sábado, 20 de octubre de 2018

LAS MODALIDADES DE REALIZACION ESPIRITUAL EN LA VISIÓN DE LOS PADRES VIGILANTES ( Nikos Vardhikas)


XII

LAS MODALIDADES DE REALIZACION ESPIRITUAL EN LA VISIÓN DE LOS PADRES
VIGILANTES


(Nikos Vardhikas, Le Graal Roman, cap XII)


Los Padres distinguen tres etapas en el camino hacia la deificación de los bautizados: purificación (es decir, liberación de los pensamientos vagabundos y las pasiones y prácticas de las virtudes) o práctica, iluminación o teoría y glorificación o perfección o deificación o teología. Estos pasos se corresponden, a grandes rasgos, a los evangelios de Mateo, Lucas y Juan.

Veremos este esquema más detalle, sin ser exhaustivo ni operativos: la oración del corazón, por ejemplo, que marca el todo el proceso y cuya adquisición permanente marca el fin, no no será abordado. Insistiremos más  particularmente sobre dos ideas, la de entrar en el Paraíso y la de las edades sucesivas en Cristo, para describir las dos primeras, estando bien entendido que no se trata por eso  de una presentación exhaustivo.

LA ENTRADA EN EL PARAÍSO

Debemoscomenzar con aclarar la noción de Paraíso en la visión de los Padres Neptícos, porque el Reino es interior; tomaremos a Niketas Stêthatos como guía y testimonio, en su opúsculo Du Paradis, publicado en Opuscules et lettres , Sources Chrétiennes 1°81, París (Cerf) 1981. El El Paraíso se entiende, en la teología corriente (1), como la estancia

1 René Guénon, en "Cristianismo e Iniciación" sólo habla de esta acepción corriente

De todos los salvados, hasta el Juicio Final. En el Corán, el Jardín es una retribución de todos los salvados, también, pero se tiene la impresión que se promete para después del Juicio
Sin embargo, en la teología oriental, es la estadía solamente de los Justos (1) y llegados a la perfección. R. Guénon es de la misma opinión sobre esto que los Padres cuando dice: la muerte corporal, en sí misma, no puede cambiar nada del nivel espiritual donde se encuentra  en el momento en que sobreviene (2). De la misma manera,el monje Teófanes , autor de una Escala de Gracias Divinas, dijo: El que no se apresura a poseer la vida desde aquí abajo se ilusiona, para vana esperanza de su alma, si cree que puede obtenerla allí. Es posible y necesario para que el hombre penetre en el paraíso inteligible (y no terrestre) que es el reino del Cristo que está en el hombre, desde esta vida. Es incluso la única manera de poder elevarse más alto que el mundo sensible.

[La misión de Cristo no nos libera - a través de los sacramentos – más que de la necesidad previa de ganar el Paraíso Terrenal]. Pero hay una gran necesidad en nosotros del Paraíso inteligible e invisible,....la necesidad de conocer exactamente su naturaleza que es, su emplazamiento, y las plantas divinas que Dios ha plantado allí y de las cuales nosotros debemos probar la fruta a su debido tiempo; es en este Paraíso hemos sido establecido para trabajarlo  y guardarlo (3).

La razón por la que tenemos que pasar por este Paraíso en vida es el hecho de que la  sucesión sólo se da a los purificados; y éstos se encuentran en la morada de los Justos. En la perspectiva simbólica cristiana se añade un elemento, del mismo alcance: es en el Paraíso, fuera del alcance profano, donde se encuentra dos árboles que no son más que uno: el de la Vida (eterna) y el del Conocimiento (discernimiento). Así, el Paraíso es muy claramente el lugar donde conocer es ser, es decir, el lugar de realización espiritual. Esta realización de ser por

