viernes, 4 de abril de 2025

OPINIÓN SOBRE EL CRISTIANISMO DE 1500( Jacques LE GOFF)

 Historia de las Religiones SigloXXI

Volumen 7 Pp 189-191



OPINIÓN SOBRE EL CRISTIANISMO DE 1500


Antes de abandonar el cristianismo medieval, creemos oportuno considerarlo en relación a lo que le sigue: el Humanismo y la Reforma.

No deja de ser interesante señalar cómo la Iglesia del siglo XIV y especialmente el papado se comprometen desde el principio con el Renacimiento. La restauración de la antigua Roma, la fundación de la Biblioteca Vaticana, los frescos de la capilla Sixtina, muestran cómo los papas no se quedan atrás. Dos de ellos son ademas grandes hombres de letras: Nicolas V (1447-1455) y Pío II (1458-14ó4).

También se puede pensar que la Reforma era inevitable al observar, por ejemplo, que la vida religiosa estaba deteriorada en el seno del catolicismo a juzgar por cómo estaba en Flandes (Jacques Toussaert), y que si surgió la Reforma fue porque para algunos era indispensable, aunque, por otro lado, el fervor suscitado por el jubileo romano de 1500 bajo un Papa como Alejandro VI Borgia, de tan malas costumbres y reputación, nos lleva a no sacar conclusiones apresuradas. Lo mismo ocurre si nos fijamos en la Spät-Scholastik, de la que nos dicen que esta esclerotizada y muerta a finales del siglo XIV y que tanto repugnaba a Erasmo. Sin embargo, los historiadores polacos de la filosofía aseguran que en el siglo xv continuaba viva y enriquecedora en Cracovia. Se puede pensar con Erikson que el Renacimiento fue, en contraposición al yugo comunitario de la Edad Media, «la revolución por excelencia del yo», o con Tawney y Max Weber que el catolicismo deba dejar su plaza al protestantismo en los sitios en que su ética económica era un obstáculo para el desarrollo del capitalismo, o también, como Lucien Febvre, negarse a considerar estos «grandes conceptos, verdaderos y falsos a la vez: la Edad Media y el Renacimiento». Efectivamente, un ejemplo de la enorme dificultad en el terreno de lo religioso para poner etiquetas es el de Luis XI, ese rey «moderno. con una piedad completamente supersticiosa y tradicional: medallas, ermitas y reliquias. Pensemos mejor en dos fenómenos de fondo.

El primero es la realidad cada vez mayor del hecho nacional. Francia es casi galicana e Inglaterra es ya anglicana en su totalidad. La conveniencia de los príncipes inclinara con frecuencia la balanza. Cuius regio eius religio.

Un gran giro en la historia de Occidente lo constituye la aparición de una segunda religión oficial. Aunque tan solo sea una variante de la misma religión, supone el fin del monopolio católico. Sin embargo, aparte de la elección entre el catolicismo y protestantismo (o de la obligación de abrazar una de las dos, puesto que, decididamente, aun no existe la libertad  de pensamiento),¿no es algo más que la impotencia del catolicismo para evitar la Reforma lo que sorprende en este despertar del siglo xv? ¿No es la irrupción de todo un folklore religioso, de todo un viejo fondo de creencias tradicionales, el mismo que organiza aquí y allá la procesión de carnaval frente a la de cuaresma? ¿En lugar de preguntarnos por qué el catolicismo medieval no se ha reformado, convendría en todo caso preguntarnos por qué el cristianismo medieval no ha cristianizado a Occidente o lo ha hecho tan mal? La cristiandad hacia 1500 es, casi, un país de misión.

Jacques LE GOFF


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