El testimonio de los
cuatro Evangelios
Por Nikos VARDHIKAS
(Vers la Tradition)
La adopción, en el canon cristiano, de cuatro evangelios muy
breves (tres de los cuales son sinópticos, bastante parecidos) escritos o, en
todo caso, transmitidos en griego helenístico es un hecho curioso y
significativo en sí mismo.
Muestra, en primer lugar, y sin ninguna posible
contestación, que el carácter de las escrituras cristianas no es el de tomar
nota de la palabra divina como tal, como el Corán, ni de formar un conjunto de
escritos inspirados que sea una historia santa, pero también una ley, como la Tora.
Con toda evidencia, la enseñanza cristiana es tanto parte del "mito"
(historia sagrada) narrado como de las palabras divulgadas de su fundador, y
por lo tanto comparte hasta cierto punto el carácter del Corán y de la Tora.
¿Pero por qué un canon de cuatro Buenas Nuevas? Aunque las diferencias entre
ellos sean significativas, no son más significativas que las que se observan
entre los Cuatro y el Evangelio de Tomás; por tanto, la razón debe ser en
primer lugar de orden simbólico y luego, con el número cuatro dado por sentado,
interviene la cuestión de la elección de los textos. Aparte de Juan, los
supuestos autores de estos cuatro evangelios no se imponen por su identidad
(por ejemplo, no se supone que estén entre los Doce - a diferencia de Tomás
Didyme, que no figura en el Canon).
Entonces, el tamaño minúsculo de cada Evangelio, así como
las advertencias contenidas en él (especialmente en Juan):"atención, aquí la sabiduría" quien tiene oídos entiende''
se podría decir mucho de Jesús,'' Yo hablo para que ellos no entiendan, etc.,
muestran que cada palabra cuenta, aunque de otra manera que la literal.
Estas dos características constituyen curiosas innovaciones
en la tradición semítica. Juntos, indican inmediatamente que el significado que
debe darse a la expresión "hijos de
Dios", sin disminuir en modo alguno el carácter divino de Jesús, es
diferente del que se da habitualmente en la Iglesia de Occidente. Más bien que
anunciar un acontecimiento estrictamente histórico que corta la historia humana
en dos, los Evangelios acentuarían el carácter de "Maestro" de Jesús (Señor,Κύριοζ , Adon) que, como tal,
ofrece una filiación divina que pasa a través de él.
Con respecto al número cuatro, retenido por los Evangelios,
un número que tradicionalmente indica materia o tierra y que es también el de
la cruz (cinco, con el centro del cuadrado y de la cruz, siendo la cifra del hombre), la primera
conexión a hacer sería entre el Tetragrammaton(HlVH-Adonai)
y Tetraévangelion ( Τετραεναγγέλιον,Τετραβάγγελ ) , , un término utilizado sólo en las Iglesias de
Oriente. Por esta conexión entre una cuadri-unidad literal e
impronunciable y una cuadri-unidad
escritural, vemos que los Evangelios revelan el Nombre de Dios (no como cuatro
letras sino como tres personas), como el Mesías revela a Dios (Dios, nadie lo
ha visto, pero el único Dios en el seno del Padre lo ha hecho conocer-Jn.
1:18). El Ungido, por lo tanto, vino a hacer operativa la enseñanza esotérica
(o incomprendida); esto está en perfecta concordancia con su primer milagro,
solicitado por su Madre humana, que constató, en Caná, que la gente "ya no
tenía vino para el vino la boda", es decir no comprendían más el sentido
de su tradición. El cambio del agua (inerte) al vino (enervante) es análogo,
entonces, sobre el plano colectivo (que explica la reticencia del Ungido) al
cambio del vino en sangre para los discípulos (Él dio poder a aquellos que lo
reciben para convertirse en hijos de Dios-Jn. 1:12).
Debemos hacer una segunda comparación (ya hecha, sobre el
Apocalipsis, por San Ireneo, San Jerónimo, San Agustín y otros) del Tetraevangelion- Tetragrammaton que
acabamos de establecer con el Tetramorfo,
"los cuatro vivientes": Buey-Águila-Hombre-León.
Los seres míticos mixtos, generalmente guardianes de
tesoros, están compuestos de dos o tres animales:
GRIFO: León y águila (tierra y cielo)
KARIBU: (Querubín) Mesopotámico: Hombre, Águila, Toro
ESFINGE (Egipto): León, Hombre
ESFINGE (Grecia): León, águila, mujer-símbolo maléfico.
Debemos forzarnos a acercar el Tetramorfo, sin embargo, a
este último símbolo maligno griego, porque es el único que añade al simbolismo
de reunión de contrarios común a todos estos seres, el hombre: la Esfinge posee el
conocido enigma del 4-2-3 cuya respuesta es: el hombre.
Los cuatro vivientes se mencionan en la visión de Ezequiel:
cada uno tiene una forma humana, cuatro caras, cuatro alas y pies de buey; los
rostros son los de un hombre, de un águila, de un león y de un buey. Ellos sostienen
el trono de Dios. En el Apocalipsis, están "en el centro y alrededor"
del trono, están "llenos de ojos por delante y por detrás, tienen seis
alas cada uno y una sola faz.
El Tetrarnorfo de los Evangelistas corresponde a estos
cuatro seres vivientes; no se funden en un solo ser, sino que la misma palabra
de Tetramorfo indica un ser en cuatro formas, y el simbolismo de cada uno se
"fusiona sin confundirse" en los otros: es el simbolismo de 4,3 y 2.
El simbolismo de cada uno de ellos.
Cuatro:
-puntos de espacio, cruz, universalidad, reintegración, "vivientes".