1 Dhikaioi en griego, Siddikun en árabe, tsadikkim en hebreo.
2 Salvación y liberación, en Iniciación y espiritualidad y Réalisatiοn, p. 78
3 Stêthatos, op. cit. p. 159

el conocimiento es completamente ajeno a las concepciones occidentales modernas, que se oponen artificialmente el conocer y ser, como si estos no fueran los dos lados inseparables de una misma realidad. No puede haber metafísica verdadera para cualquiera que no comprenda que el ser se realiza a través del conocimiento (R. Guénon, Los estados del ser múltiples, p. 89). La metafísica afirma que la identidad radical del conocimiento y del ser (R. Guénon, Introducción General, Parte 2, cap. 10).
En la vida ordinaria, que refleja lo celestial, estos dos árboles pueden ser considerado como Dios (Vida) y el Intelecto del hombre (Conocimiento), mientras que  en el Paraíso inteligible, son el Espíritu Santo despertado en los fieles (Vida) y la Conciencia de su propia doble naturaleza (Conocimiento del bien y el mal). Por lo tanto, es necesario, ya en vida, entrar en este Paraíso –¡es por otra parte  la única manera de que podamos estar allí después de la muerte! Pero el objetivo final de esta estancia es salir del Paraíso, y la entrada en el Reino de Dios, o la salida de toda creación, visible e invisible o aun el comienzo de la Tiniebla de la teología. Esta suerte última, una vez ganada la entrada en el Paraíso, puede continuar después de la muerte; pero es negada a los que no han entrado.

Stêthatos remarca que, si hay varias moradas en el Paraíso, y si varios caminos conducen a él, no hay sin embargo más que una sola entrada, en Occidete, y una sola salida, en Oriente ( es decir, una entrada por el lado de la vida, y una salida por el lado del Cielo). La puerta principal es la misma para el hesicasmo  como para el tasawwuf: pobreza (en espíritu, o faqr). La puerta de salida de esta recinto de purificaciones, es, para Stêthatos, el amor perfecto.

Por lo tanto, se retendrá de estos desarrollos que el Paraíso es el lugar de la Visión donde sólo los perfectos pueden saborear sin miedo a la fruta del Árbol del Conocimiento sin caer en dualidad. El conocimiento de las cosas divinas y humanas,       con la iluminación del Espíritu Santo es por lo tanto equivalente a examinar con exactitud los elementos del Paraíso.

Ahora debemos ver por qué está reservado, al punto donde, antaño, fue prohibido y perdido. Por lo tanto, debemos considerar más de cerca cual es el método que da acceso a él, pero también que se practica en su recinto. Todo el mundo ha oído hablar de la oración del corazón. Sin embargo, si de hecho la primera virtud es el recuerdo de Dios (mneme Théοu), esta práctica es imposible sin la práctica de las virtudes, lo que da acceso y perfecciona la estancia en el Paraíso. Para el resto de esta presentación, seguiremos a San Gregorio el Sinaíta (1), hesicasta del siglo XIV y a San Máximo el Confesor, del VII (2).

LAS EDADES SUCESIVAS EN CRISTO

La idea de adquirir edades sucesivas en Cristo (methêlikiôseis en Khristôi) debe ser entendida fuera de toda imitación natural, porque no tiene nada de natural, si por este término entendemos una laxitud espiritual que no requiere ni  gracia ( iniciación o energía) o esfuerzo de despojo.

Tiene la ventaja de permitirnos volver, pero desde un punto de vista completamente diferente, a las Fiestas que examinadas a propósito de los Pequeños Misterios. Esta vez, todas las fiestas de la economía salvífica se tienen en cuenta y no como fiestas en las que participan el fiel, sino  como edades espirituales que debe adquirir, según la vía Crística. Según San Gregorio el Sinaíta, las edades son ocho, que él explica así.

