El centro oculto de
la ortodoxia
Nikos Vardhikas
(Vers la Tradition
1986)
Roma se "califica" como sede pontificia por la
antigüedad (para Occidente) de su comunidad cristiana, el martirio de la misma,
establecido "en la boca del lobo", y por la sucesión apostólica de
sus obispos: por eso los cristianos orientales han reconocido siempre a su
obispo una primacía entre iguales.
En Oriente, donde las comunidades cristianas eran
naturalmente más numerosas y más antiguas, y donde se aplicaba la regla del
gobierno local y sinodal, con Jerusalén, Antioquía y Alejandría como centros,
la cuestión de un centro unido encima de los otros no surgió hasta que el cristianismo se
convirtió en la religión oficial de un imperio multinacional. Y la sucesión apostólica,
tan cercana a Jerusalén, no fue planteada ni puesta en duda.
Si el catolicismo se basa por lo tanto, para su Centro externo,
intencionadamente en Pedro y (especialmente a causa de su lejanía de los
centros originales) necesita insistir particularmente en esta legitimidad del
Centro, los cristianos orientales consagraron el Centro visible según otros
ritos, muy particulares y demasiado desconocidos o descuidados aún por
Occidente.
En el siglo IV, en efecto, un quinto centro, el único fundado
expresamente como capital cristiana: Constantinopla, se añade a los otros
cuatro centros históricos (Roma, Jerusalén, Antioquía, Alejandría) y
complementa así la Pentarquía tradicional.
Esta fundación expresa, que hace de Constantinopla la
"última venida" entre estos centros, le da al mismo tiempo su
cualificación y su función como centro visible de la cristiandad [oriental].
Flanqueado por el apoyo de un Estado romano que se ha
convertido en cristiano [en Oriente, de hecho, el nombre "Romano" no
ha dejado de calificar a los ortodoxos hasta hoy en día -ver los nombres de
Rumania, Roumelia, Erz-ur-Rum, y la autocalificación de los griegos modernos
como "Romioi"], mientras que en Occidente la carencia de poder
secular creaba la ocasión de las ambiciones Césaro-papistas de los pontífices, la Iglesia Ortodoxa se organizó de manera íntimamente ligada pero
no obstante netamente separada del poder imperial (Dante hubiera estado
satisfecho de este arreglo).
Constantinopla ha exteriorizado su cualificación como Centro
de muchas maneras, tanto tradicionales como rituales, y no simplemente por
simple "vía de hecho".
FUNDACIÓN DE LA
CIUDAD
Constantino (el único gobernante canonizado por la Iglesia
Ortodoxa hasta la época rusa) inauguró la ciudad el 11 de mayo de 333 [la
duración de este centro es de 1120 años y 18 días, que está bastante cerca del
milenio como la duración de la sociedad cristiana occidental, simbólicamente
terminado con el juicio de los Caballeros Templarios en 1318], rodeando, por
primera vez en la historia romana, la “diadema de los padres y de los
iniciados”, la Ténia, confirmando su papel de Guardián Espiritual.
Bajo él, su madre Helena encontró y erigió la Santa Cruz en
el Gólgota; los santuarios de la Natividad y el Santo Sepulcro fueron
construidos en Tierra Santa": el soberano que poseía la Tierra Santa
(Palestina para los cristianos, Palestina y Hijaz para los musulmanes), era un
"Rey de los Reyes", o un Guardián responsable de su salvaguardia, Jefe
visible de la comunidad de los Creyentes (CON el Patriarca, para los
bizantinos) y calificado para preservar en su Centro con su Templo, las reliquias
santas más veneradas.
Constantino celebró la inauguración de la ciudad en torno a
un símbolo parlante: una columna traída de Roma (traslado desde el centro del
lugar del "paganismo" y persecución, lejos de la Gran Bestia y de
Babilonia, a la capital cristiana) contenía: el Paladium de Troya, transportado
a Roma por Eneas; el báculo de Noé; la piedra con la que salió Moisés del agua;
las 12 cestas del milagro de los siete panes, y el vaso de mirra de la mirra de
los mirróforos.
En los siete rayos apolinianos que adornaban la cabeza de su
estatua, que remataba la columna, estaban incrustados en los clavos de la
pasión y, dentro de la estatua, se incluía un fragmento de la cruz.
La fundación de la Ciudad, por lo tanto, estuvo
conscientemente ligada a su función querida de Centro. Sin embargo, faltaba la
erección del Templo.
