La Revuelta Guerrera
NiKos Vardhikas
(Vers la Tradition)
Este estudio
abordará ciertas acciones subversivas en la historia que conectan a través de
un hilo conductor entre ellos, el de constituir parodias de espiritualidad,
mientras que no son más que expresiones de la tentación recurrente de un poder
absoluto y verdaderamente "fundamentalista", el que R. Guénon llamó
la revuelta de los kshatriyas. El
interés de un estudio de este tipo es desde
luego evidente: el desvío de la espiritualidad a fines de acción exterior,
aunque fuera con la mejor intención, constituye un ejemplo a evitar siempre
útil, sobre todo en nuestros días, cuando se ha visto incluso la fundación de
un <<partido de Dios>>. (Hizbullâh).
Esta tentación ha podido expresarse tanto por los estados y las castas enteras,
como por grupos y organizaciones más o menos aislados.
La cantidad de
información importante que se comportará el estudio, así como nuestra voluntad
de presentar las cosas de la manera más objetiva posible ha hecho que algunos
pasajes serán quizá áridos; pero creemos
que puede ser útil para el lector.
Una gran parte de estos capítulos se referirán
a Persia, que ha sido la "tierra de la maldición primera " (1) del dualismo, y esto también en el período tanto Aqueménida
como Sasánida, como en el período chiita. Pero no demonizamos a Persia, como no
angelizamos los estados y movimientos que contrarrestaron estas evoluciones
(Califato, Bizancio, Alejandro el Deforme; esto sería caen en el mismo dualismo
que denunciamos.
Hablaremos también de las órdenes militares y de la caballería
en general, así como del paroxismo nacionalsocialista. Se podrá ,así,
clarificar en la conclusión la hipótesis de una deformación de la tradición aria, deformación manifestada en
Irán y Germania pero no en Grecia e India – a menos que no fuera la tradición aria misma la que constituyera
la deformación y que estos últimos
países se hayan beneficiado de la ayuda correctiva de las tradiciones pre-arias,
dravidiano-shivaitas y pelasguianas- En este caso, todo el edificio activista y
kshatriya (revuelto) de J. Evola, con su carácter negativo de la “luz del sur”
se desmoronaría. Esto no sería un flaco servicio a prestar a todos los que se viesen tentados, en
consecuencia, a privilegiar la acción contra la contemplación.
Se puede en
efecto constatar la existencia del hilo conductor de este tipo de integrismo en
la historia bastante fácilmente. Sus
rasgos comunes son el mesianismo, la mística de la sangre, la mezcla de funciones (la
usurpación por los guerreros de las funciones sacerdotales, o la creación, en
otros casos, de un militantismo "esotérico") y el extremismo
político. Los ejemplos son a la vez próximos y distantes en el espacio: el
revestimiento por el mulá Umar, en Afganistán, del manto del Profeta, como las
insistentes teorías que, a partir de los años cincuenta, alimentaron un éxito
reciente de la edición a propósito de la “Sangre Real” tomado en un sentido literal
amás no poder, son ejemplos que vienen espontáneamente a la mente. En cuanto al
integrismo – totalmente exotérico pero menos peligroso para eso, comprendido
aquí intelectualmente - que practican ciertas criaturas de los servicios
secretos americanos una vez librados a ellos mismos, no ceden en nada al
espíritu “cristiano” de sus creadores; ahora como entonces, los Templarios son el equivalente de
los Asesinos! Sin embargo, evitaremos hablar de ello, por falta de
retrospectiva necesaria y porque el lector puede documentarse sobre esta
realidad cotidiana.
Se trata en
todos los casos, pero en grados diversos, de ceder a la tentación de encontrar,
si no de recrear, la Edad de Oro, de apresurar la Apocatástasis Final, de violar
la historia e incluso el orden tradicional, y liberarse de la sumisión a los Tiempos
pero también a la Ley; y esto, no en la realización espiritual personal (que
imita siempre, a nivel personal, lo que llegará externamente a nivel colectivo en
el Fin de los Tiempos), sino colectiva y socialmente. Si se puede describir el
marxismo como una pseudo-religión, entonces este esquema le es totalmente
aplicable a él también. Si se omite en este estudio es solamente porque queremos ocuparnos en primer lugar de las
pretensiones o la parodia espiritual flagrante.
