TRATADO 1.9 El Si
(Abbé Henri Stéphane
1907-1985 , Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo I, Dios uno y trino)
Este corto Tratado es una meditación sobre el Átman.
“Dixit insipiens in
cuerda suo: non es Deus” (PS. XIV, 1) 56 . Aquél
que está en el Desconocimiento, cuyo mental está apaciguado y que no quiere nada,
dijo en su corazón: Dios no es. Ya que, si Dios es, todo el Universo, el mundo
y el ego están con él, y la Existencia Universal (Mâyâ) envuelve el Sí en una
nube impenetrable: “Dios no aparece más que cuando todas las criaturas lo
enuncian… Esta es la razón por la que rogamos a Dios liberarnos de Dios
“(Eckhart) 57
Se puede disertar indefinidamente sobre Dios, el mundo, el
hombre, el bien, el mal, la vida, la muerte, el cielo, el infierno, todo eso no
conduce a nada: Âtmâ sigue siendo prisionero
de Mâyâ. ll no es necesario disertar sobre
el Sí: “No se puede decir nada del Principio, que habla sin razón “(Lao-Tse):
es necesario liberar el Sí de los
obstáculos psicológicos del ego por la pobreza en espíritu: “El Reino de Dios
no está en nadie si no está en la muerte perfecta “(Eckhart); “felices los
muertos que se mueren en el Señor “(Apoc. XIV, 13).
Insipiens “Hemos dicho
a veces que el hombre debía vivir como si el no viviera para sí mismo, ni para
la Verdad, ni para Dios, de cualquier forma, que esto sea. Mucho más, es
preciso que sea a tal punto vacío de todo saber que no sepa, ni conozca, ni
incluso sienta que Dios viva en él, Es preciso que sea vacío de todo
conocimiento que podría aún manifestarse en él. Pues cuando el hombre se encuentra
aún en la eterna faz de Dios, nada más vivía en él; lo que
56. El
insensato dice en su corazón, no hay Dios, Aquí, insipiens designa lo que no tiene sabiduría,
57 Ver el El Misterio de la Deidad en el Maestro Eckhart y san Dionisio el Areopagita
(Tratado 15),
57 Ver el El Misterio de la Deidad en el Maestro Eckhart y san Dionisio el Areopagita
(Tratado 15),
vivía era él mismo. Así, decimos, el hombre debe estar vacío de su propio saber, como en el tiempo donde no era aún y debe dejar a Dios operar lo que le plazca y permanecer por su parte enteramente disponible “(Eckhart) 58
Lo que constituye el “propio saber” del hombre, es que Dios existe,
que el Universo existe, que él mismo existe. Debe vaciar su mental de este
conocimiento “objetivo” que está “sobreimpuesto”
al Sí (Shankara) y decir en su corazón: “Dios no es”. Negando el Principio
mismo de la manifestación y la objetividad (u objetivación), permite al Sí
afirmarse a sí mismo in corde suo. La
palabra dixit insipiens debe ser
relacionada al Sí; debe ser pronunciada en el corazón y el Sí dice: “no hay
Dios”. En lenguaje teológico, es la Palabra eterna pronunciada por el Padre que
engendra al único Hijo: “Eres mi Hijo, te he engendrado hoy” (PSE II, 7) debe
dejar “dejar a Dios operar lo que le plazca” ya que, dice aún el Maestro Eckardt,
“el Padre no puede querer más que una cosa, es engendrar el Hijo Único hijo “,
lo que supone que, por su parte, el hombre permanece enteramente disponible.
Todo raciocinio, todo discurso, toda discusión, van contra esta disponibilidad.
En términos védantinos, cuando las cinco envolturas (Kosha) que envuelven el Âtmâ
(anna, prâna, manas, vijñâna, ánanda,
- el cuerpo grueso, el cuerpo vital, el mental, el intelecto y la felicidad)
han sido rechazadas por el aspirante, lo que subsiste al término del análisis,
es el Testimonio, él Sí, Âtmâ.
El Sí, es “Eso” (iddidad)
que el mental cubre de esencia (quiddidad).