FUNDACIÓN DEL
"GRAN TEMPLO"
Constantino había decidido fundar la ciudad después de su
victoria bajo el signo de NIKA ("In hoc signo vinces"). Justiniano,
por otra parte, decidió fundar el Gran Templo ("Megali Ekklissia")
después de su victoria sobre la revuelta puesta bajo ese mismo vocablo NIKA. El
27 de diciembre de 537 fue consagrado el más prestigioso e importante
(teológicamente) atributo exterior del Centro: la Iglesia de la Sabiduría
Divina (Santa Sofía); antes de eso, la catedral había sido la Iglesia de la Paz
Divina (Santa Irene).
La consagración fue hecha con una referencia expresa al
templo de Salomón (1), por el Emperador y el
Patriarca tomados de la mano.
Se trató del primer edificio cristiano que materializa el
dogma de la encarnación, por la cuadratura del círculo que opera:
contrariamente a los monumentos romanos (cf. el Panteón o del Mausoleo de
Adriano) con cúpula, aquí la cúpula hemisférica conduce a un cuadrado por intermedio de semi-cúpulas que se basan su vez
sobre cuartos de cúpula; es decir,
tenemos el paso de la esfera al cubo, por intermedio del el octógono.
Las reliquias de su Tesoro (Skevo-phylakion), y las de otros
templos de la ciudad, correspondían a su "status" del Centro: la más
importante era la Sábana Santa ("Turín"), doblada para mostrar el
rostro de Jesús y llamada el Santo Mandilón, saqueada en 1204 por los cruzados,
mantenida durante un tiempo por los Templarios y acabando finalmente en Turín.
Fue reconocida como la " Verdadera Imagen " y fue la base para
cualquier representación ortodoxa del rostro de Jesús (2).
También estaba la mano de San Juan Bautista (3) y un trozo de su cráneo (3),
los clavos, los restos de los Reyes Magos (4),
los restos de María de Salomé, uno de los mirróforos (3),
etc.
E el centro-derecha de la nave, el emplazamiento de la
coronación de los Emperadores se llamaba OMPHALOS, una referencia expresa al
Centro y al Eje.
La ciudad en sí misma es una cruz, tanto simbólica como
cultural y geográficamente: une el Este con el Oeste (Europa y Asia, el
Cristianismo y el Islam) y el Norte con el Sur (Mar Negro y Mediterráneo, o País
del Toison de oro y Tierra del sol, pasando por Troya).
La unión entre la fundación de la ciudad y la de su Templo
(que al mismo tiempo es la iglesia cristiana más grande y antigua conservada)
se hace evidente (de este modo, muestra el carácter consciente de la función
del centro) en un mosaico del siglo X, colocada por encima de la puerta, significativamente,
conduciendo desde el nártex exterior hasta el nártex interior, que representa a
la Virgen con el niño, flanqueado por Constantino a su izquierda, que le presenta
la ciudad y Justiniano a su derecha, presentándole la Iglesia.
Se trata de dos emperadores, pero este mosaico sin embargo
resume la complementariedad de las dos funciones, el poder temporal y la
autoridad espiritual, siempre practicadas en Bizancio, unidas en un principio
superior a las dos (y no "mezcladas" en un compromiso de la igual
distancia).
En efecto, la ciudad entera estaba consagrada a la Virgen,
como se muestra entre otros por el himno Akatista , aún cantado hoy día el
viernes precedente al Viernes Santo, himno compuesto después de un ataque
infructuoso de los Avares en el siglo X (por otra parte se festeja siempre el
11 de mayo, la inauguración de la Ciudad en la Iglesia Ortodoxa Griega: "La ciudad de
la Madre de Dios dedica su fundación a esta; porque es en la Virgen María donde
ella pone su apoyo y es a través de ella que se conserva y dura, bendiciéndola
de esta manera: Bendita seas la esperanza de todos los confines de la
tierra"):
TE RINDO UN HIMNO DE VICTORIA, YO TU CIUDAD.
A TI LA GENERALA QUE TE BATES A MIS COSTADOS.
COMO AGRADECIMIENTO POR SALVARME DE LAS DESGRACIAS;
DÍGNATE TU CUYO PODER ES INVENCIBLE PARA PROTEGERME DE TODO
PELIGRO.
PORQUE SIEMPRE CLAMARÉ: BENDITA SEA LA ESPOSA SIN ESPOSO!
Con el cual se puede relacionar el Himno nacional bizantino
(siglo X):
SEÑOR, SALVA A TU PUEBLO Y BENDICE LA TRADICIÓN QUE LES HAS LEGADO.
DANDO VICTORIAS A LOS REYES CONTRA LOS BÁRBAROS Y
SALVAGUARDANDO EL CAMINO DE
LA VIDA [QUE TÚ ENSEÑASTE] POR TU CRUZ.