La mayor parte
de los tiempos, una mística de la sangre acompaña estas pretensiones: un
linaje, real o no, mejor un linaje que acumula las funciones sacerdotal y real,
está encargado de realizar estos destinos prometeicos, a través de una transmisión
de conocimientos o de cualidades que pasan a través de la sangre, y no por la
investidura o iniciación, o realización espiritual. La reunión de las dos
funciones, lejos de ser un ideal, ya que se supone que debe volver a cierta
sangre, y por lo tanto no tiene nada que ver con una verdadera “elección” divina
o realización, constituye una siniestra parodia de la Edad de Oro y de Melki-Tsedeq
(Rey-Padre); ¿Es una coincidencia que este mismo previó la investidura y no la elección? Para cada sacerdote.Pues todo
sacerdote cristiano es ordenado sacerdos in
aeterno, secundum ordinem Melchissedec , como Cristo mismo. Lo mismo para
la amalgama monstruosa que constituye el
término “monje-soldado”
La mística de
la sangre puede concernir a una “casa” profética, como la casa de Hashim, esa
de donde había salido el Profeta, o su
tribu entera de los Quraish; las dos han sido reivindicadas por los chiitas como
debiendo suministrar los Califas, en exclusividad. Puede también cocernir a castas
o razas enteras, como fue el caso de los conquistadores germánicos el herrenvolk, la raza de los señores "que se opusieron a los welsch, la plebe campesino cristiana y
romanizada (2).
Ciertamente,
todas las dinastías reales han tenido, por comodidad para la sucesión y también
para asegurar sus derechos, el recurso al principio de una legitimación por la
sangre real; pero esta lejos de ser
necesaria para que la trasmisión de la legalidad por sangre también de también
un derecho cualquiera a una función sagrada -salvo lo que permitía el rito sagrado
y no la sangre real solo-. Está pues completamente fuera de lugar, y es una típica expresión inofensiva pero
característica de la tentación que describimos, que los actuales descendientes de
las familias reales francesas se hagan llamar “monseñor” ¡sin haber tenido
derecho a la coronación!
El soberano-consagrado
– puede ser considerado como un “obispo de fuera” o como una “imagen viviente
de Cristo” como en Bizancio; o como “la sombra de Dios sobre tierra "(zill- Allâh fi'l-ard, de acuerdo con el Califa
al-Mutawakki). No obstante, esto no proviene de su sangre, sino de su coronación, y legitimación
por los ulemas, en el califato, así como la aclamación de los representantes del
pueblo en Bizancio.
El Islam quería
reunir la autoridad espiritual y el poder temporal en la persona de Califa,
como el Profeta; pero se planteó muy rápidamente la cuestión de la calificación
y sólo los chiitas han concluido que era por la sangre del Profeta como debía
resolverse la cuestión. Bastante pronto,
por cierto, hubo una clara separación de las dos funciones entre el Califa y el Sultán, por la
fuerza de las cosas, entre otras a causa de la impugnación por el contra-Califato
Fatimida “integrista”.
La verdad no es
que la acumulación de las dos funciones es normal o constituye un ideal, sino
que esto no es válido más que para la Edad de Oro (es decir cuando la
cualificación está “garantizada) o que
ella es simbólica o esotérica – una vez, pues, que la cualificación es
verdadera-. En cualquier caso, la acumulación no está nunca garantizada por una
nominación, o por la autoridad de una sede sino por un rito o por una calificación
real. El caso del obispo de Roma, que se pretende vicario de Cristo -y no de Pedro- y se atribuye el
título imperial de Sumo Pontífice, no ha sido nunca destinado a conseguir
sangre divina , sino evidentemente a una sucesión apostólica y ritual . Por lo
demás, es evidente que la primacía (de honor) de la sede sería reconocida en
Jerusalén y no en la antigua capital del Imperio Romano donde fueron matados
San Pedro y San Pablo.
El Mesias, el
Ungido (no el bien nacido, sino el ungido de Dios) que nos conducirá hasta la verdadera
edad de Oro verdadera, es un guiado
(mahdî) no un guía (Führer); invariablemente, el masîh autoproclamado resulta ser en realidad un masîk (deformado).
Pero estas deformaciones espirituales pueden servir a partir de prefiguración
de lo que advendrá cuando aparezca el Anticristo/al-Dajjal. Evidentemente, está
previsto que, en esta última fase también, se tomará sías. el Anticristo por el verdadero Mesías.
Otro trazo
característico de los falsos mesías existe , sin embargo: harán “signos y
prodigios”, y tendrán una acción
impresionante (o imponente o extremista), una acción social y política
espectacular, ellos “darán de comer, según un hadith. Exactamente como el Diablo propuso a Cristo, cuando las
tentaciones del desierto. Dostoievki ha descrito bien el alcance de esta
tentación (3), que atribuía a la exoterización
completa de una cierta Iglesia que no dudaría , según ese relato, en exterminar
a su fundador en nombre de sus propios principios y , en realidad, de
conformidad con las tentaciones del diablo. Es sintomático de la universalidad de
esta tentación que la misma leyenda pueden muy bien aplicada a los marxistas.
