lunes, 8 de diciembre de 2025

Reflexiones sobre el pecado original. Paul Evdokimov

 

EL CONOCIMIENTO DE DIOS EN LA TRADICIÓN ORIENTAL

PAUL EVDOKÍMOV

Ediciones Paulinas

 

(Reflexiones sobre el pecado original)

El Occidente reflexiona sobre todo sobre la gracia y la libertad, sobre el pecado original y la predestinación. Así la teología y sobre todo la antropología de san Agustín, más tarde la soteriología de san Anselmo, la gnoseología de santo Tomás, son muy diferentes de la teología de san Atanasio, de los grandes Capadocios, de san Máximo, de san Juan Damasceno, de san Gregorio Palamas.

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Los Padres definen el tipo humano partiendo de la imago Dei del Arquetipo divino; con este elemen­to divino de la naturaleza humana estructuran la esencia del hombre. Así la antropología alcanza el nivel de una teología del hombre. Esta, en su ampli­tud, se remonta hasta el estado anterior al pecado original.

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Pero desde que abandona las cimas del misterio, la razón lanza la red deformadora de su «luz natu­ral». Ya el prefijo «pre» en la presciencia y pre­destinación aprisiona la Sabiduría de Dios en las categorías del tiempo y reduce la Encarnación a so­lo la soteriología, a un medio de salvamento.

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Las grandes síntesis de Máximo el Confesor prolongan la línea indicada por Ireneo y Atanasio: «Dios creó el mundo para hacerse hombre en él y para que el hombre se hiciera en él dios por la gracia y partici­para de las condiciones de la existencia divina... En su Consejo, Dios decide unirse con el ser humano para deificarlo», lo que no tiene medida común con el perdón y la salvación solamente. Por encima de la curva posible de la caída, Dios esculpió el rostro humano mirando en su Sabiduría a la humani­dad eterna de Cristo (Col 1,15; 1 Cor 15,47; Jn 3,11).

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A la caída responden la expiación y el juicio, a la Encarnación la deificación y el reino. Lo que hace ver en la Iglesia el organismo de la salvación, los medios de santificación, pero también, y ya la salvación misma, la presencia del reino. La recapi­tulación en Cristo del cielo y de la tierra es univer­sal y no excluye a nadie; sin embargo, su término realizado es un misterio trascendente del Padre y no permite prejuzgar: a lo más, una esperanza abierta...

 

martes, 4 de noviembre de 2025

¿Quién gobierna en ti? (Aïon Célestial)

« ¿Quién gobierna en ti? : 

¡Una explicación de la crisis política mundial! »

por Aïon Célestial


El Alumno: Maestro, ¿por qué los gobiernos del mundo parecen cada vez más corruptos, incoherentes, desconectados de los pueblos? 
A veces siento que ninguna nación está realmente guiada por la sabiduría.

El Maestro: Porque los gobiernos no son más que el reflejo ampliado de la psique colectiva. Lo que llamas corrupción externa no es más que la proyección de la confusión interior de los humanos. 
Mientras la mayoría no aprenda a gobernarse a sí misma, el mundo seguirá siendo gobernado por fuerzas caóticas.

El Alumno: Pero sin embargo existen individuos conscientes, despiertos, sinceros… 
¿Por qué su luz no es suficiente para cambiar el conjunto?

El Maestro: Porque la luz dispersa no gobierna, ilumina. Pero para gobernar, se necesita una cohesión interior. 
Mira dentro de ti: mientras tu mente, tu emoción y tu instinto no se escuchen, 
tú mismo eres un gobierno desunido. La humanidad es a esta imagen. 
Exige líderes equilibrados sin serlo ella misma.

El Alumno: ¿Quieres decir que la política mundial no es más que un teatro interior proyectado a gran escala?

El Maestro: Exactamente. Lo que llamas el mundo exterior es una puesta en escena del nivel de Conciencia colectivo. 
Cuando los humanos son gobernados por el miedo, eligen líderes que saben manipular el miedo. 
Cuando están maduros para la responsabilidad, generan gobiernos de servicio y claridad.

El Alumno: ¿Entonces merecemos a nuestros líderes?

El Maestro: No en el sentido moral, sino en el sentido vibratorio. Cada sociedad atrae la estructura política correspondiente a su grado de madurez interior. 
Los pueblos sometidos a sus pulsiones serán gobernados por la pulsión; 
Los que conocen la libertad interior conocerán gobiernos libres.

El Alumno: Pero ¿por qué los propios líderes parecen perderse en el orgullo y la dominación?

El Maestro: Porque el poder, cuando no está santificado por la conciencia, 
se pervierte. 
El poder es una energía neutra; 
revela el estado de quien lo posee. 
En el sabio, se convierte en servicio. 
En el ego, se convierte en posesión. Lo que ves en la política no es más que la desnudez de la psicología humana no integrada.

El Alumno: ¿Es entonces imposible que un gobierno sea justo?