También es significativo que rara vez se llamara a la ciudad
por su nombre, Constantinopla, sino más bien "La Reinante" o "la
Reina de las Ciudades" ("Vassilévousa"),"La de las siete
colinas" ("Heptalogos") o, y sobre todo "la Ciudad"
("Polis", para ser comparada con "Urbs" de Roma).
Todo esto puede parecer demasiado "exterior". Pero
este no es el caso. Asumió su papel de Centro de manera consciente y
tradicional, cumpliendo los ritos que conferían a la ciudad una influencia
espiritual.
¿Qué es ahora de la
“realización de este depósito?
Roma siempre ha hecho valer sus privilegios sin reconocer NUNCA
ese papel de Centro a Constantinopla, queriéndolo para ella misma. No dudó en apropiárselo
de hecho cuando, habiendo provocado el cisma 1054 (después de la célebre
querella "de las investiduras" y la interminable desde Carlomagno,
del filioque, basada en documentos sinódicos falsos (5),
ha tolerado el pillaje monstruoso e inigualable de la Ciudad (incluyendo las reliquias,
los ornamentos de oro de las iglesias, etc.....), ¡practicada por los cruzados
en 1204! De esta manera, Roma realizó (siempre por vía de hecho) ¡la unidad
(leer el uniformidad) impuesta y artificial de la cristiandad! Cuando, además,
no hizo nada para ayudar a Constantinopla contra los turcos [habiendo, previamente, prometido
una ayuda al precio de una aceptación del filioque ( 6 )
y de la infalibilidad papal por el
Emperador y la Iglesia en el concilio de Ferrara en 1438], ella pudo a partir
de 1453, declararse único centro. El relevo ruso estaba minado desde el
interior, con la realización de la secularización bajo Pedro el Grande.
LA ELECCIÓN
Es crucial entender la posición de los ortodoxos justo antes de 1453: El milenio cristiano estaba
acabado en Occidente. El poder temporal había afirmado su supremacía y había incluso
"convertido" a la Iglesia a sus métodos. En Oriente, por el
contrario, la tentación análoga fue
rechazada, a pesar de la amenaza turca (lo que finalmente provocó la caída del
Imperio, pero no de la Iglesia), ¡tan
tardíamente aún como en 1346! La espiritualidad reafirmó a pesar y en contra de
los razones de Estado, con el movimiento hesicasta, (hecho impensable en el
desarrollo cíclico de la historia de Occidente) por personas tan importantes
como San Gregorio Palamas.
Es dentro de este marco, y sobre la base de la experiencia
de 1204, que es necesario situar la famosa toma de posición, ampliamente compartida
por los ortodoxos atribuido al Gran Duque Loukas Notaras:
"Sería preferible ver reinar en esta ciudad el turbante
turco más que la tiara [del obispo latino]!
Esta actitud es central, para la historia santa de la
ortodoxia. Ella no traiciona un odio “fanático" de los occidentales , sino
que refleja una elección esencial: una elección que garantizara una
continuación tradicional, la continuación de la tradición ortodoxa incluso bajo
condiciones de prueba, y la continuación del papel axial y central así como
intermediario de Bizancio.
Es duro decirlo hoy día como entonces, pero es preciso: esta
continuación ¡no estará asegurada por
los latinos¡
Este papel de Bizancio sigue siendo hoy en día olvidado voluntariamente
por los occidentales, que apenas comienzan a reconocer el Islam y descuidan por
completo a los predecesores de éste. Lo que Occidente comienza a vislumbrar en
el siglo XX: el papel del Islam en la salvaguardia o el despertar de la propia
tradición occidental. Ya en el siglo XV, Bizancio estaba en una buena posición
para saberlo.
Al elegir el Islam,
escogió su propia continuación, un mal menor, en resumen, porque el Islam turco
tenía por un lado el carácter islámico tradicional de recoger lo que estaba
disperso, pero por otro lado también reducía y simplificaba, lo que en ese
momento era saludable pero inevitablemente limitante.
Por lo tanto, Bizancio ha elegido una continuación tradicional.
De hecho, no sólo el templo de la Sabiduría Divina ha
sobrevivido hasta el día de hoy (lo que en si no sería lo más importante) pero
sobre todo ha sobrevivido en tanto que Centro, en tanto que templo sagrado. Sólo
bajo Süleyman el Legislador ("El Magnífico") se cubrieron los mosaicos
cristianos, y sólo en 1936 el edificio se convirtió en museo.