Importa pues saber
si el pan del verdadero Mesías será
“sobre-esencial”, “cotidiano” o prefigurativo del “día que viene” (es decir el
fin de la nueva Edad de Oro); pero es también sintomático que la respuesta no es
evidente, ya que estas tres interpretaciones, de la más exotérica a la más esotérica,
constituyen las diversas traducciones utilizadas para el mismo texto
fundamental, que forma parte de la Liturgia y de los Evangelios, proveniente de
Cristo mismo, en la Oración Dorninical,
de la palabra griega épiousious. Igualmente importa saber si el “reino” del
Mesías (que, sin embargo”) se ha de encontrar
“entre nosotros” (exteriormente, socialmente y colectivamente) o a
buscar “en nosotros”: aún una vez más, las dos traducciones (y, por tanto, las
dos interpretaciones, o según la expresión de J. Borella hermenéuticas tradicionales) han sido utilizadas , para el mismo
original griego en humin.
También por ahí
podemos ver que la tentación que constituye el hilo conductor es tan errónea
como tenaz y universal.
Nos queda por precisar
en la esta Introducción, que los retornos
periódicos a los excesos “justificados” por la religión, o peor aún , por el
esoterismo, son forzosamente heterodoxos, hoy como ayer. Y esto, incluso cuando
se invoca la legítima defensa de una sociedad o una agrupación contra las subversiones,
sean estas reales o supuestas. La verdadera espiritualidad usa, en tal caso, las
armas espirituales del ayuno y la
oración, y practica en toda circunstancia la conversión/metanoia y la compasión; lo mismo vale para el “brazo
secular”. No es porque los cátaros eran heréticos que Simón de Monfort ("mátadlos a todos, y
Dios reconocerá los suyos) era un santo; sin embargo, fue esto lo que fue propuesto, y afortunadamente echazado.
Y no lo fue, más, porque los verdaderos o supuestos herejes amenazaran a la Iglesia que la Inquisición (incluso
si no tenía sus manos en la sangre ella
misma) mereciera el título de "santa"
. Desde un punto de vista espiritual la violencia siempre llama violencia, y
Jesús se lo recordó a Pedro cuando su arresto – ¡ un caso, sin embargo, de
“legítima defensa” a más no poder ¡(4) Misericordia quiero y no el sacrificio (5) recuerda
a Cristo en dos ocasiones, con las
palabras de los profetas judíos,
ignorando así cualquier deseo de defender una tradición, sagrada, por encima de
la misericordia--
I. Fada'i hal-batiniyya
El escándalo del esoterismo es una obra de Abu-Hamid Muhammad “el Tejedor”
(al-Ghazali), dirigido a los esoteristas epónimos de su época (los batinis,
más conocidas bajo la denominación Asesinos), que se adecua bien al título de
este capítulo en el cual hablaremos de diversos movimientos y agrupaciones
pretendidamente esotéricos, que sacudieron el mundo musulmán y especialmente chiita, más o relacionados
entre sí y de cerca o lejos levantados con ideas de origen persa, tanto
geográfica como intelectualmente, es decir más o menos dualistas, activistas e
“integristas” con el matiz que hemos dado a este palabra antes. El título
conviene tanto más cuanto que el célebre autot del siglo XII declaraba que el
único verdadero esoterismo islámico era el taçawuf
(sufismo), y no el ocultismo ismaelita
de los Asesinos. Por cierto , y en parte gracias a él,es precisamente con la
organización y aparición de tariqas
que estos movimientos psedo-esotéricos dejaron de existir; se puede suponer, y
los sufíes tienen esto como una evidencia, que el sufismo existió desde la muerte del Profeta,
precisamente con su yerno `Ali ibn-Abî
Talib, el esposo de la hija del Profeta, Fátima. Figura en todas las cadenas
iniciáticas sufíes. Pero las turuq (“vías”,
es decir cofradías) no son conocidas más que a partir del siglo XII. Hay ahí un
fenómeno análogo al hesicasmo :considerado como existente desde el siglo IV, no
fue conocido más ampliamente y
consagrado como “corazón de la teología Ortodoxa” más que en el siglo XIV, con
ocasión de las impugnaciones anti-esotéricas.