CRISTO                                              FIEL
1) Anunciación                                 Bautismo, o iniciación virtual
2) Natividad                                      Despertar de la influencia espiritual
3) Epifanía                                        Aroma purificante
4) Transfiguración                            Comprensión de los misterios
5) Crucifixión                                    Muerte al mundo
6) Entierro                                        Amor divino en el corazón
7) Resurrección                                Nueva vida del alma
8) Ascensión                                    Rapto hacia Dios

1 Capítulos diversos en acróstico. El acróstico da: Varios discursos sobre los mandamientos, dogmas, amenazas y recomendaciones, así como sobre pensamientos y pasiones y virtudes, así como sobre la serenidad y la oración. Hay 137 capítulos (párrafos) de este obra.
2 Primera Centuria sobre la Teología y la Economía

Es obvio que los primeros cuatro pasos corresponden a en las dos primeras etapas que N. Stêthatos preveía para la paraclesis. De hecho, nos dijo que la comprensión de los misterios constituían la tercera etapa, la de la consolación. Podemos considerar la Transfiguración como el fin del el segundo paso y el comienzo del tercero, como en el caso de la vida de Jesús fue el fin de la predicación pública antes de la entrada en Jerusalén. En las primeras cuatro edades, es aun cuestión de las acciones exteriores y el uso de los sentidos y sentimientos (la energía dada alegría); este es la filosofía física (o natural) y práctica. Los cuatro últimos, constituyen el recorrido del gnóstico, y el dominio donde se puede hablar del buen ladrón. Es la entrada en el Reino y la permanencia con Cristo, así como la primera hacia el estado angélico.

Estos ocho etapas, en la enumeración de Gregorio, son aun explicadas de una manera demasiado técnica para los que no lo están familiarizado con la terminología técnica (1) de los hesicastas: el ardor, la energía, el amor en el corazón y el rapto (2) son términos de aplicación precisa. Por lo tanto, pediremos explicaciones más precisas, para el segundo cuaternario, a San Máximo el Confesor. Antes de salir de Sinaíta, escuchemos su advertencia: 

Aquel que ha "adquirido, por gracia (3), un intelecto lúcido, puede ver estas cosas claramente; pero quienquiera que las aproxime sin luz sólo verá sus propios fantasmas.

1 Los textos dicen científica
2 Respectivamente: therme, energeia, eros y harpage
3 La gracia no es como en la teología occidental, una operación azarosa y excepcional del espíritu, sini el fruto del despertar al Don de la iniciación,

Para San Máximo,

Todas las cosas visibles necesitan crucifixión: del estado de lo que, en ellas, utiliza la relación sensible.
Y todas las cosas inteligibles, necesitan ser enterradas: de la inmovilidad total de lo que, en ellos, actúa sobre la inteligencia.

La Crucifixión y la Tumba, por lo tanto, con Cristo, que producin la Resurrección y la Ascensión, muy lejos de ser un estado sentimental de conmiseración o mortificación por simpatía, consisten en la cesación de la relación con la apariencia sensible de las cosas y fenómenos, y en la pacificación mental; las realidades suprasensibles mismas no debe pasar, para ser comprendidas,  por el pensamiento discursivo. Entonces el Verbo reaparece, como resucitado: delimita por sí mismo todo lo que viene de él, cuando absolutamente nadie está unido a él por una relación natural (porque es por gracia y no por naturaleza que salva) (1). Este texto es capital; ignora todas las tonterías acerca de la Unión entendida en modo místico transitorio: es cuando toda relación cesa cuando aparece el Verbo; en la medida en que el hombre se vacía,  puede llenarse del Verbo, exactamente como Cristo se vació a sí mismo (teoría de la kenosis) durante su misión terrestre.

Hasta ahora hemos establecido lo que la puerta de entrada al Paraíso, donde imitamos a Cristo. Ahora veamos la puerta de salida, que es el Amor que se abre (en la vida o después de la muerte), en el Reino de Dios en un estado angélico.

Mientras en toda pureza, por el  pensamiento, no somos salidos de nuestra esencia y de la esencia de todo lo que es inferior a Dios, aún no hemos adquirido el un estado de inmutabilidad que da la virtud. Pero cuando, por amor, esta dignidad nos haya sido restaurada, nosotros conoceremos el poder de la promesa divina. Pues los que son dignos de ella, estableciéndose en lo inmutable, están ahí donde el intelecto (Νοûs) tiene, por amor, después ser salido y descendido, enraizad su morada. El que

1  Cent. 67

 no ha salido de sí mismo y de todo lo que puede ser pensado de una manera u otra, y que no lo ha fundada en un silencio que va más allá del entendimiento, no puede en absoluto ser liberado del cambio (1).

