GNOSIS
TOMO III(Ciclo Esotérico)
BORlS MOURAVIEFF
CS Ediciones
Callao73 7 (1023) BUENOS AIRES – ARGENTINA
Pp 215-223
CAPÍTULO XVII
III
En las lenguas modernas, la Plegaria de Jesús se presenta bajo la siguiente forma:
9. ¡Padre Nuestro que estáis en los cielos; Santificado sea el tu Nombre.
10. Vénganos el tu reino; hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo;
1 l . El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy;
12. Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido;
13. No nos induzcas en tentación, mas líbranos del maligno, porque es a ti que pertenece, por los siglos de los siglos, el reino, el poder y la gloria.
jAmén ! 20
20 Mateo VI, 9-13. El Nuevo Testamento, traducción de Luis Segundo. Nueva edición revisada, impresa en Gran Bretaña, en la Imprenta universitaria de Oxford, París, 1932, pg. 12.
Es este texto el que vamos a someter a un análisis crítico, y, con este fin, conviene recordar la regla general que se aplica a toda interpretación de textos, es decir, de la interpretación por el contexto.
Ya San Agustín exigía que los pasajes del Evangelio fueran comentados de esta forma y protestaba vigorosamente contra la mala fe de algunos comentadores que, decía, "elegían algunos pasajes destacados de las Escrituras por medio de los cuales pudiesen confundir a los ignorantes, no relacionándose las proposiciones para nada las unas con las otras, las que preceden con las que siguen y por las cuales la voluntad y el pensamiento del autor pueden ser comprendidos"21.
Examinaremos entonces la plegaria de Jesús en el cuadro que allí se inserta, es decir, en el de las ideas en comienzo expresadas en los cinco versículos que le preceden:
5. Cuando oráis, no seáis como los hipócritas que gustan orar de pie en las sinagogas y en los rincones de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad os digo, ya reciben su recompensa;
6. Pero cuando tú ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ruega a tu Padre que está en el secreto; y tu Padre que ve en el secreto te lo recompensará abiertamente.:
7. Al orar, no multipliques las palabras vanas, como los paganos que se imaginan que a fuerza de palabras serán satisfechos;
8. No os parezcáis a ellos; porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo;
9. He aquí, entonces, como debéis orar 22:
. Y a continuación en los veintiún versículos de comentarios que la siguen y que repiten las recomendaciones contenidas en los versículos 5 a 9
21 "Bene Adgustinus contra Adimantum: Particulas quasdam de scripturis elegunt, quibus decipiant non connectentes quae supra et infra scripta sunt, ex quibus voluntas et inteictio scriptoris possi intelligi ..." C4 (c. 14).
22 Mateo, Ibid., 5-9.
anteriores, se pone el acento sobre algunos de ellos. Es así que el octavo versículo es retomado y largamente comentado en los versículos 31 y siguientes, en los siguientes términos:
31. No os inquietéis para nada, y no digáis: ¿Qué comeremos? ¿,Qué beberemos? ¿Con qué nos vestiremos?
32. Porque todas estas cosas son los paganos las que las buscan. Vuestro Padre celeste sabe de qué tenéis necesidad;
33. Buscad primero el reino y la justicia de Dios; y todas esas cosas os serán dadas por añadidura;
34. No os inquietéis entonces por el mañana; el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le es suficiente con su propia pena 23.
Es evidente que con estas palabras, el Cristo se esforzaba por desviar la atención de los humanos de las "necesidades" que los absorbían y por orientarlos hacia el deseo del pan superior, lo único que es necesario 24.
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Volvamos ahora al texto mismo de la plegaria tal como se ha reproducido antes. Se verá que, de los cinco versículos que se compone, cuatro, comprendido en ello el pedido de no ser inducido en tentación sino en ser librado del maligno 25, se refieren a las cosas divinas; así, la propia plegaria, tal como el conjunto del capítulo VI del Evangelio según San Mateo, aparecen consagrados al principio de primacía de la vida sobre el plano
23 Ibid. El subrayado es nuestro.
24 Lucas X, 42.
25 ES decir del Absoluto III.
noumenal en relación a la vida sobre el plano fenomenal, y, al mismo tiempo que incitan al hombre a concentrar sus esfuerzos en la aplicación de este principio, le hacen la promesa que el resto, es decir, las necesidades de la vida, le será dado por añadidura si respeta esta primacía. Uno solo de estos cinco versículos desentona en la armonía de los otros cuatro y de los veintinueve que completan el capítulo VI: se trata del versículo 1 1, que está concebido así:
11. Danos hoy nuestro pan cotidiano 26,
mientras que por dos veces (versículos 7 y 32), Jesús declara que tal plegaria es un ruego de pagano.
