domingo, 13 de noviembre de 2016

TESTIGOS DE LA TRADICIÓN: SANTIAGO DOTOR

                                    TESTIGOS DE LA TRADICIÓN

SANTIAGO DOTOR: PIONERO DE LOS ESTUDIOS TRADICIONALES EN ESPAÑA

TRADITIO Revista de Estudios Tradicionales nº 7 Invierno 1989

Nos disponernos  presentar a un autor español al que podemos calificar sin ningún género de dudas, de pionero en España en el campo de los estudios tradicionales, en un una línea que se remonte directamente a  la obra de René Guénon se trata, evidentemente, del primer escritor que, en nuestro país, se haya referido a la obra capital del renovador de estos estudios en Occidente. Una producción intelectual de esta envergadura no podía dejar de traspasar las cercanas fronteras pirenaicas y de hallar alguna resonancia entre nosotros. No obstante, hasta entre quienes llegaron a conocer algunos de sus aspectos y que reaccionaron  más o menos positivamente, y lo que supone una  auténtica comunión espiritual, resultado del impacto producido por el descubrimiento de une obra que ha sido calificada como “el milagro intelectual más deslumbrante producido anta la conciencia moderna (Michel Vâlsan). Acerca de los primeros, es quizá Pío Baroja el exponente más claro entre los intelectuales españoles que intuyeron la trascendencia del mensaje de Guénon, aunque sin llegar a comprenderlo efectivamente, como se desprende de las críticas que le dedica, incluyéndolo con los autores cautivados por las “promesas de Oriente” (en su libro “Comunistas, judíos y demás ralea”). Es a los segundos, en cambio, a los que pertenece Santiago Dotor, autor español “tradicional en la más estricta y genuina acepción, caído prácticamente —e injustamente- en el olvido actualmente. Esta circunstancia se produce e despecho de haber alumbrado una obra que, si bien puede considerarse reducida en su extensión, sobresale por su altura doctrinal y por su claridad de ideas y de expresión, características estas que se ven completadas por una notable capacidad síntesis, apegada en todo momento núcleo esencial de ]sus doctrinas, las obras y los autores.

Nacido en Aguilafuente (provincia de Segovia) en 1.923, Santigo Dotor es hijo del  ensayista y articulista Ángel Dotor y Municio (1.898 — 1.986), autor que nos ha legado una importante obra literaria , en la que destacan varias obras sobre temas españoles y crítica de arte. Trasladado muy tempranamente a Madrid Santiago Dotor realiza sus estudios en la capital, cursando la carrera de Derecho en la antigua Universidad Central, entre 1942 y 1947. Aparte de las materias jurídicas, en sus años universitarios se interesa por la filosofía.; Kant y Spengler fueron el objeto inicial de su atracción, hasta que conoció la obre de René Guénon. El primer contacto tuvo lugar hacia 1.952, al socaire de lo lectura de la versión castellana (publicada en Argentina en 1.945) de la “Introducción general al estudio de les doctrines hindúes”. A partir de ese momento, fue transformándose su mentalidad con la impronta indeleble que le produjeron las doctrinas tradicionales. Por aquellos años, Sentiago Dotor era socio del Ateneo de Madrid y en el ambiente intelectual que albergaba esta institución, conoció a  otras personas con quienes compartía el interés por estos temas, aunque no llegarían  a constituirse en un grupo organizado. Comenzó a  leer e otros autores, haciendo  frecuentes pedidos de libros a Francia, Italia y Gran Bretaña. Julius Evola ocupó un lugar destacado entre sus lecturas, aunque el aspecto político y el anticristianismo que, con matices y con cierta evolución, muestran los escritos del autor italiano, siempre le resultaron ajenos. Les obras de Frithjof Schuon, Ananda   K. Coomaraswamy Titus Burckhardt, Martin Lings, Leo Schaya y otros importantes expositores de esta corriente no le fueron ajenos, al igual que los artículos  de la revista “Études Traditionelles”. Por añadidura, dejó traslucir igualmente un gran conocimiento de las fuentes bibliográficas principales relativas al tema que, en cada momento, era objeto de su atención.

