TRATADO XI.4 De la
Norma y las normas
(Abbé Henri Stéphane
1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología)
Toda religión, si no se la reduce a una religiosidad vaga y
sentimental, comporta necesariamente tres elementos
1) Las verdades a creer (dogmas) que no son conceptos abstractos,
sino la expresión mental y verbal de Realidad Transcendente (ejemplo: la
Inmaculada Concepción);
2) Mandamientos a observar (moral), virtudes a realizar, que no son simples actos exteriores,
sino la expresión o la traducción de una
Norma interior, de la conformidad a 3"mi" Arquetipo eterno;
3) Un culto, una liturgia), ritos, sacramentos que
actualizan en mí ciertas Realidades suprahumanas
o divinas ( Ejemplo: el Bautismo y la Eucaristía actualizan en mí la Pasión, la
Muerte y la Resurrección del Cristo).
Sea lo que sea, dogmas, mandamientos y ritos aparecen en
primer lugar como normas exteriores, pero, si ellas no corresponden a una Norma
interior, se reducen a un formalismo puro o al fariseísmo. Sin embargo, en las
normas exteriores, se recae en la religiosidad vaga, inconsistente, ineficaz.
Las normas constituyen el lado objetivo de la Religión, la Norma interior es ahí
el lado subjetivo, pero ellas son el complemento indispensable la una de la otra.
En el punto de partida y todo a lo largo de la " vía
purgativa ", los dogmas aparecen como jalones y pretiles en el camino que
lleva al Conocimiento; la discusión, la duda, la puesta en cuestión son tantos
obstáculos que hay que evitar. En el estadio de la " vía iluminativa
", los dogmas no aparecen aún más que " en estos tus semblantes plateadas
" (san Juan de la Cruz, Cantico
Espiritual), pero al nivel de la " vía unitiva" y del matrimonio espiritual, el mismo autor
declara: " Enseguida tendremos acceso a sublimes cavernas de la Piedra (el
Cristo) que están bien escondidas.
" Se trata aquí de " mística nupcial "; sin embargo, la "
mística de la esencia " (san Dionisio , maestro Eckhart ) y la Tiniebla mística
no están excluidos por ello, pero
sobrepasan la perspectiva del Cántico, ya que las "cavernas están bien
escondidas ". Sea lo que sea, en esta ascensión mística, se trata siempre
de unos dogmas desde su función de normas exteriores (pretiles) hasta la Norma
interior (las cavernas de la Piedra), la " en estos tus semblantes plateados
" siendo una especie de límite, de frontera entre las caras "externa
" y " interna " de los dogmas, o si se quiere, entre la Luz
inteligible y la " Tiniebla más que luminosa " del Silencio (san Dionisio).
Todo lo que precede tiende a mostrar que la Norma interior no
es puramente subjetiva, no sólo porque tiene como complemento indispensable las
normas exteriores objetivas, sino porque
en la cumbre de la Unión mística, ellas forman como las dos caras de una misma
Realidad, a la vez objetiva y subjetiva, figuradas en el Cántico espiritual (estrofas
11 y 36) por la " en estos tus
semblantes plateados " y por las " Subidas cavernas de la Piedra”.
Estas consideraciones nos parecen esenciales para comprender
que la Norma interior, en su realidad profunda no se sitúa al nivel
psicológico; sin duda se traduce al nivel de la Psique por una actitud que se
puede llamar "interior", exactamente como ella se expresa a nivel del
"cuerpo" por normas exteriores, especialmente en las obras y los
ritos. Pero precisamente lo que hemos dicho sobre el dogma, cuya cara exterior
se sitúa al nivel de lo mental (que aparece como interior con relación a lo
corporal) y cuya cara interior está en consecuencia más allá de lo mental,
permite comprender que la verdadera interioridad se encuentra, en todos los
casos, más allá de la Psique, por lo
tanto al nivel del Nous.7
Se sigue que en la perspectiva cristiana la verdadera norma
interior, es la Piedra, es decir el Cristo. Esta perspectiva se sitúa pues al
nivel ontológico, y el Misterio de la Encarnación, de la Unión Hipostática de
las dos naturalezas sigue siendo el Centro de la espiritualidad cristiana, el
Prototipo, a la vez subjetivo y objetivo, de la Unión mística, pues, como dice
el Maestro Eckhart, el Padre no tiene más que una voluntad, es engendrar el
Hijo Único, el Primer Nacido, el hijo monogéneo; fuera de este mediador no hay
espiritualidad cristiana.
7 Psique alma, Nous espíritu
1 comentario:
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