El Maestro: No. Pero para que lo sea, debe nacer de una Conciencia colectiva unificada. No es cambiando las instituciones que se cambia la gobernanza, 
sino transformando la Conciencia que las alimenta.
Creer que una ley puede corregir el miedo es como creer que un vendaje cura un alma.

El Alumno: Entonces, ¿cuál sería el papel de un verdadero gobernante?

El Maestro: Ser un espejo claro del pueblo, no su amo. 
El verdadero dirigente no dirige: 
orienta las fuerzas hacia su armonía natural. 
No habla al miedo, sino a la dignidad. 
No promete nada: 
despierta la responsabilidad.

El Alumno: Describes un ideal casi utópico.

El Maestro: No, una necesidad. 
La crisis política no es un accidente, es una iniciación. 
Obliga a cada ser a reconocer que debe convertirse en rey en su reino interior. 
Mientras busques salvadores externos, 
abdiques tu propia soberanía.

El Alumno: ¿Qué quieres decir con
 “rey interior”?

El Maestro: Ser rey es hacer reinar el orden entre tus propias fuerzas. 
Tus pensamientos son tu parlamento; 
tus emociones, tu pueblo; 
tu alma, la constitución; 
tu espíritu, la corona. 
Cuando tu espíritu gobierna con sabiduría y no por miedo, 
tu reino interior se vuelve estable, 
y el mundo se alinea suavemente con esa estabilidad.

El Alumno: ¿Entonces cada ser humano participa en la política del mundo, incluso sin votar?

El Maestro: Cada pensamiento, cada emoción, cada acto añade una onda en el campo colectivo. ¿Crees que el universo ignora tu estado interior? 
¡No, lo refleja!

miércoles, 24 de septiembre de 2025

domingo, 27 de abril de 2025

El centro (K.G. Dürckheim)

 Camino de la vida

Karlfried Graf Dürckheim

José J. de Olañeta Editor 1999 Palma


El centro de la persona no es ni lo que encarna el “Hara” ni lo que representa el espacio superior, sino el corazón. Sin embargo, el corazón así entendido no es aquel por medio del cual el hombre está unido al mundo sentimentalmente, en bien y en mal, sino el que nace, en cuanto yo, lo ha abandonado todo, Cuando se ha aniquilado en la tierra y florecido con las fuerzas del cielo, ha encontrado finalmente el camino que conduce al punto que, dentro de si mismo, lo une. Es el “gran corazón”, en el que, no por casualidad, la devoción al corazón de Jesúa ha situado en le centro, es decir en la zona del plexo solar. Al decir que el centro del hombre es el corazón, nos referimos a ese corazón.

P. 75

Mientras el vientre es el Centro-Tierra, el centro vital, y la cabeza es el Centro-Cielo, el centro espiritual, el corazón, es el centro del hombre.

P.76

lunes, 21 de abril de 2025

Sentido de la misión de la Ortodoxia Oriental (Boris Mourevieff)

GNOSIS

 Cristianismo Esotérico

TOMO III 

Boris Mourevieff

CS Ediciones

Callao 737 (1 023) BUENOS AIRES - ARGENTINA


Capítulo VII

Sentido de la misión de la Ortodoxia Oriental 

Pp 88-91


En principio consideraremos algunas características de la 

Organización de la Iglesia de Oriente. Mientras que la Iglesia

 romana se funda sobre el principio de la unidad eclesiástica

 y está sometida a un régimen aristocrático y monárquico

 bajo la suprema autoridad del Soberano Pontífice, la Iglesia 

ortodoxa tiene por base el principio democrático de la unión. 

Esta es una unión federativa de Iglesias autocéfalas, es decir,

 administrativamente autónomas, y reflejan, guardando toda 

proporción, la autocefalía de las Iglesias primitivas.


Normalmente, cada Iglesia autocéfala es nacional en el sentido

 que su juridicción se extiende a todas las diócesis comprendidas

 en los límites del Estado sobre el territorio en el cual ejerce su

 autoridad eclesiástica. Allí está, de alguna manera, el aspecto 

temporal que asegura la comodidad de las relaciones entre la

 Iglesia y el Estado. La creación de nuevas Iglesias autocéfalas

 es por consecuencia siempre posible; por otra parte, es lo que

ha pasado en Polonia después de la primera guerra mundial, 

paralelamente a la reconstrucción del Estado polaco. Y como

 en la ortodoxia no existe una lengua litúrgica única, 

contrariamente al caso del latín en la Iglesia católica, y que los 

oficios son celebrados en las lenguas vivientes, el factor

 lingüístico se coloca al margen del factor territorial en las 

características de  las Iglesias autocéfalas. De todas formas, 

el último factor prima  sobre el otro; es así que hay tres

 Iglesias ortodoxas autocéfalas: la de Constantinopla, la

de Grecia y la de Chipre, que utilizan la misma lengua. 

