "Liberación" del hombre "encadenado"
al ciclo de la "transmigración", por medio del Conocimiento. El budismo
"primitivo", así como el de los representantes budistas de la
perspectiva metafísica es una "gnosis" idéntica a la del Vedanta. Se
trata de superar, mediante la gnosis liberadora la ignorancia que ilusoriamente
nos mantiene encadenados al "vórtice cósmico" o "samsara".
Sin duda esta gnosis conduce, como la gnosis upanishadica o shankariana, a una
identificación rigurosa entre el hombre y el Absoluto. Pero la predicación búdica
(80) no se ocupa
(79) Esta espiritualidad, como la del cristianismo, se
añadirá, por así decirlo desde fuera a la organización política y social del
país donde se implantará .
(80) Cf. las cuatro verdades del Sermón de Benarés apud
Conze O. C. p. 41.
tanto de aportar una doctrina de lo Absoluto como de un
método aparentemente fundado sobre un análisis que se ha podido creer
“racionalista” y ateo, con vistas a hacer cesar el sufrimiento.. Para captar el
significado del budismo es preciso ver no tanto una doctrina metafísica como
espiritual (81).
Mientras que el Vedanta es una doctrina objetiva del
Absoluto, el Budismo aparece esencialmente como un método espiritual para
abolir el sufrimiento. Y si el Absoluto se
ve necesariamente bajo esta luz, ya que no es más que a través de una gnosis
que nos integre en él que las raíces del sufrimiento, es
decir, el deseo y la ignorancia, pueden ser radicalmente extirpadas, este
Absoluto no es contemplado aquí más que en función del hecho empírico del
sufrimiento. El método espiritual tiene por fin conducir a la "extinción"
de éste último, por intermedio de la extinción de la ignorancia y del deseo que
constituyen la base del ego. Nirvana" significa literalmente
"extinción". El punto de partida "empírico" de su método
lleva así al budista a designar el Absoluto de forma "negativa" o
"subjetiva" (82) y ya no "positivo" y objetivo. Este carácter
fundamental del budismo primitivo está además en perfecto acuerdo con el
desprecio de Buda con respecto a las especulaciones teóricas que sólo engendran
vanas disputas. La verdad no debe ser discutida por raciocinios mentales, sino
que se realiza mediante una transformación integral de uno mismo. De ahí el
aspecto aparentemente más ético o iniciático que metafísico que presenta la
doctrina budista.
Sin embargo este aspecto "subjetivo" seguirá siendo
una característica constante de la tradición budista, aunque incluso los
discípulos lejanos de Gautama no resistieron a la tentación de especular sobre
el Absoluto y de escribir tratados de tipo filosófico. Es este aspecto
subjetivo y negativo el que encontraremos en la expresión doctrinal que el
budismo del Gran Vehículo ha dado de la perspectiva metafísica. Por otra parte
se acuerda reconocer que la doctrina más característica del Gran Vehículo, el
"nihilismo" de Nagarjuna, ha sabido encontrar, más allá de las
limitaciones y mutilaciones que
(81) Cf. F. Schuon: Perspectives spirituelles et faits
humains, p. 139 ( Cahiers du Sud).
(82) Es decir, según la subjetividad.
las escuelas del Pequeño Vehículo (83) había sometido al
budismo primitivo , las profundas enseñanzas de este último, que nos parecen
coincidir con las del Vedanta y la perspectiva metafísica.
