TRATADO VII.7
Silencio y Existencia
(Abbé Henri Stéphane
1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo VII. La realización
espiritual)
San Ignacio de Antioquia habla del “Verbo salido del Silencio”. Así el Silencio es el principio de la Palabra: la Palabra no existe más que por el Silencio, pero la Palabra manifiesta el Silencio y sin ella el Silencio no existe. El Padre no es nada sin el Hijo, el Hijo no es nada sin el Padre, y su Existencia Común no es otra que el Espíritu Santo 15.
15 Se observará la
relación entre esta manera de ver y la “maternidad hipostática del Espíritu Santo “.
En esta perspectiva, el Padre se identifica al Sobre-Ser, el Hijo al ser, el Espíritu Santo a la Existencia, conforme a la interpretación de F. Schuon 16. Así considerado, la Existencia es la transposición in divinis de la Existencia considerada como idéntica a la manifestación universal de la que el Ser es el principio. Hay analogía entre los dos modos de existencia: “yo existo porque Dios existe Dios existe porque yo existo “; la diferencia entre estos los dos modos es que, in divinis, la Esencia es idéntica a la Existencia y que, quoad nos, no es lo mismo. Nosotros no tenemos existencia más que por él (per Ipsum), mientras que El existe por El mismo (per Se): la causalidad y la creación implican la entera dependencia del efecto frente a la Causa y la palabra “universal” significa que la manifestación toda entera está “girada hacia el Uno“.
No hay mejor argumento en
favor de la “existencia
de Dios“, que no es un problema sino un Misterio que no se alcanza más que a nivel del Silencio, como lo indica la etimología de la palabras “misterio“ 17. Observemos aún que el Silencio es una posibilidad de no manifestación que, en tanto aspecto de No-Ser, se identifica con él, al mismo título por otra
parte que la “Tiniebla mística “18, lo que confirma la identificación
del Sobre-Ser y del Padre, la “Deidad“ eckartiana 19 y el Hiperteos de san Dionisio
se sitúan evidentemente en el mismo grado “sobre-ontológico“
El Logos, salido del Silencio, se sitúa al nivel ontológico de la Epifanía, del Símbolo, del Icono. En consecuencia es el mediador que conduce a la Hipóstasis, a la “Comunión del Padre“. Así, la Palabra nacida del Silencio no puede sino volver a entrar en el Silencio y conducir al Silencio: la teología mística es necesariamente apofática'. El “muy teárquico Jesús” (san Dionisio) suspendido en el interior del triple círculo de las esferas celestes y sosteniéndose por su propia potencia 20 está en medio de los Ángeles y de
16. Ver las tratados 1.2 y 1.3 sobre la Trinidad.
17. Ver a R. Guenon, Apreciaciones sobre la Iniciación, p. 126.
1 8. Ver san Dionisio el Areopagita: la Teología mística; ver también la Vida de Moisés por san Gregorio de Nysse.
19. Ver a Eckhart en el glosario.
20. Cf: HACKEL, Los Iconos, p. 1 8, lal Synaxis de los Ángeles.
y de los Arcángeles que han sido “creados en el Silencio“. Es el silencio “hipostasiado“, “arquetificado“, del que silencio del claustro o del desierto no es más que un reflejo lejano. Sucede lo mismo con la Paz, con el Vacío, con la Soledad. Pero lo mismo que el “muy teárquico Jesús “está en el centro del Pleroma, figurado por la Synaxis de los Ángeles, su Soledad es una Plenitud 22 comparable a la enstasis de las tres Hipóstasis divinas, al Vuelo del Solitario hacia el Solitario (Plotino, Eneadas VI, 9-11).
El Silencio en cuestión es pues “arquetípico”. Él es el principio de la Palabra. En sí mismo es “no manifestado“, y se manifiesta por la Palabra, así como por las “rupturas“ ‚que son el tiempo de silencio del mundo manifestado 23. Es en esta perspectiva cómo es posible comprender que el ateísmo sea el “tiempo muerto” del teísmo, manifestando el uno y el otro “el hiperteismo” realizado al nivel del Silencio arquetípico del que hemos hablado. Se reconoce una vez más el catafasis y la apofasis inherentes a toda vida espiritual.