Lo que precede lleva a la conclusión que, bajo esta forma, el versículo 11 es una flagrante contradicción con la plegaria en su totalidad, así como con su contexto, es decir, el conjunto del capítulo VI.
El texto eslavón, lo mismo que el texto griego, no presentan esta contradicción, porque allí no se hace cuestión de pan cotidiano sino de pan supersustancial 27, dicho de otra forma, del pan celestial, del pan que desciende del cielo 28 del cual Jesús ha hablado en muchas ocasiones.
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Ahora queda investigar cómo es que la noción de pan cotidiano llegó a sustituir en Occidente, donde está sólidamente anclada en el espíritu de la masa de los creyentes, a la de pan supersustancial. La cosa es tanto más enigmática que, si se consulta la Vulgata, se encuentra allí la expresión Panem nostrum supersubstantialem da nobis hodie 29 ,que es exacta. La
26 El subrayado es nuestro. Mencionamos que en los comentarios esotéricos, la palabra hoy se relaciona generalmente con la vida entera del individuo.
27 Así figura en ruso y en griego.
28 Juan VI, 32, 33, 34,35,41,48,51, etc. Y todavía: Trabajad no por el alimento que perece,sino por aquel que subsiste para la vida eterna, Ibid., VI, 27.
29 Novum Testamentum, Vulgatae Editionis. Ex Vaticanis Editionibus Earumque correctorio.P. Miguel Hetzenauer O. C. Prov. Tirol. sept. Approbatus lector S. Theologiae et Guardianus. Cum Approbatiorie Ecclesistica Omnipote, Libraria Academica Wagneriana,MDCCC, Secundum Matthaem, Caput VI,II.
La Vulgata ha sido traducida, a partir del hebreo, por San Jerónimo (331-420 aproximadamente) hacia el fin del siglo IV, por invitación del Papa Damaso. Es la única versión latina reconocida como canónica por el Concilio de Trento.
expresión primitiva figura igualmente en las primeras traducciones del Evangelio en lenguas modernas. Es así que en una edición publicada en Lyon por Nicolás Petit, en 1540, el versículo once se traduce correctamente en estos términos: Donne-nous auiourdhuy nostre pain supersubstantiel 30. Continuando nuestras investigaciones hemos encontrado otro evangelio aparecido en el siglo siguiente, en 1616, en La Rochelle, en que esa fórmula se ha transformado en ésta: Donne-nous aujourd'huy nostre pairt quotidien 31.
El lugar y la fecha de esta edición nos lleva a pensar que esta innovación se debía al espíritu racionalista de los Hugonotes, del cual La Rochelle era en la época la ciudadela. Ahora bien, si por un espíritu calvinista la racionalización de la fórmula mística, aun errónea, en sí era lógica, no se ve muy bien cómo esta versión protestante ha podido, lo mismo que algunas variantes, encontrar lugar en los evangelios católicos revestidos de un Inprimatur episcopal en buena y debida forma. Por ejemplo, hemos tenido ante nuestros ojos, impreso en París con tipografía agustiniana, un evangelio que lleva un Imprimatur redactado en estos términos:
"Visto en informe del Señor canónigo Ferry, Presidente de la Comisión de Examen de los Libros de la diócesis, y doctor en Letras, el Obispo de Nimcs se complace en aprobar la traducción del Santo Evangelio de San Mateo, hecho por TT.RR.PP. Agustinos de la Asunción.
El Vigía (Guardia), en gira pastoral, el 30 de agosto de 1891
(S) Juan-Alfredo, Obispo de Nimes."