Así que esta es la puerta al Reino de Dios, de la cual Stêthatοs nos dijo que nos hace entrar en las Tinieblas de la teología. San Máximo puede explicarnos esto también:

La Tiniebla es el estado sin forma, sin materia, sin materia, sin cuerpo. Este estado lleva dentro de sí el conocimiento ejemplar de los seres. Quienquiera que lo penetre comprende naturalmente lo inmortal en un cuerpo mortal. Después de haber pintado en sí mismo en este estado la belleza de las virtudes divinas, redesciende para ofrecerse a los que quieren imitar la virtud. Y muestra en esto lo que son los frutos y el alcance de la gracia que ha recibido  en común.(2)
Recibimos la primera incorruptibilidad de la carne siendo bautizado en Cristo por el Espíritu, y la última incorruptibilidad, según Cristo, en el Espíritu....por las virtudes y por la muerte voluntaria. Siguiendo esta última incorruptibilidad, ninguno de los que la llevan teme perder los bienes adquiridos (3).

Así que aquí está el fin último: después de las virtudes, viene la entrada en el Reino, donde uno es Inmortal en un cuerpo mortal, y eso es la muerte voluntaria.

No vemos nada ahí dentro que pueda sostener  la posición según la cual no se trata aquí más que de  la salvación, en un estado individual  humano exclusivamente: sin forma, sin materia, sin cuerpo. Por último, hay que señalar que en las ocho Beatitudes, las primera y octava (esto es , la entrada y salida de las virtudes, es decir, del Paraíso), tienen como recompensa: el Reino de los Cielos. Se trata ahí pues de las puertas. Sólo, si la entrada es en efecto pobreza, la salida no es el amor sino la justicia; y esto es totalmente conforme con el nombre de la morada de los justos y la importancia de esta

1 cent., 81
2 cent., 85
3 ibidem 87

noción tanto  en el cristianismo como en el Islam, sin olvidar el Rey de la Justicia, Malki-Tsadek.

Ahora, el amor de Dios por nosotros consiste justamente en enviar Vías y Mensajeros; y nuestro amor por Él, más allá de toda sentimentalidad es comprenderlo, si no realizarlo. En esto consiste la justicia de la relación, como nos lo muestra el Justo y hesicasta , así como  musulmán (Rey de la Paz) Malki-Tsadek que bendice al primero de nuestros Padres monoteístas, Abraham, como Sacerdote del Altísimo. Y el cristianismo, el camino del amor, es especialmente así porque nos permite esta justa adoración que es la participación en Dios.

La VIA COMÚN

Estos dos etapas, la purificación/iluminación correspondiente a la entrada en el Paraíso a través de la puerta de la pobreza y la adquisición de las primeras cuatro edades de Cristo, y la glorificación correspondiente a su salida a través de la Puerta del Amor y la adquisición de las edades crísticas a partir de la Transfiguración no puede disociarse. Sin embargo, también se podrían ver como dos caminos, el primero de los cuales consiste en la práctica de virtudes (beatitudes) y en un conocimiento más teórico y más restringido, también correspondiente a la salvación no dormida, ya que tiene lugar en el Paraíso, y por lo tanto más adecuado para un enfoque en el mundo; y el segundo, que consiste en una identificación con Cristo mismo y pasando por una verdadera crucifixión al mundo, vía más monacal y única que puede dar el comienzo de la deificación en vida. De todos modos, tienen su cumbre común en el mismo Cristo.

La crucifixión en sí misma no es exclusivamente una la renuncia formal al mundo, bajo pena de anulación del espíritu de las actitudes como la circuncisión del corazón. Los monjes quedan por supuesto, los propuestos de la realización, los detentadores de doctrina y métodos, son ellos, entre los fieles, los que no hacen más que eso. N. Stêthatos, además, que no reconoce ningún lugar para los laicos en la jerarquía eclesiástica, contrariamente  a San Dionisio, les asigna este papel de iniciadores de los hombres. Los ritos mismos de la profesión monacal  mencionan la vida angélica de los monjes, de los que ciertos también tomarán también el hábito angélico.