Naturalmente, la apofasis no puede ejercerse sino dentro da la catafasis, así como no hay núcleo sin corteza. En consecuencia, el ateísmo considerado más arriba no puede ejercerse sino a en el interior del teísmo 24 y no tiene nada que ver con el ateísmo masivo y vulgar del mundo moderno; a lo sumo se podría mirar esta forma de ateísmo como una degeneración decaimiento o un reflejo invertido y “satánico“ del que hemos hablado. Se puede decir aún que el ateísmo puro es una monstruosidad, pero también que el teísmo puro genera el precedente: “Yo digo: Dios es una esencia, pero también lo niego diciendo: Dios no es una esencia. Dios es una esencia más allá de toda esencia; procediendo así mi inteligencia se establece en el Infinito y se ahog ahí “(san Alberto Magno) 25.
2 1. Ver a Paul Evdokimov, el Amor loco de Dios, p. 38.
22. Es el estado de Muni; véase R. Guenon, el Hombre y su devenir según el Vêdânta, chap. XXIV (p. 242 de la 2ª edición)….
23. Véase F. Schuon, El Ojo del Corazón, chap. Del Sacrificio,
24. Esto corresponde a la necesidad del exoterismo*.
25. Cf. Maître Eckhart: “Cuanto más blasfema, más alaba a Dios”; “Rogemos a Dios de estar liberados de Dios “.
Este texto es decisivo para mostrar el carácter intemporal de la dialéctica en cuestión y la simultaneidad de las “tres vías” (via positiva, via negativa, via eminentiae) o más bien de las tres fases de la Vía 26 : “Inmediatamente lo niego “. Lo que aparece como “dialéctica histórica a los ojos del profano, y que lo es aparentemente al nivel del mundo manifestado, es en realidad intemporal, simultaneo, no manifestado a los ojos del “Teólogo“ : el tiempo de la historia es integrado por eI escaton 27. La liturgia es esencialmente escatológica, y es en este sentido que es un memorial: ella actualiza “quoad nos“ lo que es eterno in divnis. Es incluso la Palabra que manifiesta el Silencio: los Logos actualiza quoad nos el Silencio eterno del ” Hiperteos“. Es en ese sentido que el Logos es Mediador y principio de reintegración de todas las cosas (Efes. I) a la vez Creador y Redentor 28, y es en este sentido que se identifica a la Existencia (omnia per ipsum facta sunt), sea en modo manifestado, o en modo principial, y finalmente al Espíritu Santo: “El me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. “(Juan XVI, 14-15).
Este texto de san Juan expresa “en modo teológico” a la vez el milagro de la Existencia 29 “y la Identidad suprema”. El Espíritu Santo “revela“ el Logos: Él os lo anunciará. ” Es el sentido profundo del kerigma (la Proclamación de la Palabra): “Él recibirá de lo mío“ y “Todo lo que tiene el Padre es mío“. Él me glorificará, y es eso lo que os anunciará. Os anunciará que in Principium erat Verbum y que omnia per Ipsum facta sum:
26. Cf.la simultaneidad de los Estados del Ser las vías positivo, negativo y de eminencia son las tres vías clásicas para “demostrar” la ”existencia” de Dios.
27. En el sentido preciso de integral matemática (véase R. Guenon , Los principios del cálculo infinitesimal cap. XXIV). Es el “consumación del ciclo”: ”Estoy con vosotros hasta la consumación del siglo “(Mate., XXVIII, 20) y “Todo está consumado”, Para el escaton (el último) véase P. EVDOKIMOV, o.c., p. 22 y el Arte el icono, p. 36.
28. Véase L. SCHAYA, El hombre y el Absoluto según la Cábala, p. 196-198. Ver también A. COOMARASAMY, Hinduismo y Budismo, p. 26-27.
29. Ver F. SCHUON, Senderos de Gnosis, ver Dios por todas partes (p, 110).
”es el milagro de la existencia” y el os anunciará que Verbum erat Deus: es “la Identidad Suprema”
”yo existo, tu existes, por lo tanto Él existe). A la cuestión: “¿Quién eres tu ? Se responde: “Yo soy Tu ” “Él hay más ni tu, ni yo sino Él” A la cuestión: “¿ Quién soy yo ? “ La respuesta es: “
eres Eso“.30
A un ateo que pide pruebas, P. Evdokimov propone entrar en él mismo, reencontrar el verdadero silencio donde él siente como una espera que él viene del “Padre que está presente en el secreto“ (Mateo VI, 6) 31 .
“Es en el Silencio en efecto donde se aprenden los secretos de esta Tiniebla que es demasiado poco decir afirmar que ella brilla de la más brillante luz en el seno de la más negra oscuridad y que, permaneciendo ella misma perfectamente intangible e perfectamente invisible, ella llena de esplendores más bellos que la belleza, las inteligencias que saben cerrar los ojos. “ 32
“Según los Padres, antes de escuchar las palabras del Verbo, es preciso aprender a escuchar su silencio…. y el Silencio significa aquí encontrarse dentro de la Palabra.“ 33 se trata efectivamente pues del Silencio, principio de la Palabra, o del “Verbo salido del Silencio”, del Verbo Mediador; las palabras ”antes” y “dentro” designan, como la palabra “principio”, una relación ontológica, fuera del tiempo y del espacio.
