"LIBRO DE LA ESCALA DE MAHOMA"
XXI. MUESTRA DE QUÉ FORMA VIO MAHOMA UNOS ÁNGELES
QUE TRANSPORTABAN EL TRONO DE DIOS. (1)
"Yo, Mahoma, ya os he hablado del trono, de la pluma y de la tabla; ahora,
voy a hablaros de los ángeles que llevan el trono: cómo fueron creados y
cómo es su aspecto. Has de saber que estos ángeles que llevan el trono sobre
sus hombros fueron formados a la vez que el trono; desde sus hombros hasta
la cabeza tienen de grosor exactamente lo mismo que el trono y el grosor del
trono es tal que nadie podría describirlo, salvo Dios, que fue quien lo
creó. Cada uno de los ángeles tenía cuatro rostros: uno, delante; otro,
detrás; otro, a la derecha y el cuarto, a la izquierda; de igual modo,
poseían cuatro figuras: una, de hombre; otra, de águila; otra, de león y una
cuarta, de toro. Sus cuerpos estaban completamente saturados de ojos y,
además, poseían seis alas: dos para volar, dos para alabar a Dios y las
otras dos, llameantes de fuego, cubrían sus rostros. No cesaban de alabar a
Dios, cantando: "Santo, Santo, Santo Dios de cuya gloria están llenos los
cielos y la Tierra; seas Tú alabado y seas bendecido eternamente, pues eres
el Dios más sublime, más grande y más poderoso. Por esto, debes ser
bendecido y santificado en todas las lenguas, en todo tiempo y en todo lugar
donde estés o vayas a estar". El trono que llevaban los ángeles tenía cuatro
patas y cada una de ellas era setenta mil veces más larga que la distancia
que media desde el cielo hasta la Tierra. Dentro del trono se hallan el
cielo, la Tierra y todo el mundo, mas parecen algo tan pequeño dentro del
trono como es el grano de mostaza en la mano de un hombre muy grande. Los
ángeles que llevan el trono no saben si se encuentran lejos o cerca de Dios.
Entre estos ángeles y los que llevan el cielo, median tres estancias o
separaciones: en la primera estancia, hay setenta cortinas, todas ellas de
tinieblas; en la segunda, hay setenta cortinas de granizo; y en la tercera,
hay setenta cortinas de límpida claridad. Cada una de las cortinas tiene un
grosor igual al recorrido que puede caminar un hombre en quinientos años de
andadura; y esa misma era la distancia que mediaba entre una y otra cortina.
Dios fue quien creó estas estancias y, si Dios no las hubiera creado de esta
manera, su resplandor -ya indicado- sería tan fuerte que quemaría a todos
los ángeles que allí se encuentran. Los ángeles que llevan el trono son
cuatro, pero, cuando llegue el día del juicio, Dios añadirá otros cuatro
ángeles, y así sumarán ocho. El ángel que tiene figura humana rogará a Dios
por los hombres, para que se apiade de ellos y perdone sus pecados; el ángel
que tiene figura de águila rogará por las aves; el que tiene figura de león
lo hará por las bestias salvajes; y el que tiene figura de toro rogará por
los animales domésticos".
NOTAS:
1. Según la versión latina del siglo XIII de Buenaventura de Siena. Madrid,
Siruela, 1996 (extracto). Traducido del latín por José Luis Oliver Domingo.
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