En los años sesenta, la Compañía Bibliográfica Española editaba una colección  de libros titulada “Un autor en un libro”, en cuyos volúmenes, centrados en la vida y obra de importantes escritores españoles y extranjeros, antiguos   y modernos, se incluían varias secciones: un esquema biográfico del autor, un resumen de los principales acontecimientos de su época, un estudio sobre la vida y la obra, una antología de textos, un anecdotario y un bibliografía  escogida . Le parte más importante la constituía el estudio, que venía a suponer un tercio aproximadamente de la extensión del libro. Santiago Dotor recibió el encargo del editor de preparar  algunos títulos para esta colección, publicándose los siguientes: “Dante (1.964), “Goethe” (1.964)y “Virgilio” (1.967). Escribió también un trabajo sobre “Homero”, que no llegó a ver la luz al interrumpirse  le colección; al margen de esto, colabora con sus artículos en el desaparecido diario “Madrid”, mediante los cuales trató de suscitar el  interés por los  aspectos más  profundos y desconocidos de autores  a los que se reduce habitualmente a su faceta literaria y estética. Mención especial merece su pequeño pero interesante folleto sobre le figura de “Ibn Arabi, musulmán español” (1.965) editado  al margen de la colección a que nos hemos referido.

Por los títulos que se han citado, se advierte la afinidad de Dotor con  el esoterismo occidental, encarnado en algunos de sus máximos representantes. Pero le trayectoria intelectual seguida le ha llevado  asimismo al estudio de las grandes tradiciones orientales, específicamente del Advaita_Vedanta y del Sufismo. En los últimos tiempos, ha sido el Cristianismo su principal  polo de atención.

Desde 1.967, fecha de la publicación de su análisis sobre le figura y las ideas del Vate mantuano, si bien continúa profundizando de manera personal en estas  materias, abandonó definitivamente su actividad literaria. De esta última es preciso decir que no concitó la atención que merecía, lo cual  no debe causar extrañeza cuando, incluso en nuestros  días en que el interés por el esoterismo,y la espiritualidad en general ha aumentado espectacularmente en nuestro país (aunque, como ocurre en los demás países, predominando la ganga sobre la mena) e incluso, por citar un dato, en que las obras de René  Guénon han sido publicadas  en español en su mayor parte, el conocimiento de la Tradición permanece en niveles mucho más reducidos entre nosotros que los que se dan en los países de nuestro entorno, si bien los signos son esperanzadores al respecto. Tras desempeñar durante varios años su profesión de letrado, Sentiago Dotor se encuentra  hoy  retirado.

No deja de resultar sorprendente y digno de admiración la calidad de la obra de un  de alguien que ha permanecido al margen de grupos y en un cierto aislamiento intelectual. Con el solo auxilio de su intuición, ha sido capaz de adentrarse en materias difíciles y delicadas sin otra guía que los libros, logrando alcanzar un grado de penetración y de comprensión que le han mantenido inmune a las desviaciones, tan frecuentes, de  carácter ocultista o espiritualista , Como ningún comentario puede reemplazar la lectura de sus libros, concisos pero densos y sustanciosos, no vamos a intentar aquí resumir su contenido. Nos limitaremos, consecuentemente,  a algunos rasgos relevantes enumerados al comienzo, subrayando así la rica documentación de que hace uso, el estilo elegante y sencillo, la precisión en la exposición y la ausencia de elementos   superfluos en aras de resaltar lo fundamental. Solamente cabe lamentar que las propias características de la colección en que publicó casi todos sus escritos le constriñeron a limitar y a seleccionar estrictamente los aspectos  a analizar, así como la extensión. Por otra parte, el hecho de tratarse de una colección de libros de “divulgación” fue en gran medida responsable de que pasaran  casi inadvertidos. Finalmente, le falta de vinculación con los ambientes académicos no contribuyo tampoco a que se le clasificara entre los “especialistas” de los autores y materias de los que se ocupa.

Desaparecida la editorial, no cabe esperar una pronta reedición de sus libros, que solo pueden encontrarse por una feliz casualidad. Po ello, esperemos fervientemente que esta presentación contribuya en alguna medida  a dar a conocer a un escritor injustamente olvidado, con el agravante de le penuria de escritor
‘es españoles que expongan en sus obres las auténticas doctrinas tradicionales, en toda su pureza e integridad.

Raúl  Andrés





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