lunes, 21 de abril de 2025

Sentido de la misión de la Ortodoxia Oriental (Boris Mourevieff)

GNOSIS

 Cristianismo Esotérico

TOMO III 

Boris Mourevieff

CS Ediciones

Callao 737 (1 023) BUENOS AIRES - ARGENTINA


Capítulo VII

Sentido de la misión de la Ortodoxia Oriental 

Pp 88-91


En principio consideraremos algunas características de la 

Organización de la Iglesia de Oriente. Mientras que la Iglesia

 romana se funda sobre el principio de la unidad eclesiástica

 y está sometida a un régimen aristocrático y monárquico

 bajo la suprema autoridad del Soberano Pontífice, la Iglesia 

ortodoxa tiene por base el principio democrático de la unión. 

Esta es una unión federativa de Iglesias autocéfalas, es decir,

 administrativamente autónomas, y reflejan, guardando toda 

proporción, la autocefalía de las Iglesias primitivas.


Normalmente, cada Iglesia autocéfala es nacional en el sentido

 que su juridicción se extiende a todas las diócesis comprendidas

 en los límites del Estado sobre el territorio en el cual ejerce su

 autoridad eclesiástica. Allí está, de alguna manera, el aspecto 

temporal que asegura la comodidad de las relaciones entre la

 Iglesia y el Estado. La creación de nuevas Iglesias autocéfalas

 es por consecuencia siempre posible; por otra parte, es lo que

ha pasado en Polonia después de la primera guerra mundial, 

paralelamente a la reconstrucción del Estado polaco. Y como

 en la ortodoxia no existe una lengua litúrgica única, 

contrariamente al caso del latín en la Iglesia católica, y que los 

oficios son celebrados en las lenguas vivientes, el factor

 lingüístico se coloca al margen del factor territorial en las 

características de  las Iglesias autocéfalas. De todas formas, 

el último factor prima  sobre el otro; es así que hay tres

 Iglesias ortodoxas autocéfalas: la de Constantinopla, la

de Grecia y la de Chipre, que utilizan la misma lengua. 

Las Iglesias autocéfalas se reconocen mutuamente como tales, 

Cada una frente al conjunto y el conjunto frente a cada una. Sin

 embargo, desde el punto de vista canónico, la Ortodoxia es una

 e indivisible. Esta unidad está asegurada por un principio mayor 

en virtud del cual la Iglesia ortodoxa, contrariamente a la Iglesia 

romana, no admite una evolución dogmática.Desde este punto

 de vista, se atiene a las decisiones de los siete Concilios 

ecuménicos y no reconoce a los otros siete que han sido 

convocados por Roma.


El sentido profundo de esta posición está contenido en el

 principio, tácitamente admitido por toda la Ortodoxia, según el

 cual la plegaria, y de una manera general el trabajo espiritual, 

así como todos los esfuerzos que tienen por objeto la Redención,

 tiene primacía sobre los problemas de disciplina, lo que, 

prácticamente, excluye la necesidad misma de una innovación 

dogmática; y ello. a su turno, se explica por el hecho de

 importancia primordial  -pero que a menudo pasa desapercibido

- de que en los ortodoxos, como en los musulmanes, la plegaria

 es esencialmente una necesidad y no un deber.


Así se explica el comportamiento actual de la Iglesia de oriente. 

Al contrario que en el caso de la de Occidente, la Iglesia 

Ortodoxa  no se mezcla con la vida exterior. Víctima de los 

abusos del  Estado desde la época de Constantino el Grande, 

los ha aceptado como pruebas, considerando que sería 

rebajarse al entrar en lucha contra lo temporal en el plano 

temporal.  Ateniéndose rigurosamente al plano espiritual, 

siempre ha salido victoriosa de las persecuciones y de los 

ataques más duros, sin  jamás haber abandonado nada de su 

pureza.


Tal actitud le ha sido posible porque, en principio, la Iglesia 

Ortodoxa tiene muy pocos lazos con la vida temporal de la

 sociedad humana. En este punto, ofrece un real contraste con

 la Iglesia romana. En primer lugar es pobre: no goza de ningún 

poder financiero, no tiene órganos de prensa, no se ocupa de 

la enseñanza propiamente dicha y no regentea ni colegios ni

universidades "ortodoxas". No se encuentran ni partidos 

políticos ni sindicatos "ortodoxos". Sólo en rarísimos casos los

 prelados ortodoxos asumen cargos públicos y nunca han 

aceptado militares. Las Iglesias autocéfalas, ni individualmente

 ni en su conjunto, mantienen representantes diplomáticos

cerca de los Estados, y jamás han sustentado órdenes de 

caballería religiosa, tales como los Templarios, los Teutónicos, 

los Porta-Espadas, etc. La Iglesia ortodoxa jamás ha incluido en 

su seno órdenes monásticas como las que se encuentran entre 

los católicos: Benedictinos, Jesuitas, Dominicanos,Franciscanos

 y otros. Cada monasterio ortodoxo es dirigido por un

Heugoumerzo (superior), surgido él mismo de la Iglesia 

autocéfala en cuya jurisdicción está situada la comunidad, y el 

mismo principio se aplica a los fieles: un ortodoxo cae 

automáticamente bajo la jurisdicción de la Iglesia autocéfala en

 cuyo territorio se encuentra. Es así que se expresa la unión

cspiritual de las Iglesias administrativamente autocéfalas.


En segundo lugar, la Iglesia ortodoxa jamás ha conocido la 

Inquisición, que instituida por Santo Domingo, enciende las 

hogueras en Europa durante seis siglos y origina "cruzadas" 

de cristianos contra cristianos. Tampoco ha conocido, y menos

 adoptado, la tesis católica del Mérito, con las Indulgencias 

vencidas o acordadas.


La Iglesia ortodoxa no hace proselitismo ni envía misiones más 

Que cuando se lo piden. Esta actitud puede tener sus partidarios 

y sus adversarios, pero es, en todo caso, un hecho histórico.

 Al Occidente le corresponde el mérito de haber difundido la 

Palabra del Cristo en el mundo desconocido en los tiempos de 

los apóstoles. Al Oriente le corresponde el mérito de haber 

conservado en su seno la Gnosis revelada por Nuestro Señor.


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