TESTIGOS DE
LA TRADICIÓN
SANTIAGO DOTOR: PIONERO DE LOS ESTUDIOS
TRADICIONALES EN ESPAÑA
TRADITIO Revista de Estudios Tradicionales
nº 7 Invierno 1989
Nos
disponernos presentar a un autor español
al que podemos calificar sin ningún género de dudas, de pionero en España en el
campo de los estudios tradicionales, en un una línea que se remonte
directamente a la obra de René Guénon se
trata, evidentemente, del primer escritor que, en nuestro país, se haya referido
a la obra capital del renovador de estos estudios en Occidente. Una producción intelectual
de esta envergadura no podía dejar de traspasar las cercanas fronteras pirenaicas
y de hallar alguna resonancia entre nosotros. No obstante, hasta entre quienes
llegaron a conocer algunos de sus aspectos y que reaccionaron más o menos positivamente, y lo que supone una
auténtica comunión espiritual, resultado
del impacto producido por el descubrimiento de une obra que ha sido calificada
como “el milagro intelectual más deslumbrante producido anta la conciencia
moderna (Michel Vâlsan). Acerca de los primeros, es quizá Pío Baroja el exponente
más claro entre los intelectuales españoles que intuyeron la trascendencia del
mensaje de Guénon, aunque sin llegar a comprenderlo efectivamente, como se desprende
de las críticas que le dedica, incluyéndolo con los autores cautivados por las “promesas
de Oriente” (en su libro “Comunistas, judíos y demás ralea”). Es a los segundos,
en cambio, a los que pertenece Santiago Dotor, autor español “tradicional en la
más estricta y genuina acepción, caído prácticamente —e injustamente- en el olvido
actualmente. Esta circunstancia se produce e despecho de haber alumbrado una
obra que, si bien puede considerarse reducida en su extensión, sobresale por su
altura doctrinal y por su claridad de ideas y de expresión, características
estas que se ven completadas por una notable capacidad síntesis, apegada en
todo momento núcleo esencial de ]sus doctrinas, las obras y los autores.
Nacido
en Aguilafuente (provincia de Segovia) en 1.923, Santigo Dotor es hijo del ensayista y articulista Ángel Dotor y Municio
(1.898 — 1.986), autor que nos ha legado una importante obra literaria , en la que
destacan varias obras sobre temas españoles y crítica de arte. Trasladado muy tempranamente
a Madrid Santiago Dotor realiza sus estudios en la capital, cursando la carrera
de Derecho en la antigua Universidad Central, entre 1942 y 1947. Aparte de las
materias jurídicas, en sus años universitarios se interesa por la filosofía.; Kant
y Spengler fueron el objeto inicial de su atracción, hasta que conoció la obre
de René Guénon. El primer contacto tuvo lugar hacia 1.952, al socaire de lo
lectura de la versión castellana (publicada en Argentina en 1.945) de la “Introducción
general al estudio de les doctrines hindúes”. A partir de ese momento, fue transformándose
su mentalidad con la impronta indeleble que le produjeron las doctrinas tradicionales.
Por aquellos años, Sentiago Dotor era socio del Ateneo de Madrid y en el
ambiente intelectual que albergaba esta institución, conoció a otras personas con quienes compartía el interés
por estos temas, aunque no llegarían a constituirse
en un grupo organizado. Comenzó a leer e
otros autores, haciendo frecuentes pedidos
de libros a Francia, Italia y Gran Bretaña. Julius Evola ocupó un lugar destacado
entre sus lecturas, aunque el aspecto político y el anticristianismo que, con matices
y con cierta evolución, muestran los escritos del autor italiano, siempre le
resultaron ajenos. Les obras de Frithjof Schuon, Ananda K. Coomaraswamy
Titus Burckhardt, Martin Lings, Leo Schaya y otros importantes expositores de
esta corriente no le fueron ajenos, al igual que los artículos de la revista “Études Traditionelles”. Por añadidura, dejó traslucir igualmente
un gran conocimiento de las fuentes bibliográficas principales relativas al tema
que, en cada momento, era objeto de su atención.