La Islamización,
más generalmente en el Medio Oriente, de
los cristianos heréticos (cual los
nestorianos), los dualistas gnósticos persas, los paganos y, gentes cuya
religión estaba muerta ( los cristianos ortodoxos se quedaron así, los zoroastrianos -que
no eran dualistas – partieron a la
India) unificó, pacificó y simplificó en una fe monoteísta “clara” un vasto
espacio antes dividido. Pero los neófitos de tendencias gnósticas no tardaron
en sembrar la confusión en tanto que musulmanes, también. Incapaces de comprender
que la transmisión de la Palabra de Dios por el Sello de la Profecía llamaba a la realización de su estado
ontológico, pero ligados a la letra, estos pretendientes al conocimiento se
dieron, hasta el siglo XII, a una orgía
de especulaciones que a veces se tradujo políticamente. La unicidad de la existencia (wahdat al-wujud) se convirtió a sus
ojos, en un determinismo o un totalitarismo.
La ausencia de
clero en el Islam, vista durante los primeros siglos como una libertad de
especulación, así como su voluntad, al principio, de combinar poder temporal y
autoridad espiritual, hizo que entre los siglos VII y XII, tradicionalistas,
exoteristas limitados, racionalistas y diversos “esoteristas” pudieran casar
junto a problemas teológicos, problemas políticos; lo uno podía fácilmente
traducirse en lo otro.
*Los teólogos exoteristas (mutakallimun) sabían mostrarse limitados: al-Ashari (873-935) por
ejemplo, inventó el concepto de la aceptación bilâ kayfa (sin comentario), exactamente como lo hacían ciertos teólogos
cristianos, y la concepción según la cual, en su omnipotencia, Dios podía
"si él quería” (esta frase muestra toda la ignorancia metafísica del
autor) castigar un justo sin motivo.
*Los
racionalistas (mu’tazilis o "Distanciados"), más o menos
aristotélicos se llamaban a sí mismos “partidarios de la equidad y de la
unidad” (ahl al-‘adl wa’tawhid), pues
ellos propugnaban igual distancia entre
tradicionalistas e innovadores o extremistas. Sostenían sobre todo el orden, a
veces a expensas de la espiritualidad, a la manera de los Fariseos. Sostenían
que el Corán es enteramente creado, por
ejemplo, los extremistas sostenían que era enteramente increado, incluso en
cada ejemplar. La posición que prevaleció fue que es increado su esencia, pero creado
en cada una de sus formas, posición ortodoxa - Los mutazilíes fueron pues,si se
puede decir, los “arios” del Islam.
Lo que importa
saber, para todas estas querellas, es
que el Islam tuvo el análogo de las
querellas rencillas Cristológicas, bajo la forma de querellas “coranológicas”
El Califato se vacilaba
entre sus dos tendencias- no era cuestión
de discutir las posiciones chiitas, pues los chiitas negaban su legitimidad.
Bajo Al-Mamûn hubo un período de Inquisición
(mihna, “examen”, “interrogatorio”)
de tendencia racionalista; bajo al-Mutawakkil, el kalâm ortodoxo y exotérico prevaleció.
No hubo
síntesis, análoga a la síntesis Capadócica para el cristianismo, más que con el Ghazali, cuya obra fue pivotal
entre exoterismo, racionalismo y esoterismo y que contribuyó, ya lo hemos
dicho, para aclarar el estatuto del esoterismo ortodoxo denunciando eficazmente
las “falsificaciones”.