Al distinguir los respectivos puntos de partida del Vedanta y
el budismo, hay que tener cuidado con una grave confusión. Si el budismo se
basa en un hecho de alguna manera "empírico" en contraposición al del
Vedanta, que se basa en una intuición intelectual del Absoluto, este hecho
empírico no es en absoluto comparable al punto de partida de la ontología
tomista, por ejemplo. Cuando el tomismo lleva al Absoluto creativo y personal a
partir de las realidades empíricas, de las sustancias finitas planteadas como
existentes, su trayectoria es exactamente la opuesta a la del Vedanta, que
parte del Absoluto para mostrar su omnipresencia infinita. La ontología
tomista, heredera de la de Aristóteles, está como encerrada a priori en la
sustancialidad de la finitud cósmica: tampoco puede alcanzar el infinito en su
infinidad real: se detiene en el Ser sin llegar hasta el Uno. El budismo, como
el Vedanta, llega al Uno, o más profundamente llega en efecto como él a la
dimensión de interioridad infinita del Uno, es decir al Sí. El empirismo del
budismo, como el del vedanta, llega al Uno, o más profundamente, como él, a la
dimensión de la interioridad infinita del Uno, es decir, al Sí. El empirismo de
su punto de partida no tiene, por tanto, ninguna significación objetiva y ontológica
como la de las pruebas tomistas de la existencia de Dios. Este
"empirismo" consiste más bien en la conciencia de la
"impermanencia de todos los agregados", es decir, "la no
sustancialidad de las realidades cósmicas, ya se trate de la realidad de los
"cuerpos" como de la realidad "psíquica" del ego. La evidencia
empíricas fundamental del budismo es, en este sentido, complementaria a la evidencia
intelectual del Vedanta, más que opuesta a ella. La impermenencia de los
agregados es, por así decirlo, el reverso de la Infinidad del Ser. Y hemos
visto que el propio Vedanta vio en el aspecto destructivo de la multiplicidad
espacio-temporal un vehículo que permite superar la falsa plenitud ontológica
de "nombres y formas" que son "superpuestas" por la
Ignorancia de la infinita plenitud del Atman.
(83) Recordamos que las doctrinas del Gran Vehículo se
extendieron por el Tíbet, China y Japón, mientras que los del Pequeño Vehículo
se limitaron a Siam, Birmania y Camboya, mientras que después de la reforma de
Shankara, el budismo fue expulsado de la India, su tierra natal.
Además, es digno de mención notable que en el cuadro
propiamente 'Espiritual' del método vedántico, la negatividad de las formas
desempeña un papel privilegiado en relación con su positividad. Hemos visto que
es preciso para realizar la Infinidad del Ser, discrimina el Sí del no-Sí,
tomando conciencia de la irrealidad de todo lo que no es él, en el curso de una
especie de dialéctica "ascendente". El carácter doloroso, la negatividad
y la impermanencia de las "formas" cósmicas son los soportes
simbólicos más adecuados para la espiritualidad shankariana y shivaíta del Vedanta
no dualista (84). Pero en el Vedanta esta negatividad no es sólo más que metodológica,
no es más que un medio al servicio de la concentración del mental sobre la positividad infinita del Atman: ella permite,
por decirlo así, verificar y
experimentar en el plano del método espiritual la positividad de esta realidad
infinita que constituye el punto de partida de la doctrina metafísica como tal.
El budismo, por el contrario, permanece esencialmente "subjetivo"
y "metódico", no "objetivo" y "doctrinal", aunque
reviste el aspecto "objetivo" de una doctrina concerniente a la
realidad y el mundo, etc. Y esto es lo que explica la formulación típicamente
budista de la perspectiva metafísica.
El Absoluto no se designa aquí más que en términos negativos:
Nirvana (extinción), Vacuidad (Shunyata), y las proposiciones concernientes al
Absoluto presentan también una estructura esencialmente negativa. El
apofatismo, que en el Vedanta no era más que un momento "subjetivo",
en la dialéctica ascendiente se convierte aquí en el modo de expresión
fundamental y, en cierto modo, definitivo. El Absoluto se designa sólo en función
de su "realización" a partir del sufrimiento y la impermanencia del
mundo empírico. . El peligro que el budismo pretendía conjurar consiste en la
tentación de olvidar la negatividad fundamental de todas las determinaciones,
la impermanencia radical de todo lo que es "objeto". De ahí que su
actitud polémica hacia la positividad de las afirmaciones vedantistas".
