TRATADO XI.6 Sujeto y
objeto
(Abbé Henri Stéphane
1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología)
La distinción del sujeto y del objeto, y la cuestión de las relaciones que los vinculan,
constituye uno de los problemas mayores de la filosofía moderna desde
Descartes, problema que ésta es incapaz de resolver con la ayuda de sus propios
métodos. Ni el realismo escolástico, ni el idealismo bajo sus diferentes formas
no logran salir del dualismo en cuestión. La ciencia, que pretende ser objetiva,
no acaba a fin de cuentas más que en la relatividad. Ni la ciencia, ni la
filosofía llegan a alcanzar la realidad que está más allá de toda dualidad tal
como sujeto-objeto, espíritu-materia, esencia-existencia etc. Es preciso realizar
la No-dualidad ( Advaita) para llegar
a la Realidad donde se resuelven todas las antinomias y todas las dualidades, o
equivalentemente superar la distinción del sujeto y del objeto realizando, por el
conocimiento metafísico la identidad del
Ser y de Conocer, o del sujeto puro y del objeto puro: " buscad primero el
Reino de Dios y su Justicia, y el resto os será dado por añadidura " (Mat VI,
33).
Por debajo de este Reino, se chapotea en la relatividad, o
en la objetividad ilusoria de la ciencia, o en la subjetividad no menos ilusoria
del existencialismo, o todavía en la objetividad mortal del estructuralismo, a
menos que no se hunda en el cenagal del psicoanálisis o qué se evada en los paraísos artificiales de la droga.
La relatividad, o la objetividad ilusoria de la ciencia,
puede ser Ilustrada por la cuestión de los fenómenos astronómicos Hasta Galileo
o Copérnico, el hombre creía que el Sol giraba alrededor de la
Tierra; después de ellos, es lo contrario. La ciencia, si ella sabe quedarse en
sus límites, debe afirmar que en todos los casos, no se sale del mundo de las
apariencias y qué estas dependen evidentemente del observador o del sistema de
referencia. Concluir que el sistema de Copérnico es real y objetivo, porque las
ecuaciones o las leyes del movimiento son más simples, no significa nada. Los
que creen en eso sólo tratan de satisfacer su necesidad de creer y, para la
mayor parte, es un sustituto de la creencia en Dios. Sólo el simbolismo natural de las apariencias
permite relacionar su " realidad relativa " de apariencias a la
Realidad absoluta.
La cuestión, generalmente puesta, de saber si la tierra gira
objetivamente alrededor del Sol, independientemente de todo sujeto pensante, no
tiene sentido, porque, en virtud de la identidad del Ser y del Conocer in divinis, no hay, al nivel de la
manifestación o de las apariencias, objeto sin sujeto, y, según René Guénon,
" la consciencia es una razón de ser para la manifestación”9.
No se encuentra allí algún subjetivismo; no es el sujeto pensante quien crea el
objeto, pero el Sol visible no tendría su razón de ser, si no hubiera allí
nadie para mirarlo. Sin embargo, para el hombre (y no para el animal) el Sol
visible debe ser un símbolo de Verbo,
Sol invisible, y si, según las apariencias terrestres que conciernen al hombre,
el sol gira indefinidamente alrededor de la Tierra, es porque no es el Verbo, y
sin embargo si su movimiento siempre lo mismo, es que él es también el Verbo, en la medida en que el símbolo es”participante”
de su arquetipo.
9 Los estados múltiples del ser.
Cap. XVI
No hay comentarios:
Publicar un comentario