No olvidemos, sin embargo, que el camino monástico no excluye los sacramentos, y que el camino laical no excluya el ascetismo. En efecto los sacramentos son lo que es común a los unos y a los otros. Los monjes (de quienes proviene la jerarquía superior) son responsables de guardar pura la doctrina. En efecto, la existencia de la vía más pura de los monjes tiene un impacto sobre la vía laica, que es siempre definida en relación y en alguna analogía con este modelo.  San Gregorio Sinaíta decía bien que todo fiel debe  poder llegar al mismo resultado: despertados por la visión de la sacramentos, puede entonces sea seguir los mandamientos o bien aprender (de los monjes) la oración, vía más rápida.

Aquí, prestemos atención: la vía sacramental no significa sólo la presencia en el Templo, sino más bien la comprensión y la interiorización del símbolo actuado  del rito, de acuerdo con la propiedad que tiene este última de actuar de manera diferente sobre el dormido y el despierto. Antes de preguntar sobre esto el testimonio de N. Cabasilas y San Dionisio, digamos un preliminar: para lo que es la operación diferente de los mismos ritos, lo que importa saber si los ritos están correctamente, de una manera simbólicamente apropiada en vista de esta operación y de un estudio capaz de ser un signo. Si ese es el caso, entonces sea que el iniciado Sea el bautizado cuyo don es despertado, o sea algún bendecido por un hesicasta (única posibilidad admitida por los hesicastas) importa poco
En la Jerarquía eclesiástica, dice San Dionisio:

Estos grandes padres inspirados por Dios no han abandonado estos misterios por el uso común del culto santo usando fórmulas abiertamente inteligibles, sino a través de símbolos sagrados, porque no todos el mundo es santo y, como dice la Escritura, no hay en todos el mismo conocimiento... Cargados por la bondad teárquica de repartir  este don afuera, ha sido preciso que, en su ardiente y generoso deseo de elevar espiritualmente a sus subordinados a la deificación que ellos mismos hayan recibido, los primeros jefes de nuestra jerarquía nos transmitieron a través de imágenes sensibles secretos que son más altos que el cielo, a través de la multiplicidad y la variedad de las fórmulas un misterio que es único (1).

No se trata en absoluto ahí de símbolos secretos, sino del sentido secreto de los símbolos de los sacramentos, como consecuencia de toda esta obra y la tradición del Oriente cristiano lo atestiguan.

Esta ceremonia, que no se celebra más que a través del silencio la razón más divina de estos ritos consagratorios....tales son los bellos espectáculos por los que, se ha recordado muchas veces, ella [la Comunión] eleva nuestra inteligencia hasta lo Uno gracias a estos ritos jerárquicos que nos hacen entrar en él en comunidad y en comunión (2).

Reenviamos aquí al lector, una vez más, a los Cánones de San Basilio (citado en La Tradición Apostólica) que acaba de explicar de qué se trata.

Nicolás Cabasilas, un laico el mismo, habló de la vía del laico, en La vida en Cristo, sin confinarla sólo a los sacramentos, ni de entenderlos sólo como una participación pasiva en una gracia indiferenciada y azarosa: es necesario saber si los ritos y las palabras logran su propósito, comprendiendo su desarrollo (3).

[En el rito, sólo Cristo] por ciertos signos y símbolos renueva a los que imitan, como reproduciéndola, la muerte que Él sufrió por nuestra vida. Los gestos de los que hemos hablado son signos para el iniciado. Es con razón que [en el momento del bautismo] nosotrosproclamamos en voz alta el dogma trinitario, mientras que nuestra salvación se expresa a través de acciones, en silencio (4).