Las Iglesias autocéfalas se reconocen mutuamente como tales, 

Cada una frente al conjunto y el conjunto frente a cada una. Sin

 embargo, desde el punto de vista canónico, la Ortodoxia es una

 e indivisible. Esta unidad está asegurada por un principio mayor 

en virtud del cual la Iglesia ortodoxa, contrariamente a la Iglesia 

romana, no admite una evolución dogmática.Desde este punto

 de vista, se atiene a las decisiones de los siete Concilios 

ecuménicos y no reconoce a los otros siete que han sido 

convocados por Roma.


El sentido profundo de esta posición está contenido en el

 principio, tácitamente admitido por toda la Ortodoxia, según el

 cual la plegaria, y de una manera general el trabajo espiritual, 

así como todos los esfuerzos que tienen por objeto la Redención,

 tiene primacía sobre los problemas de disciplina, lo que, 

prácticamente, excluye la necesidad misma de una innovación 

dogmática; y ello. a su turno, se explica por el hecho de

 importancia primordial  -pero que a menudo pasa desapercibido

- de que en los ortodoxos, como en los musulmanes, la plegaria

 es esencialmente una necesidad y no un deber.


Así se explica el comportamiento actual de la Iglesia de oriente. 

Al contrario que en el caso de la de Occidente, la Iglesia 

Ortodoxa  no se mezcla con la vida exterior. Víctima de los 

abusos del  Estado desde la época de Constantino el Grande, 

los ha aceptado como pruebas, considerando que sería 

rebajarse al entrar en lucha contra lo temporal en el plano 

temporal.  Ateniéndose rigurosamente al plano espiritual, 

siempre ha salido victoriosa de las persecuciones y de los 

ataques más duros, sin  jamás haber abandonado nada de su 

pureza.


Tal actitud le ha sido posible porque, en principio, la Iglesia 

Ortodoxa tiene muy pocos lazos con la vida temporal de la

 sociedad humana. En este punto, ofrece un real contraste con

 la Iglesia romana. En primer lugar es pobre: no goza de ningún 

poder financiero, no tiene órganos de prensa, no se ocupa de 

la enseñanza propiamente dicha y no regentea ni colegios ni

universidades "ortodoxas". No se encuentran ni partidos 

políticos ni sindicatos "ortodoxos". Sólo en rarísimos casos los

 prelados ortodoxos asumen cargos públicos y nunca han 

aceptado militares. Las Iglesias autocéfalas, ni individualmente

 ni en su conjunto, mantienen representantes diplomáticos

cerca de los Estados, y jamás han sustentado órdenes de 

caballería religiosa, tales como los Templarios, los Teutónicos, 

los Porta-Espadas, etc. La Iglesia ortodoxa jamás ha incluido en 

su seno órdenes monásticas como las que se encuentran entre 

los católicos: Benedictinos, Jesuitas, Dominicanos,Franciscanos

 y otros. Cada monasterio ortodoxo es dirigido por un

Heugoumerzo (superior), surgido él mismo de la Iglesia 

autocéfala en cuya jurisdicción está situada la comunidad, y el 

mismo principio se aplica a los fieles: un ortodoxo cae 

automáticamente bajo la jurisdicción de la Iglesia autocéfala en

 cuyo territorio se encuentra. Es así que se expresa la unión

cspiritual de las Iglesias administrativamente autocéfalas.


En segundo lugar, la Iglesia ortodoxa jamás ha conocido la 

Inquisición, que instituida por Santo Domingo, enciende las 

hogueras en Europa durante seis siglos y origina "cruzadas" 

de cristianos contra cristianos. Tampoco ha conocido, y menos

 adoptado, la tesis católica del Mérito, con las Indulgencias 

vencidas o acordadas.


La Iglesia ortodoxa no hace proselitismo ni envía misiones más 

Que cuando se lo piden. Esta actitud puede tener sus partidarios 

y sus adversarios, pero es, en todo caso, un hecho histórico.

 Al Occidente le corresponde el mérito de haber difundido la 

Palabra del Cristo en el mundo desconocido en los tiempos de 

los apóstoles. Al Oriente le corresponde el mérito de haber 

conservado en su seno la Gnosis revelada por Nuestro Señor.


Escolios (Nicolás Gómez Dávila)

 

Escolios

Nicolas Gómez Dávila



Todo es trivial si el universo no está comprometido en una aventura metafísica.


— Si no heredamos una tradición espiritual que la interprete, la experiencia de la vida nada enseña.


— Nunca es demasiado tarde para nada verdaderamente importante.


— Hay que vivir para el instante y para la eternidad.

 No para la deslealtad del tiempo.


— Las experiencias espiritualmente más hondas no provienen de meditaciones intelectuales profundas, sino de la visión privilegiada de algo concreto.


— Quien no vuelva la espalda al mundo actual se deshonra.


— Pensar como nuestros contemporáneos es la receta de la prosperidad y de la estupidez.


— Hacer lo que debemos hacer es el contenido de la Tradición.


— El día se compone de sus momentos de silencio.
 Lo demás es tiempo perdido.