Los otomanos conservaron el carácter central de Constantinopla:
el nombre "Estambul", de hecho, en sí mismo,
retiene el nombre de Ciudad por excelencia (Urbs), del griego "Is tin
Polin" ("a la ciudad") y por lo tanto no es, en sentido
estricto, un nuevo nombre.
Y lo que es más importante, puesto que el Profeta había
escrito una orden a cualquier gobernante musulmán sobre la protección de los
cristianos, una copia de la cual se guardaba en Estambul como un centro califal
(descubierto en 1938 en El Cairo por la Sra. Jeanne Aubert (9)), el Centro también pudo conservar su función
cristiana.
El reconocimiento del Patriarca como "millet-basi"
("etnarca") de los ortodoxos del Imperio aseguró la continuación de
su función central.
La ciudad se convirtió así en la síntesis del Centro
Ortodoxo e Islámico, de las dos tradiciones que permitieron a Occidente
mantenerse (a través de su transmisión del saber tradicional y libre de los
tres flagelos occidentales del moralismo, el racionalismo y el juridicismo) y
preservar una espiritualidad incluso "subterránea" (por sus
acercamientos a la espiritualidad convertida en occidente en cofradías místicas y secretas:
Francmasonería, caballería, rosacruces, franciscanos, etc.).
La relación bastante estrecha entre la espiritualidad ortodoxa
(con lo que tiene de "griego") y el tasawuf muestra, en cualquier
caso, que la elección de la que hablamos era correcta.
La ciudad, ahora de nuevo Guardiana de la Tierra Santa,
conserva también reliquias islámicas que se encuentran aún aquí: manto,
estandarte, espada, diente y pelo de barba del Profeta, llaves de la Kaaba,
espadas de los cuatro primeros califas.
Después del fracaso de la teoría de la Tercera Roma
(especialmente después de la occidentalización o mundanización operada bajo
Pedro el Grande y que dio como triste reacción las corrientes pietistas), ¿qué
queda a los ortodoxos de esta conciencia de papel central, que es equivalente a
la conciencia del papel iniciático del cristianismo? Frente a San Pedro, orientado
significativamente hacia el oeste, que priva a sus fieles (pero no a sus
sacerdotes) de la luz del Oriente, y del Conocimiento no dándoles la comunión
más que bajo una especie, frente al Vaticano y su fasto que es un poco demasiado imperial, los
ortodoxos ya no tienen sus reliquias, su Gran Iglesia, ni siquiera las tumbas
de sus emperadores “fieles a Cristo Dios”.
Significativamente, el único depósito exterior de este tipo no es de naturaleza
mundana; es la comunidad monástica del Monte Athos (10).
Pero, a pesar de las presiones nacionalistas y diplomáticas,
insisten en el derecho a guardar un Patriarca Ecuménico sin una congregación
real en Estambul. Evitan así una completa nacionalización (que Roma también ha
logrado hacer) pero resisten la tentación de centralizar el gobierno al mismo
tiempo.
De esta manera, reconocen a un Guía puramente espiritual,
ubicado en el Centro.
Las prerrogativas de este Patriarca hablan por sí solas; no nombra
a los obispos de las Iglesias locales (griega, búlgara, serbia, rusa, rumana, copta,
asirio-RITO oriental solamente-árabe, armenia, georgiana, norteamericana,
europea) sino que envía la mirra para las consagraciones, que sólo él tiene
derecho a hacer.
El Patriarcado está hoy en la ciudad de Santa Sofía, que
tiene cierta importancia, pero ya no necesita la Gran Iglesia.
Dado que ya no está flanqueada por un Estado cristiano que
proporciona la "infraestructura" necesaria para el disfrute de un
templo de este tipo, no la necesita. En primer lugar, no puede hacer otra cosa;
pero también se niega a querer suplantar a este Estado. En esta carencia,
entonces, no lo necesita.
Sus dominios y su iglesia son quizás MUY reducidas; ello no
impide que su papel hoy día, al final del Kali-Yuga y la mundanización del cristianismo o su
rigidificación pietista, exige que se contente con poco.
Nada sería más contrario al espíritu de su tradición que una
especie de "sionismo ortodoxo" o "panortodoxismo".
La conclusión de todo esto es que, habiendo evitado
conscientemente, por la elección del siglo XV, la tentación secular (y
sacrificando al mismo tiempo el apoyo de un Estado), la Iglesia ortodoxa asumió
un papel predominantemente espiritual y conservó EN POTENCIA todos los símbolos de un papel axial y de central,
despojada de toda característica "humanista". Ciertamente, la crisis
e incluso la decadencia de las Iglesias ortodoxas está presente: el cisma de
los Antiguos Creyentes en Rusia, los Viejos Calendaristas en Grecia, organizaciones
pietistas y, fuera de las Iglesias, el comunismo oficial en 4/5 partes de las tierras
ortodoxas).