En el evangelio, el versículo 11 aparece en esta forma:
32 I,a PrerniGre Partie du Nouveau Testament, en francay, nouvellement reveu & corrigé,Nicolas Petit, Lyon, 1540, pg. 7 (traducido por Le Fèvre).
31 La Bible qui est Toute la Sainte Ecriture du Vieil et Nouveau Testament. A la Rochelle, de la Imprenta de M. Hauttin, por Cornelio Hertzmann, 1616.
1 1. Donnez-nous aujourd'hui le pain nécessaire â nostre subsistance.
(Danos hoy el pan necesario a nuestra subsistencia.)
Se medirá la distancia que separa esta fórmula de los auténticos términos empleados por Jesús, que ha hablado de pan supersustancial, y el lector de "Gnosis" verá allí sin duda el resultado de la acción de la Ley General, cuestión que tiene como objetivo neutralizar las influencias "B" demasiado operantes, que representan una amenaza para el mundo donde reinan las influencias "A".
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Si antes nos hemos esforzado en demostrar cosas que son evidentes por sí mismas, es porque la plegaria de Jesús, el Pater Noster, está en el centro de la Doctrina. No es por cierto exagerado decir que jamás ha existido sobre la Tierra, y jamás existirá, un llamado que supere o simplemente iguale a aquélla.
Esta plegaria es un impulso hacia la Luz, al mismo tiempo que hacia el Amor, porque Dios es a la vez Luz y Amor 32. A l formularla, Jesús ha querido enseñar al hombre adánico, hundido en la cegadora oscuridad que resulta de su identificación con su Personalidad, a implorar el socorro de la LUZ cálida del Amor del cual está privado después de la Caída. Desde este punto de vista didáctico, los cinco versículos de los que está compuesta resumen todo el Evangelio y las Epístolas que lo comentan. Pero hay más: esta plegaria ofrece además al hombre adánico un medio místico de remontar la corriente de Amor surgida del Absoluto 1 y que, mientras desciende hacia nuestro planeta sufre una pérdida de carga considerable; resulta de ello que, en todos los escalones del Rayo de Creación, la Vida es una resultante específicamente caracterizada por la conjugación del Amor vibrante del Absoluto 1, cuya acción se debilita progresivamente a medida que atraviesa los planos del cosmos, y, en cantidad inversamente proporcional, del Amor femenino, "voluntad de la carne", amor pasivo, inerte, surgido de la Reina de los Cielos. La respectiva proporción de estos dos
32 Juan I 6-9
elementos es del 25 % y 75 % en el caso del hombre pre-adánico, mientras que en el de Adán era del 50 % de una y otra parte.
A causa de la Caída, el hombre adánico ha roto este divino equilibrio, y al donar deliberadamente su cuerpo sutil, hecho de "polvo de la tierra" por una envoltura grosera semejante a la de los pre-adánicos, se ha hundido un escalón en las Tinieblas. La plegaria que Jesús le ha enseñado le proporciona un instrumento maravilloso gracias al cual puede, como lo hemos dicho, esforzarse en "remontar la corriente" y restablecer en él, el equilibrio de fuerzas roto.
La arquitectura de esta plegaria divina es por así decir transversal. En efecto, un examen atento hace discernir en los cinco versículos del Pater Noster nueve elementos autónomos, que corresponden a las notas de la Gran Octava Cósmica:
DO - ¡Padre Nuestro que estás en los cielos!
Psi1- Santificado sea el tu Nombre;
SI- Vénganos el Tu reino 33;
LA - Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo;
SOL - Danos hoy nuestro pan supersustancial;
FA - Perdona nuestras ofensas,
Psi2- Así como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido;
MI - No nos induzcas en tentación;
RE - Mas líbranos del maligno 34.
33 Ya hemos dejado establecido que el Padre es el Espíritu Santo; se ruega entonces aquí que venga la Era del Espíritu Santo.
34 El Absoluto III.
Tratemos ahora de analizar la plegaria desde otro ángulo, a fin de captar bien el sentido de cada uno de sus elementos:
Se distinguirá fácilmente que éstos se jerarquizan, yendo de arriba hacia abajo, en cuatro grupos que comprenden allí respectivamente cuatro, dos, uno y dos versículos.
