KEIZAN
S.Xll-Xlll
Zazen le permite al hombre despertar a su fuerza
espiritual y morar en el ámbito del origen. Se le llama a esto manifestar el
rostro original o también, dejar que brille la luz original; cuerpo y mente,
ambos sucumben; estar sentado, estar acostado, igualmente desaparecen. No se
piensa ni en bien ni en mal, se trascienden los opuestos de profano y santo,
ilusión engañosa e iluminación y se mora lejos del ámbito de los seres
vivientes y Budas. Por lo tanto deja tranquilas todas las cosas, aléjate de
todos los objetos, en todo lo que hagas, no hagas nada y no dejes que actúen
los seis sentidos. ¿Quién es un hombre así? Jamás se conoció su nombre. No se
le debe llamar cuerpo ni se le debe llamar espíritu. Si lo quieres pensar,
desecha tus pensamientos; si lo quieres decir, desecha tus palabras. Es como un bobo que no
sabe, es como una pared empinada, es alto como una montaña y profundo como el
mar; no eres capaz de señalar su cumbre ni de ver el fondo. Alumbra sin que
haya enfrente objetos, su ojo claro penetra más allá de las nubes; sin pensar,
a todas partes llega el pensamiento; la verdad brilla manifestándose en
silencio.
Al que se sienta
trascendiendo el Universo y permaneciendo en total soledad, se le manifiesta
todo.
El insondable de la gran
iluminación es como un gran muerto; ni la sombra más ligera empaña su ojo,
ningún polvo frena sus pasos. ¿Qué podría mancharle, qué detenerle?
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