Pero en nuestro tiempo, sin embargo, ya es importante y
difícil haber conservado el depósito de la influencia espiritual de los
orígenes, que es lo que pretende –A PESAR de todo- también la Iglesia Católica,
y no lo discutimos. Decimos, sin embargo, que es más fácil -no necesariamente
más probable- que una renovación espiritual (no "religiosa") surja en
seno de la ortodoxia que en el del catolicismo.
La Iglesia católica, la más importante numéricamente y la
más organizada y visible, cargando con la gran responsabilidad de su pasado,
tanto contra los ortodoxos (1054 y 1204) como contra el Islam (Inquisición en
España) y otros pueblos (Leyenda Negra), y la entera responsabilidad por la
Reforma, ¿sabrá [si, empero, la cantidad no ha sofocado la cualidad] reconocer
esta verdad, la complementariedad (no identidad, ni subordinación) aún
existente entre la Fe y el Conocimiento, y sabrá obrar en la dirección de lo
espiritual?
La ortodoxia, habiendo elegido la vía del martirio
(exterior), no depende para su supervivencia de tal reconciliación entre las iglesias;
pero bien puede ser que un día la tradición de Occidente dependa de ella.
Ν. V.
Tarabya, Estambul, 27.4.85
ΘεραΠειά, Κωνσταντινούπολη
ϗζ/δ/ωε
REFERENCIAS:
En primer lugar, una
visita a Estambul, a Santa Sofía y el Monasterio de Chora ("La tierra de
los vivos") es irreemplazable. Sin verterse demasiado en la idolatría, se
puede decir que se puede vivir allí la experiencia de la actualización de una
presencia de la influencia espiritual en un soporte exterior, ciertamente,
desde un punto de vista metafísico, más aún que en los edificios, la influencia espiritual se actualiza en los
ritos: como quedan pocos (Chartres, Borobudur, Angkor Vat etc.). El hecho de
que todo esto se encuentre a las puertas del Europa en un marco visiblemente organizado sobre la
base bizantina con sus prolongaciones islámicas y que sigue siendo criminalmente desconocido
no puede dejar de impactar.
(1) Justiniano se
había propuesto la meta de construir un templo como "como nunca ha habido
antes y que nunca habrá jamás". Entrando, el día de la inauguración,
exclamó:"¡Gloria a Dios me ha juzgado digno de cumplir una obra tal. ¡Salomón,
te he derrotado!".
(2) La verdad sobre la
Sábana Santa de Turín, K. E. Stevenson y C. R. Habermas, P 1981, pp. 38-49.
Descubierto en Edesse (Uría), en 525, el Mandilón fue transportado a Constantinopla
en 944. Eusebio, Historia Eclesiástica. Capítulo 13.
(3) Todavía existente,
en Estambul.
(4) Hoy día en Colonia.
(5) Mc16,1:"María
Magdalena y María hija de Jacob y Salomé".
(6) J. Meyendorff, La
Iglesia Ortodoxa.
(7) Abbé H. Stéphane,
Introduction à l' Esotérisme Chrétien, París 1979, t. l pp. 42-48. La
incomprensión mutua se basa en dos concepciones legítimas y quizá complementarias
(en todo caso "opuesto en el plano exterior): horizontalidad (acción, dimensión
social) del lado occidental verticalidad (contemplación, dimensión axial) en el
lado oriental.
(8) Sigrid Hunke, Le
Soleil d' Allah brille en Occident, París 1980. René Guénon carta a F. G. Galvao. en el Dossier H sobre Guënon
. Lausana 1984, págs. 290- 94.
R. Guénon,"Les
Gardiens de la Terre Sainte" y "Le Symbolisme du Dôme",en Symboles fondamentaux de la Science Sacrée,
962.
(9)J. Aubert, El
juramento del profeta Paris (Geuthner). 1938:"No importaba dónde
estuvieran los cristianos, allí se ponían la voluntad de Dios... destruyendo un
camino trazado por Dios mismo, sería exponerse a la maldicción final". El
documento lleva, entre otras cosas, las firmas de Abu-Ba Oumar, Outhman y Ali.
(10) Llamado también
"Jardín de la Virgen" como Constantinopla era su ciudad. La relación
entre los dos Centros (cósmico y sagrado) a la Virgen María muestra una
consciencia del papel del cristianismo como preparación para que el hombre se
convierta en soporte de una Teofanía.
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