TRATADO XI.7 Esencia
y existencia
(Abbé Henri Stéphane
1907-1985, Introducción al esoterismo cristiano, Capítulo XI, Epistemología)
La distinción real entre la esencia y la existencia es
fundamental para la filosofía cristiana, precisamente porque esta no es más que
la filosofía o la teodicea. En presencia
de un ser, percibido o pensado, se plantean dos cuestiones: quid est?
An est? 10 La
esencia responde a la primera
cuestión, la existencia a la segunda.
Así no es suficiente concebir una “montaña de oro” para que exista. Solo el
concepto de Dios implica la existencia, si se admite el argumento ontológico 11, o todavía solo en Dios la esencia es igual a la
existencia. Él es el ens per se
subsistens 12, recibiendo los otros seres el
ser de Él. Es una manera de evitar todo panteísmo y todo inmanentismo. Si al
distinción entre esencia y existencia fuera solamente virtual , eso querría
decir que la existencia está en potencia en la esencia y el acto creador sería
frustrado en su gratuidad. Dios estaría forzado de alguna manera a actualizar
esta potencia.
Este punto de vista particular y limitado de la ontología,
comprendiendo las distinciones tales como esencia-existencia,
substancia-accidente, materia y forma, sirve de cuadro a la teología
escolástica y de modo expresión al “dato revelado”. No puede ser superado más
que por la teología apofática, el Hiperteos de San Dionisio o la deidad
eckartiana.
Estos dos puntos de vista no se excluyen no obstante y son
de una cierta forma complementarios, en
el sentido de que la metafísica incluye la ontología, y que la teoría de los
estados múltiples del ser ”explica” la relación del Ser y los seres por la
analogía y la relación causal. Las cuestiones “filosóficas” como: quid est? An est? No se plantean más, ya que en lugar de partir “de abajo”
todo es “dado” (revelado) de lo alto. Yo sé que Âtmâ no es Mâyâ.
Muy distinto es el punto de vista de la metafísica pura que
no concierne más al Ser y los seres,
sino a los “estados múltiples de ser” y al estado incondicional de Âtmâ , pero yo sé también que Mâyâ “no es otro” que Âtmâ
y no se diferencia más que de modo ilusorio.
Mâyâ quiebra de
alguna manera la unidad “monolítica” –monoteísta- de Âtmâ que se expande en la
multiplicidad indefinida de los seres, sin que su esencia inmutable sea
afectada, de manera que , in divinis,
la multiplicidad está inmediatamente reintegrada en la Unidad 13, la existencia universal se despliega en modo
manifestado entre sus dos polos no manifestados: Purusha idéntico a Âtmâ y
Pakriti idéntico a Mâyâ, y es la mediación de los mismos
polos quien produce el retorno de lo manifestado a la Unidad principial. La
aplicación de lo que precede a la Teotokos y al Logos es inmediata. La
distinción escolástica de esencia y existencia no es más que el reflejo a nivel
mental de la distinción principial Âtmâ-Mâyâ.
10 Quid est: ¿que es? An
est : es lo que es (¿esto existe?)
11 El argumento ontológico concluye en la existencia de
lo Perfecto (Dios) apartir de la idea misma de Perfecto: si lo Perfecto no
existe no es perfecto. Este argumento se ha atribuido a San Anselmo.
12 “ El Ser subsistente por si”
13 Es también la “integración
arquetípica del Pleroma”. Hay así multiplicación incesante del Uno inagotable y
unificación incesante de la indefinida multiplicidad A.K. Coomaraswamy Hinduismo
y Budismo p27: Simbolismo del Dragón
14 Purusha y Pakriti pertenecen
al vocabulario de Sâmkhya; Âtmâ y Mâyâ al del Vedânta
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