Ghazali atacó a
la vez al racionalismo, a la teología limitada
y al esoterimo fantástico o desviado, totalmente separado totalmente de la Ley
exotérica, en vez de esforzarse por "vivirla" o relizarla. Su obra forma parte de un proceso de puesta en
orden, que comprendía una carga en la estructura misma del Califato.- Las
revueltas Qarmatas desde 899 en Arabia incluso (Cf infra) y el anti-Califato Fatimí desde 909 (véase más
abajo), no solamente habían disminuido mucho la autoridad califal sino que crearon focos
permanentes de tensión. Durante más de cien años, el Califa abbasida, que conservaba su título de Comandante de los
Creyentes (Amir al-umara) no tenía ningún
poder temporal efectivo, ya que el poder estaba en realidad (más
bien a la manera de los Merovingiios ) entre las manos de los ”príncipes de del
Palacio "; el jefe de estos llevaba el título puesto el arnés de
Comandante de los Comandantes (Amir
al-umara), título que no dejaba ninguna duda en cuanto a la subordinación
del Califa. Desde el año 932, estos Príncipes de Palacio, que había comenzado como los Guardias, pertenecía a la dinastía-tribu
turca de los Buyides y, cosa de gran importancia, eran chiitas. Eso significa que rechazaban naturalmente, toda autoridad,
incluso puramente espiritual al Califa. No hacían pues más que jugar un juego, haciendo que creer a los
sunnitas que el Califato seguía existiendo en Bagdad, mientras que ponían su lealtad en El Cairo. Esta estado de cosas cambió
cuando el poder efectivo fue conquistado por la tribu turca de los Seldjukidas
que eran sunitas ellos mismos. El primero de entre ellos en tomar el título de sultán fue Tughril-Beg,
en 1055. El poder se ejercía por lo tanto en nombre, o con la legitimación del Califa
pero era ejercido por el sultán que garantizaba al Califato su seguridad. El cambio de 1055 consistía
en una neta separación de poder entre poder temporal y autoridad espiritual, a
partir de ahora los dos ortodoxos. A nivel administrativo, el visir de Tughril-Beg
(después el hijo de este Alp-Arslan) era un sunita persa muy capaz, cuyo nombre o apodo - era “Orden
del Reino”(Nizam al-Mulk). Además de una
verdadera puesta en orden administrativo, este protegió a el Ghazali y apoyó su
trabajo de condenación de herejías (Incoherencia de los Filósofos, Liberación
del error, Escándalo del esoterismo), de síntesis entre teología y filosofía (El balance justo, Vivificación de las
ciencias religiosas) y de promoción del sufismo auténtico, organizado en
cofradías con cadenas iniciáticvas regulares (El nicho de las luces, La química
de la felicidad) . Esta obra disgustó de tal manera a los “esoteristas” chiitas
conocidos como, Asesinos que el primer asesinato cometido por ellos, en 1092, fue
el de Nizam-al-Muk.
En cualquier
caso, fue una vez que la separación fue neta entre un poder temporal y una autoridad espiritual sunitas y una vez completada la obra del Ghazali,
con el apoyo de los representantes de estas dos funciones, que el sufismo ortodoxa
pudo florecer en fraternidades organizadas en el respeto a la Ley Sagrada.
Persia y el Islam
Persia, más precisamente,
causó muchos problemas al Islam naciente, hasta el punto de que la Nueva Roma cristiana,
gobernada, según los primeros cronistas musulmanes, por el "perro de los Rumi”, pareciera preferible
a la Persia sasánida; La Sura Los
Romanos (7) lo atestigua bastante, así que el
episodio de una embajada enviada por el primer Califa, Abu-Bakr, al emperador Heraclius, relatada por el cronista al-Bayhaqî y mencionada por Valsan (8), a propósito de la cual el autor concluyó que a los
ojos de los musulmanes Bizancio era confirmada,
“como lo dijo un hadith”, Persia condenada.
Que se hable de
la “particularidad nacional” persa que no aceptó la dominación del islam más
que bajo la forma muy particular chiismo o no, el hecho es que este rasgo nacional constituye
una constante intelectual, y no política;
veremos en otros capítulos que incluso antes del islam, el Imperio Aqueménida
después Sasánida dio lugar en muchas ocasiones a la desmesura de los guerreros revueltos,
análogamente a lo que veremos aquí. Basta con recordar que el “integrismo”, es
decir la acumulación de las dos funciones y, en realidad , la subordinación de
la función sacerdotal (o, peor, pero que
no es la misma cosa, de la autoridad espiritual) a la función real no
constituye una unificación o unión, sino simplemente una confusión o una mezcla:
se trata en el peor de los casos, de concebir del esoterismo como un exoterismo;
creer que se puede a la vez basarse sobre verdades que solo puede conocer (en
el verdadero sentido del término, es decir ontológicamente) un realizado, y
proclamarlas a todos, para todos y por todos.
La única
justificación intelectual para tal mezcla, aparte del orgullo y la voluntad del poder, es la
concepción heroica y apasionada de los kshatriyas, según la cual es necesario
realizar la Ciudad de Dios o Paraíso Terrenal externamente y socialmente; esta concepción no va sin la
aceptación del mundo en tanto que malvado, y por necesitando su ¡cambio en
lugar del nuestro! De donde la concepción de un
Creador malvado , al lado del Bueno, de la negación de la vejez y de la
muerte en tanto que no solamente necesarias sino desprovistas de lados
positivos, y la necesidad de corregir la Providencia y anular la marcha del
alejamiento cíclico de la marcha del Principio; de donde igualmente la
concepción del mundo en tanto que exilio injusto, Pero la cáscara y el núcleo
no están en esta relación sin razón; sin la cáscara, el núcleo muere y sin el
núcleo la cáscara no sirve de nada,
Querer abolir la cáscara y desempeñar el "doble" papel al núcleo, he
aquí lo que , bajo el pretexto de la unidad, constituye un dualismo
irreductible, incapaz de comprender que la unidad no consiste en una
acumulación, sino en el principio de
las dos funciones, que las trasciende y les da nacimiento, pero a en un nivel superior, y quizás no-manifestado. He
aquí en resumen, el drama del dualismo que causó tantas catástrofes, que ha
caracterizado a Persia desde hace mucho tiempo y bajo el Islam (chiita) también (9).