Pero este entendimiento, que San Dionisio concedió al pueblo de Dios no es suficiente, es sólo el despertar. Veamos en primer lugar lo que lo que dice San Dionisio:

Los medios son los que contemplan ciertos misterios y que entra en comunican con ellos

1 Gandíllac Trad. p. 250
2 Ibídem, págs. 256 y 281.
3 Trad. por D. Coffigny, p.92
4 Ibídem, págs. 60, 97 y 101.

en la medida de sus fuerzas.....se elevan a través de los sacrificadores hasta la posesión estable de la facultad contemplativa.... participan tanto como puedan en los muy divinos símbolos ....hasta que el amor divino de los misterios de los que poseen ya la ciencia  (1).

San Dionisio limita su trabajo a los sacramentos y a su entendimiento. Los monjes, para él, son la élite de los fieles por su libertad: tienen el deber de unirse a la Santísima Trinidad, imitando en esto la vida sacerdotal. Su método es enteramente intelectual y contemplativa; pasa enteramente (en una época donde el cristianismo no estaba todavía muy extendido) por la explicación de (y no sólo la asistencia a) los sacramentos.Para Cabasilas, el laico, como para el hesicasta el monje vacilante, debe además de esforzarse por ejercer su voluntad:

Dos condiciones establecen nuestra reconciliación con Dios.... El primero requiere que seamos iniciados en sus sagrados misterios; el segundo, que ejercitemos nuestra voluntad en la virtud (2).

Además de conocer el significado oculto de cada rito y su efecto, es preciso modelarse en las beatitudes. Sin duda esto es lo máximo que un profano puede hacer librado a su propia inteligencia espiritual, sin un guía (monje) calificado; pero este método es común entre los laicos y los monjes. El laico no puede adquirir las edades en Cristo más allá del cuarto, sin cesar de ser laico. Pero esto ya es un pie en el Paraíso, cuya puerta es la primera beatitud, siendo el camino de la co-crucifixión una vía rápida.
Aunque Cabasilas conoce la diferencia entre laicos y monjes, tiene conciencia también de lo que debe ser común a ellos:

No podemos contentarnos  con acoger la vida quedando pasivos, como si lo tuviéramos todo!....los que se han contentado la purificación bautismal, y los que viven una vida solitaria no están sujetos a los mismos imperativos. La vida solitaria tiene exigencias

1 Op.cit p.307
2 Op. Cit, p. 151

particulares con votos de pobreza y castidad... . pero la obligación común a todos aquellos que son llamados del nombre de Cristo, debe ser honrado por todos. Todos los que se han unido a Cristo se han comprometido, desde el principio, seguirle a pesar de todo (1).

La vía es básicamente la misma, las virtudes son las mismas: la oración constante o el recuerdo de Dios, confianza, amor de Dios y la sencillez; los laicos, según San Dionisio, son los contemplativos, y los monjes los perfectos; es porque, en la Iglesia Oriental, los padres vienen  osa primeros y los obispos los segundos. He aquí lo que los laicos pueden alcanzar , de acuerdo con la obra de este exotérico que fue Cabasilas:

Aunque son cenizas y polvo, cambian lo que les es  propio por Dios y se le hacen semejantes Es por esta razón , creo, que se les ha tratado de violentos: toman el reino de Dios a la fuerza (2). No esperan a los que les darán, ni vigilan a los que los eligen. Ocupan el trono por su propia autoridad, y ellos mismos se ciñen la diadema.

1 Cabasilas, op. cit. p. 217
2 Mt 11,12: Desde el tiempo de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos es violado y son los violentos los que lo gozan.

Es por ellos mismos y con su sabiduría que ellos descubren esto! Estos son los que se niegan a sí mismos y que pierden su vida (1). Pero en contrapartida, ellos reciben al maestro de almas... ellos reinan, triunfan, y gozan del reino (2).

Pensamos que hemos dicho lo suficiente para mostrar que la vía monástica, en principio total, y la vía laica, en principio limitada, todavía no son enteramente divergentes.

1Mt 16:25: El que quiera salvar su alma, la perderá; pero el que la pierda por causa de mí, la encontrará.
2 Cabasilas, ibíd., p. 299.

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