El primer grupo tiene un carácter general y un rol preparatorio, que es el de despejar el corazón obstruido del fiel a fin de que pueda penetrar allí libremente la corriente de Amor que emana del Absoluto 1: el Padre. Esta operación constituye una primera condición sine qua non de la eficiencia de la plegaria. Es difícil hacerla efectiva en el tumulto del mundo "A", y es para facilitarla que Jesús ha hecho esta recomendación: Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta, y ruega a tu Padre que está en el secreto, y tu Padre, que ve en el secreto, te lo recompensará.
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El trabajo preparatorio mencionado antes es necesario para que el corazón se aísle de los sobresaltos de la vida y se ponga en el estado de recogimiento requerido. Si este aislamiento es efectivo, el fiel estará en condiciones de abordar los elementos del segundo grupo -el quinto y el sexto- con espíritu activo, "mántrico", capaz de valentía 36. Solicitará entonces la intervención del Absoluto II: el Cristo, el pan supersustancial, a fin de obtener, por el socorro de su Gracia, la desaparición de su tara kármica y con ello su purificación.
La actitud del Cristo ante el suplicante que da pruebas de su valor es invariablemente positiva. Mejor aún, él mismo ejerce sobre el corazón humano una presión constante, como lo indican estas palabras: He aquí, estoy ante la puerta y golpeo 37.
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35 Mateo VI. 6; en relación al texto eslavón. Se destacará que este texto figura en el capítulo SEIS, y en el versículo seis, número doblemente elegido y que significa, se sabe, la Resurrección.
36 Jesús ha dicho: "i Animo, hija, Tu fe te ha salvado!" (Mateo IX, 22; del texto eslavón.
37 Apocalipsis III, 20.
Así, una posibilidad de purificación se ofrece gratuitamente a aquél que, repitámoslo, sabe, siguiendo la marcha transversal de la plegaria, crear en principio en sí mismo, por una concentración pasiva, la atmósfera deseada, y después, en una concentración activa, implorar su purificación por la Gracia.
De esta forma se reúnen todas las condiciones para que obre la plegaria. En cualquier caso, estas condiciones necesarias no son suficientes: todavía queda por cumplir la segunda condición sine qua non, que exige de la voluntad humana el esfuerzo de ir más allá de la voluntad divina, siempre preparada para ayudar al hombre que aspira a la Redención. Esta condición es definida en el séptimo elemento de la plegaria: ... Así como nosotros perdonamos a quienes nos han ofendido.
Por medio de este acto humano, pero de inspiración divina, el fiel colma el intervalo que separa las notas FA y MI y abre así la "esclusa" a la corriente del Amor redentor del Cristo que aquí viene a unirse al del Padre. Al depender de este acto la posibilidad de franquear este intervalo, se ve cómo es de esencial.
Si esta condición sine qua non se cumple efectivamente, el fiel podrá pasar al cuarto grupo de elementos, y entonces orará útilmente en la nota MI, preservado de una nueva caída, más profunda aún que la primera, y en la nota RE se habrá liberado para siempre de la autoridad del Absoluto III.
Tal es el primero de los sentidos jeroglíficos de la plegaria de Jesús, pilar de la Doctrina centrada sobre el problema de la salvación individual. Pero le quedan otros dos: al lector de "Gnosis", que ha alcanzado este punto del profundizado estudio que seguimos juntos, le corresponde descubrir primero, el segundo y luego el tercero. Se esforzará en hacerlo aprovechando las indicaciones que hemos dado antes, relacionadas con los esquemas propuestos en esta obra en lo que concierne a la cosmogonía universal, y especialmente al sistema de las Tres Octavas cósmicas.
Sin embargo, este descubrimiento exige una asimilación emotiva ya mucho más grande la Doctrina. El único procedimiento que la hace posible es el de la revelación individual, y el conocimiento así adquirido es intrasmisible por medio del lenguaje humano.
De todas formas, hombre, mujer o niño, que alcance a tener la visión de la arquitectura del Pater Noster, entra simultáneamente, aunque más no fuera que el tiempo de un destello, en contacto directo con el plano de la Gnosis divina. Que entonces se aplique con todas sus fuerzas, a retener en su memoria las impresiones sentidas en el curso de esa revelación instantánea...,
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