Tres:
-león-toro: seres "terrestres" que viven bajo la
ley dual de manifestación;
-águila: ser "celestial";
-hombre: ser de síntesis.
Dos:
-león-toro y hombre-águila o (según los Padres de la
Iglesia) Resurrección-Crucifixión y Encarnación-Ascensión, es decir las dos
naturalezas de Cristo).
En el cristianismo, pues, la Palabra es (Una y) Cuádruple;
Dios (Uno y) Triple; el Salvador (Uno y) Doble; y es el hombre el que está
llamado a realizar la síntesis aquí abajo.
El hecho de que los Evangelios no tengan en cuenta la
palabra literal de Dios se deriva del uso de la lengua griega, así como del
número de Evangelios adoptados; esto subraya el hecho de que es el mensaje lo
que cuenta y no su formulación, que prohíbe cualquier desarrollo del tipo Cabalístico
y excluye la creación de una Sharia cristiana sobre la base de los Evangelios
tomados literalmente.
Esto también prohíbe los intentos de crear la "Ciudad de Dios" rechazando
cualquier "cultura del exterior" (el camino que siempre ha probado el
Occidente y nunca - excepto para los monjes incultos y fanáticos que ya estaban
haciendo "atletismo" espiritual- en el Oriente).
Hay por lo tanto cuatro Evangelios reconocidos, entre varios
existentes, por razones precisas, y conocidas al menos desde el siglo III.
Su mensaje yace en el "mito" que transmiten, un
mito salvador completo, y no en las palabras del Salvador tomadas literalmente.
Este mensaje apunta a la integración y la inmortalidad, que
nació como una posibilidad para el hombre pero que debe ser conquistada o
"despertada" en él, por la muerte al ego. Este es el secreto (y el
medio) revelado por el ungido: la condición de la inmortalidad; el Judaísmo ya tenía el conocimiento de que esta
posibilidad existía, por la "imagen y semejanza" y por el paralelismo
Génesis-Exodo paralelizado, pero el aspecto "dado" dominaba allí el
aspecto "ganado".
El programa iniciático, según el esquema 4-2-3 sería por lo
tanto: enseñanza (4), transformación (2), reunificación (3) - esto vence a la
Esfinge que, si no, nos aboca a una muerte cierta por trituración
(fragmentación). Esta explicación trinitaria (y por tanto cuaternaria) es
también compatible con los datos espirituales judíos: no olvidar que Elohim, es
una entidad al menos doble, y como tal "demiurgo": Cristo +Espíritu o
Cristo + María (sobre la cual el Espíritu). La Triunidad Cristiana se completa
con un cuarto polo humano: la Madre de Dios como "continente de lo incontenible".
Durante la transformación (parcialmente inevitable) del Cristianismo
en religión, esta enseñanza ha sido un poco ocultada, pero está simbolizada de
tal manera tan "enorme" por el punto de partida que es la existencia
de cuatro evangelios que no puede ser completamente olvidada. Lo que realmente
debe asombrarse es cómo, después de la transformación, los siete concilios
ecuménicos han podido defender todo lo que en el dogma oficial, conducía a la
doctrina iniciática contenida en el cristianismo: contra las herejías que,
finalmente, eran muy "naturales" para la razón humana y que podían
haber triunfado perfectamente en las condiciones de dominación del exoterismo
(y lo que es más, bajo el patrocinio imperial). El arrianismo y el nestorianismo
bien podría haber creado una desviación
islámica (adelantada) o judía del cristianismo, así como un pietismo protestantizante.
Arrius y Nestorio estaban lejos de ser impíos, imbéciles o "soportes de
subversión": eran hombres "normalmente" piadosos, de manera no cristiana,
sino griega o semítica (el teandrismo les parecía "escándalo" o "locura").
Cómo pudieron los Concilios inevitablemente exotéricos,
defender contra el racionalismo, pero también contra una pietismo plano
"normal", contrariamente a lo que sucedió después del Cisma (1), la doctrina en el fondo esotérico del cristianismo,
debe ser considerada como un milagro o como una prueba de que la Iglesia Una
todavía tenía plena conciencia de su depósito. Es sobre la base de este
depósito que ella fue capaz, al menos en su parte Oriental, de crear y conservar
el conjunto del arte litúrgico y eclesial así como la liturgia misma que
continúan, incluso en épocas de la peor ignorancia, suministrando un soporte
adecuado de realización.
Para ver el abismo de la ignorancia que separa la teología actual
de la de los siglos III y IV, basta con comparar la explicación (exotérica) del
San Ireneo sobre los 4 evangelios y el Tetramorfo (Hombre = Encarnación, Buey=Crucifixión, León
= Resurrección y Águila = Ascensión) con la que habitualmente se da hoy en día, "estructuralista”:
un evangelio para los judíos, uno para los griegos, uno para los paganos
sobreenfatizando los milagros, y uno esotérico. No obstante este carácter de
los 4 Evangelios, esta descripción no explica el número, y este signo tan
singular malentendido deriva que ya no podemos ver lo que está delante de
nuestros ojos.
NOTAS
1. Las dos más tristes
innovaciones dogmáticas de Papado, aparte el filioque, que ha sido más bien una
invención de los germanos, son la inmaculado concepción de María (eliminando
todo el simbolismo teándrico por reticencia contra lo ' demasiado humano') y la
infalibilidad del Papa, sustituyendo a la de la Iglesia, el del título Vicario
de Cristo, en lugar del Vicario de Pedro es otro usurpación de la vuelve a ser
de la Iglesia entera (fieles, muertos, etc.)
La infantilización del
rebaño despojado de oficio del vino no es más que una consecuencia lógica, el pietismo que sigue es la única
"adoración" tolerada.
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