Los chiitas
Hemos dicho que
los chiitas se definen por la concepción de una legitimación por la sangre;
cuando Alî el último de los últimos “Califas
piadosos” (al-Khulafa al-rashidun)
fue apartado del poder por Muawiya y matado en batalla (que él había aceptado
como arbitraje (10)), la facción de ‘Alî (chi
at’Alî) fue creada, Se habría podido
creer que tratándose de la legitimidad del Califato, la cuestión quedaría
social e exotérica solamente, no obstante , siendo Alî un maestro espiritual , sus
partidarios reclamaban la reunión de las dos cualidades, espiritual y temporal,
por la sangre e independientemente de sus aptitudes para de gobernar. El Imanato
fue así instituido, en lugar y sitio del
Califato, un Imán siendo normalmente un simple guía de la oración, pero en el
chiismo un Jefe Supremo, investido de la
plenitud de poderes temporales y
espirituales. La sucesión de los Imanes no tuvo unanimidad entre los chiitas,
una de las grandes ramas separándose después del séptimo, y la otra postulando la
invisibilidad a partir del duodécimo. El Imán es un modelo para su época , debe
ser reconocido y seguido, constituye incluso el único medio para adquirir el conocimiento y permitir al
alma caída en el mundo material retornar al mundo superior; cualquiera que
quiera impedirle ejercer el poder
temporal (especialmente, todos los
sunnitas) es un usurpador... No es el César
quien es Dios, aquí, sino Dios quien es
César, ya que, según Henri Corbin, el Imán es una ¡“teofanía primordial "!
Acoplado con el
culto del dolorismo y el martirio, estas
concepciones cumplen todas las premisas que
podrían conduje al “integrismo” y al hilo conductor que describimos. El carácter de misticismo de
todo esto (en el sentido dado por R- Guénon a esta palabra), podemos concebirlo
sin problemas; pero reconocer, como en H - Corbin, un carácter “esotérico” no
es en absoluto evidente.
Hablaremos ahora
de algunas acciones que han tenido lugar
tanto en Persia así como en otros lugares, y que son obra de organizaciones de chiitas septimados o ismaelitas, ya sea directamente o a
través de influencias o de organizaciones conexas. Entre los chiitas, existen
sobre todo dos ramas, de acuerdo con la
sucesión reconocida de Imanes; la “septimada” que reconoce siete imanes
manifestados y la rama “doudecimada” que reconoció doce. Sólo los seis primeros
les son comunes; después del séptimo (o el duodécimo) el Imanato permanece
“escondido”. Esto es una consecuencia
natural de la exigencia absoluta de sucesión
por la sangre, y debido al hecho de que
el séptimo (o el duodécimo) Imán ha quedado sin descendencia. Las dos ramas
podían seguir preceptos muy diferentes, a parte de los cinco pilares del Islam,
naturalmente. Es sobre todo la la práctica social
y política y lo que es reconocido como legítimo lo que difiere.
Los septimados
también son llamados ismaelitas, del hijo mayor del sexto Imán. Este, Djafar
al-Sâdiq, tuvo en el momento de su muerte un hijo menor en vida (Musâ al-Kâzim)
y un nieto, Muhammad, el hijo de Ismael muerto que su padre - Les septimados o Ismaelitas
han reconocido a Ismael como séptimo Imán (oculto), los otros Musa. Djafar se
menciona en la mayor parte de las cadenas iniciáticas sufíes (lo que indica,
probablemente, que hasta él, esta cadenas estaban efectivamente vinculadas a familia de Alî pero sin sucesión automática
por sangre; también se menciona en el Memorial
de los Santos (Tadhkirat al-awliya) de Farid ud-Dân El Farmaceútico de (Attar), del siglo XIII. Él ha rechazado
siempre jugar un papel militante cualquiera o a reconocerse en tanto que
Imán , siendo sunnita. En todo caso, algo estaba pasando en ese momento en tren
de cambiar (o desviarse) en la historia espiritual, amenos que no se tratara de
la pura y simple imaginación de los genealogistas chiitas.