Discurrir sobre Brahman como el origen del mundo equivale
aquí a desviarse de la impermanencia del "samsara", bajo la excusa de
situarse en el punto de vista del Absoluto. El empleo de
(84) Cf. Shankara: El más bello emblema ο. c. par. 39, p.
10 : “Mi corazón está asolado por los sufrimientos del mundo, como la selva por
las llamas del incendio”
términos positivos para designar este último o su
equivalente aparece a los ojos del budista como el testimonio de un apego al
mundo más o menos disimulado, es decir, de la Ignorancia de la que es importante
liberarse. Cuando la "metafísica" budista ataca el 'positivismo'
metafísico del Vedanta, ve, en suma, en el carácter positivo de los enunciados
metafísicos como una sutil extensión de La ignorancia. De hecho, prefiere
atacar la "positividad" de las afirmaciones relativas al aspecto de
la interioridad infinita y de la subjetividad del Absoluto, que está connotado
por la noción de Atman, de Sí. Pretende mostrar una y otra vez que todo está
despojado del "si", entendiendo por eso que no hay una verdadera permanencia
en el orden de lo que constituye el objeto de una afirmación.
Es importante comprender bien, además, que el metafísico
budista criticando la positividad de las formulaciones vedánticas no trata de
negar el Si tal y como lo enfoca de hecho la metafísica vedántica, es decir,
como el Absoluto concebido en su en su infinidad radical. Simplemente niega que
el Sí del que sea realmente el Absoluto en cuestión. El Sí positivamente afirmado
ya no es a sus ojos el Absoluto, sigue siendo una realidad relativamente
condicionada, es decir, un producto de la Ignorancia fundamental. Afirmar su identidad
con el Absoluto en términos positivos parece ser una ilusión una ilusión
análoga a la que impulsa al hombre a afirmar la sustancialidad de su yo; pues
en ambos casos hay afirmación, y la afirmación se plantea en este contexto como
no pudiendo enfocar más que lo condicionado. La afirmación "Tú eres
eso" no vuelve tanto a sus ojos a plantear el carácter ilusorio del yo
identificado con el Sí como a proyectar sutilmente en el Sí, cuya positividad
se afirma así, la falsa plenitud de las realidades impermanentes cuyo carácter
condicionado ha sido precisamente olvidado.
Esta crítica, esta negación crítica, tiene por tanto una
innegable virtud purificadora, de la que más de un vedantino ha tomado
consciencia. Uno de los últimos sabios de la India contemporánea, Ramana
Maharshi también advirtió a sus discípulos contra los peligros de una fórmula
como "Yo soy Brahma" (85), a la que prefería la pregunta "¿Quién
soy yo?". Esta preferencia por parte de un vedantino arroja luz sobre las condiciones
contemporáneas de una espiritualidad
(85) Cf. J: Ηerbert: Eludes on Ramana Maharshi o.c. p. 93.
de este tipo, y nos ayuda a comprender que es preciso tener el
ojo del corazón" (86) singularmente "puro" para manipular fórmulas afirmativas de este tipo sin
hipocresía. Pero el defecto de una formulación no reaparece necesariamente sobre
la verdad formulada, sobre todo cuando esta pertenece al orden "marcado"
de lo informulable. Las palabras y las fórmulas son aquí símbolos que pueden
ser captados tanto en su transparencia como en su opacidad. La divergencia entre
el budismo y el vedanta proviene de la luz exclusiva de uno de estos dos
aspectos. El budismo, sensible al aspecto "cosmológico" de cualquier
afirmación, tiende a plantear el Absoluto como Vacío, o más exactamente como
absolutamente vaciado de las limitaciones que subyacen a la carácter ilusorio e
impermanente de toda la realidad cósmica.
No ha captado tras la exterioridad de la formulación
"positiva" su significado más esencial. En otras palabras, convirtió
en un "sistema" o un "dogma" lo que sólo era un vehículo
simbólico.
Pero por una especie de retorno justo, la formulación
budista sufrió el mismo destino a manos de los vedantinos y de Shankara en
particular, que hizo críticas mordaces al "nihilismo" budista (87).