Paul Evdokimov añade: “no es más que a nivel de su propio silencio que el hombre puede hacerlo “, y declara más lejos que para realizar la ”unión mística “que depende de la Gracia, “todo lo que el hombre puede hacer, es constituir su ser en lugar de
30. Tat tvam asi, célèbre “gran palabra” (mahâvâkya) sacada de la Chândogya Upanisad* (VI, 8,7) y que funda la “no dualidad” (advaita).
3 1. P. EVDOKIMOV, El Amor loco de Dios, p. 37.
32. San Dionisio Areopagita, Teología mística. Este texto muestra los relaciones que existen entre “posibilidades no manifestación “tales como el Silencio y Ja Tiniebla, así como su efecto sobre las “inteligencias que saben cerrar los ojos “. Se observará también la relación de lo que precede con la doctrina palamita de la Esencia Incognoscible y de las “energías”. Se ve mejor también que el Silencio así enfocado , “sobre-ontológico” y no manifestado, no puede presentar con el silencio del claustro y el desierto que una relación de analogía.
33. P. Evdokimov, El Amor loco de Dios, p. 39.
de Dios 34 mediante el recogimiento silencioso, ” hesiquia”, ”humildad orante”.
Se reconoce allí la actitud o mejor el “estatuto ontológico” de la Teotokos, ya que está bien situado más allá de la psicología y de la moral. Este “lugar de Dios” no es otro qué “seno virginal de la Teotokos, donde su cumple el “Nacimiento eterno“ Aquí no nos queda más que citar al maestro Eckhart:
“ Celebramos aquí, en esta vida temporal, el nacimiento eterno que Dios el Padre ha realizado y realiza aún en la eternidad, a saber que este mismo nacimiento se ha producido también en
el tiempo, en el naturaleza humana 36 …, pero cuando ella no se produce en mi, ¿que me importa?... ¿En qué lugar del alma perfecta el Padre pronuncia su palabra eterna? Todo lo que digo aquí no es válido más que para el hombre perfecto…
“ Una palabra del hombre sabio es concebida así: Cuando todas las cosas reposan en un profundo silencio, descendió hacia mi, de lo lato, del trono real, una palabra secreta...
“¿Dónde es el silencio, y dónde está el lugar donde esta palabra es pronunciada? …
en la parte más pura que el alma puede presentar, en su parte más noble, en su fondo, en resumen en la esencia del alma. Allí está el profundo silencio, ya que allí nunca ha penetrado ninguna criatura, ni cualquier imagen que sea…, en la esencia no hay ninguna especie de obra . Pues las potencias por el intermedio de las cuales el alma obra proceden bien del fondo del alma, pero en el fondo mismo, sólo hay el profundo silencio. Aquí solamente hay
lugar y reposo para este nacimiento, para que Dios Padre diga su palabra…
“Si quieres encontrar en ti a este noble Hijo“, es necesario que abandones la multiplicidad y vuelvas de nuevo a punto de partida, el fondo de donde todo ha venido. Todas las potencias del alma con su eficacia, todo eso es “la muchedumbre”: memoria, razón, voluntad, ellas te
34. Es también el “Centro del Ser , estancia de Brahma“ (véase R. Guenon,
El Hombre y su devenir según el Vêdânta, cap. III) fundamento metafísico
de la devoción al Sagrado Corazón.
35. P. EVDOKIMOV, El Amor loco de Dios, p. 43-44,
36. Se concibe fácilmente la relación entre el Nacimiento eterno y el
“ renacimiento espiritual “ (Juan, III, 5) del que el Bautismo constituye el “Rito initiatico“.
diversifican todas; esta es por lo que debes abandonarlas todas… Entonces puedes encontrar al Hijo, de otro modo no, verdaderamente no. Nunca se ha encontrado entre los “amigos”, entre “los padres y conocidos“ (Luc II, 44), más bien ahí se pierde completamente.“ 37
Un punto importante a subrayar, y que demandaría más largos desarrollos, es lo que se puede llamar la espera de Dios y correlativamente la del hombre: “Quién quiera pues encontrar luz y penetración en toda verdad, que espere y ponga atención a este nacimiento en él…38 “; “Mira que estoy a la puerta y llamo “(Apoc.III, 20).
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