Queda el hecho de
que la acción de ciertas sectas ismaelitas ha jugado efectivamente un papel
subversivo y disolvente contra el Califato, tanto política como intelectualmente. Para algunos, esta disolución fue definitiva, ya que las
Cruzadas (7 años después del primer crimen de los Asesinos) de las que fueron episódicamente aliados
desorganizaron aún más las estructuras políticas del Califato - y también del Imperio
Romano cristiano - hasta los dos fueron finalmente absorbidos por el Imperio Otomano.
Los orígenes
gnóstico y dualista de la filosofía chiita (ismaelita, en todo caso) son muy característicos: la
primera es que en una creación
radicalmente mala (y no por una Caída), no hay posibilidad de
conocimiento o realización espiritual (personales, por tanto); la única
salvación posible (colectiva) es la obediencia ciega a un ser sobrenaturalmente
exento de corrupción se transmite a sus
descendientes por la sangre, La similitud de esta concepción herética a ciertas
ideas sobre la Inmaculada Concepción no de Jesús sino de la Virgen María (que
no es consagrada por su libre aquiescencia a la Anunciación, sino
sobrenaturalmente exenta de las consecuencias del pecado original) es patente.
La segunda idea,
que fluye de la primera, es que la iniciación (pues todas las sectas
neo-gnósticas fueron organizadas en estructuras a la vez secretas y selectivas)
no es ,más que un procedimiento de selección y propaganda; no tiene como
objetivo la transmisión de un estado de pureza original al iniciado , sino la
producción de da’is (11) (misoneros o
propagandistas) de la causa del Imán, Cuando ésta además escondido, la
dependencia de la información obtenida por el jefe (no Imán el mismo) de los
“Superiores Desconocidos” es total.
Esto, a su vez,
hace inevitable la creación de una milicia,
con el fin expuesto de crear una “Guardia” que vigile la
perpetuación de la sangre del Imán y sostener su dominio temporal, cuando este
se vuelve imposible , ya que es considerado como un soberano de derecho divino
y, lo que es más, universal.
Nâsir al-Din
Tûsî ha relatado la estructura de los Ismaelitas; colectivamente llamados entre
ellos “compañeros” (rafiqs), estaban
divididos en no-iniciados, los” respondientes” (mustajibs) y “predicadores” (da’is)
que, ellos, estaban iniciados en la “enseñanza” (ta’lim). A su cabeza se encontraba un Gran Da’i o aún un Shaykh o
un Hujja (prueba).
Esta estructura
corresponde bien a la de una sociedad secreta; pero ¿es “iniciática”, ya que
comprende no-iniciados y que los “iniciados” lo son en un fin muy evidentemente
temporal?
Los chiitas ismaelitas han ensayado bien, teniendo esa predilección
por la sangre en lugar del conocimiento, de vincular la ascendencia espiritual
de los Imanes (algunas veces personas, que como hemos vito, no se reconocían en
tanto que tales) a reales persas. Así es como algunos han afirmado que el
Cuarto Imán, `Alî Zain al-Abidîn, se casó con la hija del último Príncipe Sasánida,
Yazdagird. Esta mujer sería llamada “Shahr-Banu”. Ahora bien, este es un título
que significa “Dama Real” o “Nuestra Señora” o “Señora del País” y fue
atribuido a Anahita, la Ishtar babilónica o Afrodita / Venus, que se convirtió
en la deidad tutelar de los Sasánidas, exactamente como el hada Melusina era de
los Lusignan (12). Hay ahí, en todo caso, la
reivindicación de una ascendencia dualista; y se verá otras aproximaciones
semejantes en este estudio.
Los
Qarmatas
Estos
campesinos iraquíes se llamaron así por el nombre de su jefe, Hamdan Qamat (De
los Ojos Rojos). Poseían como libros sagrados, aparte del Corán, tratados
gnósticos, que ellos consideraban como evangelios de justicia social.
En 859, uno de
los suyos de nombre Nusayr se declaró bâb
("puerta" o representante, o habilitado) del 10º Imán duodecimado,
Alî al-Naquî, aún viviente, sin que se sepa si este estaba al corriente o no. Declarando
que el primer Imán ‘Alí, era una encarnación de Dios, fue el origen de la secta
de los Alauita, que también son llamados Nusayris. Entre sus libros
"sagrados", tienen un tratado que contiene una gran parte de la ¡Ética a Nicómaco de Aristóteles!
Como toda corporación
o sociedad secreta -o más simplemente, sociedad proveniente de la ruptura con
el Islam circundante- los Qarmatas tenían una estructura críptica (“iniciática”) y como la mayor parte de ellas
se veían como justicieros.