Su argumento consiste esencialmente en mostrar que si toda la realidad empírica
es absolutamente vacía, es decir, carente de realidad, la "realidad"
que se descubre al final de esta negación radical también es probable que esté
vacío, o en otras palabras, si el "Samsara" está vacío de toda
realidad, el "Nirvana" no puede más que estar vacío también, es decir
idéntico a la Nada, y no a la plenitud infinita del Absoluto. Y no tiene
ninguna dificultad en mostrar que toda negación debe basarse en la afirmación
de una realidad absolutamente positiva. Shankara comete, en su argumento
antibudista un error similar al cometido por suque sus oponentes hacen con
respecto al Vedanta, hipostasiando, por así decirlo, el concepto de "Vacuidad",
como los budistas los budistas habían acabado con el concepto de Atman. Lo
capta en su exterioridad formal, denunciando además precisamente los peligros
que una formulación esencialmente negativa constituye para los que no pudieron
ir más allá.
(86) Para retomar la imagen utilizada por el sufismo para
designar la intuición intelectual en tanto que actitud a la vez "teórica"
y "existencial"
(87) Cf. Comentario
al V. Sutras o. c. Volumen I. Cap. II, 2; 18 a 32,
da significación masiva y literal. La perspectiva
shankariana que está enfocada sobre la plenitud positiva del Sí tiende a ver en
el Sí infinito toda realidad en general. Se comprende entonces que cuando el
budista busca vaciar de "realidad" todo "agregado" parece a
los ojos de Shankara vaciar los agregados del Sí o de Brahman incluso que a sus
ojos constituye toda su realidad, o, en otros términos, negar la realidad de
Brahman en tanto que absoluto al mismo tiempo que la del "samsara", del
"torbellino cósmico". La negación budista que le parece suprimir la
realidad misma que esta negación busca implícitamente sugerir. Descubre el
carácter disolvente y "negativo" de estas formulaciones, de donde el
aspecto de herejía que el budismo en tanto que doctrina (88) ha revestido más o
menos siempre a los ojos del hindú en general, que Shankara ha intentado
precisamente restaurar la tradición espiritual amenazada.
Sin embargo es curioso constatar que el representante budista
sin duda más eminente de la perspectiva metafísica, el nihilista "Nagarjuna"
ha suministrado, en el cuadro de su argumentación esencialmente negativa una de
las formulaciones más notables y más sutiles concernientes al Absoluto según la
metafísica integral. Esta formulación consiste en usar simultáneamente los dos
métodos más adaptados a una mentalidad típicamente "filosófica", es
decir enfocada en la argumentación conceptual: se trata del método negativo o
apofático por una parte, y del método "antinómico" por la otra.
Nagarjuna procede de unan forma sistemática a la síntesis de estos dos métodos
terminando en lo que proponemos llamar "apofatismo antinómico", es
decir a la negación simultánea de proposiciones contradictorias. Este método es
por otra parte conforme a uno de los preceptos fundamentales del budismo
primitivo y de su "vía del medio", que busca mantenerse a igual
distancia de posiciones extremas (afirmación y negación, aniquilación y
eternalismo) (89). Nagarjuna y su escuela han sistematizado este método con
mucho vigor y brillantez (90).
(88) Por el contrario de la "persona" de Buda
mismo, que es a menudo venerada en la India.
(89) Cf. Coomaraswamy: Textos elegidos(La Pensée du
Bouddha) Ed Corréa p. 144 sg.
(90)Cf. Walleser: Die
Mittlere Lehre des Nagarjuna (o.c.), traducción de un comentario tibetano a
las "karikas ", es decir a los comentarios de Nagarjuna (Heidelberg
1911). Cf. Igualmente la traducción francesa parcial de otro comentario de los
mismos aforismos por Candratakirti en: De
Jong. Cinco capítulos de la Prasannapad (Geuthner 1949)
Asi en uno de los textos más importantes de la escuela "Nihilista"
de Nagarjuna, la "Prasannapada", el apofatismo antinómico se aplica
tanto a la designación del Absoluto como a la de las realidades "condicionadas".