En
los años sesenta, la Compañía Bibliográfica Española editaba una colección de libros titulada “Un autor en un libro”, en
cuyos volúmenes, centrados en la vida y obra de importantes escritores
españoles y extranjeros, antiguos y modernos, se incluían varias secciones: un
esquema biográfico del autor, un resumen de los principales acontecimientos de
su época, un estudio sobre la vida y la obra, una antología de textos, un
anecdotario y un bibliografía escogida .
Le parte más importante la constituía el estudio, que venía a suponer un tercio
aproximadamente de la extensión del libro. Santiago Dotor recibió el encargo
del editor de preparar algunos títulos
para esta colección, publicándose los siguientes: “Dante (1.964), “Goethe”
(1.964)y “Virgilio” (1.967). Escribió también un trabajo sobre “Homero”, que no
llegó a ver la luz al interrumpirse le colección;
al margen de esto, colabora con sus artículos en el desaparecido diario “Madrid”,
mediante los cuales trató de suscitar el interés por los aspectos más profundos y desconocidos de autores a los que se reduce habitualmente a su faceta
literaria y estética. Mención especial merece su pequeño pero interesante
folleto sobre le figura de “Ibn Arabi, musulmán español” (1.965) editado al margen de la colección a que nos hemos
referido.
Por
los títulos que se han citado, se advierte la afinidad de Dotor con el esoterismo occidental, encarnado en algunos
de sus máximos representantes. Pero le trayectoria intelectual seguida le ha
llevado asimismo al estudio de las grandes
tradiciones orientales, específicamente del Advaita_Vedanta y del Sufismo. En los
últimos tiempos, ha sido el Cristianismo su principal polo de atención.
Desde
1.967, fecha de la publicación de su análisis sobre le figura y las ideas del
Vate mantuano, si bien continúa profundizando de manera personal en estas materias, abandonó definitivamente su actividad
literaria. De esta última es preciso decir que no concitó la atención que merecía,
lo cual no debe causar extrañeza cuando,
incluso en nuestros días en que el interés
por el esoterismo,y la espiritualidad en general ha aumentado espectacularmente
en nuestro país (aunque, como ocurre en los demás países, predominando la ganga
sobre la mena) e incluso, por citar un dato, en que las obras de René Guénon han sido publicadas en español en su mayor parte, el conocimiento
de la Tradición permanece en niveles mucho más reducidos entre nosotros que los
que se dan en los países de nuestro entorno, si bien los signos son esperanzadores
al respecto. Tras desempeñar durante varios años su profesión de letrado, Sentiago
Dotor se encuentra hoy retirado.
No
deja de resultar sorprendente y digno de admiración la calidad de la obra de
un de alguien que ha permanecido al
margen de grupos y en un cierto aislamiento intelectual. Con el solo auxilio de
su intuición, ha sido capaz de adentrarse en materias difíciles y delicadas sin
otra guía que los libros, logrando alcanzar un grado de penetración y de comprensión
que le han mantenido inmune a las desviaciones, tan frecuentes, de carácter ocultista o espiritualista , Como
ningún comentario puede reemplazar la lectura de sus libros, concisos pero
densos y sustanciosos, no vamos a intentar aquí resumir su contenido. Nos limitaremos,
consecuentemente, a algunos rasgos relevantes
enumerados al comienzo, subrayando así la rica documentación de que hace uso, el estilo elegante y sencillo, la precisión en la
exposición y la ausencia de elementos superfluos en aras de resaltar lo fundamental.
Solamente cabe lamentar que las propias características de la colección en que
publicó casi todos sus escritos le constriñeron a limitar y a seleccionar
estrictamente los aspectos a analizar,
así como la extensión. Por otra parte, el hecho de tratarse de una colección de
libros de “divulgación” fue en gran medida responsable de que pasaran casi inadvertidos. Finalmente, le falta de vinculación
con los ambientes académicos no contribuyo tampoco a que se le clasificara
entre los “especialistas” de los autores y materias de los que se ocupa.
Desaparecida
la editorial, no cabe esperar una pronta reedición de sus libros, que solo
pueden encontrarse por una feliz casualidad. Po ello, esperemos fervientemente
que esta presentación contribuya en alguna medida a dar a conocer a un escritor injustamente olvidado,
con el agravante de le penuria de escritor
‘es
españoles que expongan en sus obres las auténticas doctrinas tradicionales, en
toda su pureza e integridad.
Raúl
Andrés
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