San Alberto el Grande dice: “Yo digo: Dios es una esencia, pero inmediatamente,
lo niego, diciendo: Dios no es una esencia; Dios es una esencia más allá de
toda esencia. Procediendo así, mi inteligencia se establece en el infinito y se
ahoga ahí. “
La identidad entre “Îshwara”
y “Jiva” proclamada por el “mantra: “Tu eres eso” 59, aparece cuando la contradicción aparente entre
estos dos términos se sobrepasa; esta contradicción es creada por las sobreimposiciones:
no existe realmente. Si se trata
58. Sermón:
Porqué debemos liberarnos de Dios mismo,
éd. Gandillac, p. 256.
59. Eres eso, tat tvam asi, gran mantra(mahâvâkya) extraído del Chándogya Upanisad*
(VI, 8,7).
del Señor (Îshwara)
la sobreimposición es Mâyâ o la Ignorancia;
si se trata “del alma particularizada” (Jîva),
son esta vez las cinco envolturas, ellas mismas efecto de Mâyâ que se interponen. Es pues indispensable distinguir estas dos
sobreimposiciones, tanto las que se aplican a Îshwara como las que se aplican a Jîva: es necesario negar a Dios tanto como al ego: entonces subsiste
solo el Testimonio, él Sí, Âtmâ 60.
La definición escolástica del Sí, dada por René
Guénon: “Es el Si Principio trascendente y permanente del que el ser manifestado,
el ser humano, por ejemplo, no es más que una modificación transitoria y
contingente, modificación que no sabría por otra parte de ninguna manera afectar
al Principio” 61, coloca el discernimiento fundamental
entre lo Real y el lrreal: Âtmâ y Maya, Brahma y su Shakti. Este discernimiento
es el preliminar indispensable para la realización de la ldentidad: “Tu eres eso,” antes de negar a
Dios y al ego es necesario comenzar por afirmar a Dios y el ego y reconocer que
el ego es ilusorio frente a Dios.
Discernimiento e Identidad son los dos polos de la Vía espiritual.
La invocación “Jesús -María” (o “Mani padmé”
o “Lâ ilaha illâ' Llâh “) 62 comporta estos dos aspectos: la distinción Jesús- María
corresponde al discernimiento entre lo Real y el lrreal (Âtma y Mâyâ) y el carácter ilusorio de Mâyâ subraya la identidad de Âtmâ
a través de todos los Estados de ser, la reintegración de multiplicidad en la
Unidad, la “recapitulación de todas las cosas en Jesucristo”. Pero esta
reintegración supone la perfecta disponibilidad
de Mâyâ, la pobreza en espíritu
tal como la hemos enfocado más arriba, la sumisión de María respecto al Verbo
divino, la “virginidad de alma” del “Profeta analfabeto”, la indiferenciación primordial
de Prakriti frente a Purusha o de la Mesa guardada frente al Cálamo
supremo. La repetición indefinida
60. El
ateo que niega a Dios tendría razón, si fuera capaz al mismo tiempo de negar el
ego y el mundo, lo que no hacen ni el materialista ateo, ni el existencialista
ateo.
61. René
Guénon, el Hombre y su devenir según el Vêdânta, p. 35 (2ªT Edición).
62. La primera
fórmula es un mantra fundamental del budismo:
Om mani padme hum, “Salud a la Joya en el Loto. La segundo es el Shahâdah, fórmula fundamental de la fe
islámica: “II no hay dios (o realidad) si no es Dios (o la Realidad). “
del mantra – la oración perpetua – determina una “vibración
que repercute a través de la serie indefinida de estados del ser, o través de
los “tres mundos” o los tres estados de vigilia, de sueño, de sueño profundo,
permitiendo así la actualización, en las diversas modalidades del ser humano,
de la presencia de Brahma, lo único
Real, lo Uno sin segundo, o equivalentemente, la liberación de Âtma de sus obstáculos psicológicos y
fisiológicos del “yo” o de las sobreimposiciones del mental.
“Realidad absoluta, Inteligencia absoluta, Beatitud absoluta
(sat-chit-ananda) el Sí que es
infinito e inmutable, es Brahma ¡y tú
eres ese Brahma! Medita pues sobre él
en el loto de tu corazón “(Shankara).
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