Bajo su jefe
Abu-Saîd Hasan ibn-Bahrâm al-Jannâbî, fundaron el 899 un estado independiente del
u Califato, en un oasis de Hâsa (hoy día Hufuf), al este de la península arábiga,
con Mu’miniyya (Villa de los-verdaderos-creyentes)
Sus jefes eran el
Señor de la Pureza; la connotación puritana (y “cátara”) es evidente, pro se podría
también hacer una aproximación con la Fraternidad Pura, una asociación sin fin
lucrativo , literaria y científica, prefigurando el Rosa+Cruz, de los que
volveremos a hablar.
Aliados a los Fatimitas
cuando estos no tenían todavía el (contra) Califa, atacaron la Meca en el 930,se apoderaron de la Piedra Negra de la
Kaaba durante 21 años y lo devolvieran
más que bajo la orden del primer Califa “legítimo” después de Àlî , el fundador
del Cairo (cf. Infra).
La Piedra
estaba en tres trozos partes cuando se apoderaron de ella; estaba en siete
cuando la devolvieron. Sacrilegio, pretensión y superstición aparte, se trata quizá de una “signatura” que
simbolizaría los siete Imanes, tanto como el carácter disolvente de la secta.
Los Qarmatas a
menudo han sido considerados en tanto que “comandos” bajo la orden de los fatimitas
contra los vasallos desobedientes de estos, sobre todo si notificaban declarase
sunnís; así, por ejemplo, en 1050, contra los Zirides del Magreb.
Una
supervivencia contemporánea de la habilidad política pero también del
“socialismo” de los Qarmatas se encuentra en el hecho de que la dinastía de los
Assad en Siria es alauita y por lo tanto ha conseguido imponer el Baasismo
sobre la mayoría de los suníes del país, lo que por otra parte, quizá garantice
el respeto de las minorías como los cristianos. Este es un compendio ejemplar
de la carrera de estos movimientos heterodoxos, bajo cobertura chiita, en los
comienzos del Islam; a veces movimientos con una gran apertura de pensamiento, pero
también de una militarización creciente, pero que sería extremadamente difícil
aceptar como "iniciáticas" o incluso simplemente espirituales.
Nikos VARDHIKAS
(continuará)
Notas
1) Expresión de J- Robin, a quien
lamento citar aquí, pero una expresión justa y una expresión justa.
2) Hasta el siglo XVIII se utilizó esta
denominación peyorativa, por ejemplo, por los ingleses, ¡a los músicos
italianos! Los polacos no han tenido ningún otro nombre en su idioma para
designar Italia. Y el nombre en inglés
del Pais de Gales (Wales, en galés Cymru), Walonia y Walaquia revelan esta
misma denominación germánica.
3) Leyenda del Gran Inquisidor en Los
Hermanos Karamazov.
4) Mat 26,52.
5) Ho 6:6; Mt 9:13 y 12:7.
6) Al-kinniyya as-sa’ada. Tal vez sería
preciso traducir Alquimia de la felicidad.
7) Es decir, "los Griegos" o
"los Bizantinos": estos últimos, y los Árabes siguiendo sus pasos,
nunca utilizaron otro nombre que el de los Romanos. Los católicos, a pesar de su nombre de "romanos" eran los
Fireng (Francos). De tal manera que la expresión al-Rourn al-Katoulik no
significa en absoluto "católico romano", sino
"greco-católico", es decir Católico de Rito Oriental
8) En el Islam y la función de R.
Guénon, capítulo "Les cofres de Heraclio ".
9) La adición irregular de la palabra
filioque en el Credo también creó un dualismo de hecho, que permitió a la
Iglesia latina creerse investida de una plenitudo potesttis que, básicamente,
reemplaza a Dios el Padre en todo, por el Cristo. Esto no ha dejado de causar
desastres y no lejos de su pérdida bajo la forma de protestantización.
10) Y esto causó otro cisma, el de los Kharidjitas
(los salientes, o los de fuer), que habían estado en desacuerdo con el
principio mismo de la aceptación de este arbitraje, y por lo tanto de su
resultado. Tuvieron una breve carrera de destrucción y rebeliones.
11) Evito, como demasiado pedante, el
uso del plural árabe, añadiendo una "s" al singular.
12) Es de manera análoga que se llama a Chipre,
la presunta tía de Profeta "Umm-Haram", que sigue siendo un título y
no un nombre, ya que significa “Madre sagrada ", es decir una vez más Afrodita/Venus.
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