Hablando de la "realidad", este texto nos dice (91) que ella es sin "unidad
y sin "diferenciación, sin aniquilación y sin eternidad". Incluso del
sabio que alcanza la perfección nos dice (92) que no "es idéntico a los
agregados, no es otro que los agregados”. En lo que concierne a los procesos "cosmológicos"
(93) "Producción y desaparición no pueden ser diferentes". En fin en
lo que concierne al "ego" no hay ni yo ni no yo” (94) La negación
simultanea de las contradicciones tiene la ventaja de evitar el escollo
aparente constituida por la negación unilateral de lo condicionado y la
afirmación unilateral de lo incondicionado. Este tipo de formulación doctrinal
que se encuentra por otra parte el equivalente en el vedanta no-dualista –cuando
nos dice por ejemplo que Maya no es ni
diferente de Brahman ni idéntica a él- (95) nos parece ser lo más apto para
sugerir el carácter supra-racional de la intuición intelectual presupuesta por
la perspectiva metafísica. Esta intuición supera el principio de la no
contradicción en tanto que ella nos permite captar simultáneamente la
transcendencia radical (se trata entonces de la negación que significa
indirectamente la no-identidad entre lo condicionado y lo incondicionado, la
negación directa de esta diferencia no permite preservar la afirmación
aparentemente contradictoria) y la
inmanencia radical de lo absoluto (se trata entonces de la negación que
significa indirectamente la no-diferencia entre lo Absoluto y lo manifestado,
la negación directa de la diferencia no
permite preservar la afirmación
aparentemente contradictoria). La ambigüedad de este tipo de formulación
dialéctica es sin duda el instrumento más riguroso o más bien el menos
inadecuado posible de la intuición fundamental que se encuentra en la raíz de
la perspectiva metafísica
(91) 0. c. cap. 18,
p. 33.
(92) 0. e. ch., 22, p. 73.
(93) 0. c. cap. 21, p. 63.
(94) 0. e. cap. 18, p. 15.
(95) Cf. Lacombe: El Absoluto según el Vedanta, p. 82
(teoría de la expresión indirecta).
La negación sutil utilizada por la dialéctica del apofatismo
antinómico a prueba de riesgos de la negación masiva que Shankara asignaba
sobre todo ver en esta doctrina budista.
Es obvio, además, que esta formulación misma está llena de peligros desde el
punto de vista de la lógica ordinaria de la razón, que corre el riesgo de ver
un relativismo escéptico en una doctrina que, de hecho, tiene como objetivo una
conocimiento integral del Absoluto (96). Nicolás de Cusa recobra los principios
de esta dialéctica cuando afirmó que "la negación de los opuestos es
infinitamente más simple que su síntesis". Toda formulación de la perspectiva
metafísica incluye más o menos implícitamente una dialéctica similar. "La
originalidad del 'nihilismo' de Nagarjuna es que lo utilizó de forma
sistemática y rigurosa, al igual que la originalidad del Vedânta no dualista radica en su énfasis en el
aspecto de la "subjetividad" y la interioridad radical que comporta
necesariamente el Absoluto (98).
(96) Quizás el escepticismo de Pirrón (cf. Conze o.c. p.
139) y ciertamente el de Montaigne son ciertamente la de Montaigne son una
forma degradada de este "relativismo" metafísico.
"(97) Obras
seleccionadas o. c. p. 139.
(97) Obras
seleccionadas o. c. (Trad. de Gandillac), p. 159.
(98) Uno de los rasgos que confirman la identidad de la
esencia -- más allá de las formulaciones divergentes - entre el budismo del
Gran Vehículo y el Vedanta, es la riqueza iconográfica del Mahayana donde la impasible
compasión del Boddhisattva que parece irradiar hasta los últimos confines de la
manifestación universal, recuerda al Shiva danzante del hinduismo o los
"Ica Cristos cósmicos" de la iconografía románica (Vézelay,
Autun,Moiésac).
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