miércoles, 8 de enero de 2025

Transgresión (Frithjof Schuon)

 Transgresión


El ojo del corazón

Frithjof Schuon

José J. de Olañeta, Editor. Palma de Mallorca 2003.Pp. 184-18


Definimos la transgresión como una no conformidad en el ámbito de la acción, podemos precisar añadiendo que es una no conformidad respecto al Acto divino; éste es pura afirmación, mientras que el pecado es negativo y pasivo en el sentido de que en él el hombre reniega en cierto modo de su inteligencia y se abandona a la apariencia engañosa.


La ignorancia que es la condición fundamental de la transgresión es de un orden completamente distinto del de la simple ignorancia teorica: es la ignorancia electiva, cuya raíz está en el corazón y no en la razón o en la memoria, y esta ignorancia es lo que las Escrituras monoteístas llaman, con una extrema exactitud de expresión, «endurecimiento del corazón”.  La ignorancia se manifiesta según tres modos principales: la necedad, la debilidad y la maldad; éstas son las privaciones respectivas de la Sabiduría, el Poder y la Misericordia o Belleza divina cuyas cualidades humanas orrespondientes son la inteligencia la fuerza y la bondad. La necedad es la incapacidad de discernir entre lo esencial y lo accesorio, consiste en aferrarse únicamente a los hechos y en considerarlos simplemente como tales o sea sin la menor inducción; la debilidad es el abandono a las ilusiones, o sea una falta de homogeneidad interior y por lo tanto de resistencia; la maldad por último que con mucho es la «no conformidad» más grave pues es eminentemente

«activa» y «consciente»—, es una abstracción inversa de la que efectúa la inteligencia: mientras que esta última hace percibir las relaciones internas de las cosas, la primera representa una tendencia expresamente limitativa, negativa destructiva.


Toda transgresión debe considerarse, pues, como la expresión en el agente de la falta de una cualidad positiva, tal como la sabiduría, la fuerza o la pureza; ahora bien, si toda cualidad positiva se refiere a un aspecto divino, la ausencia de tal cualidad debe referirse a un centro cósmico de naturaleza o bien luciferina, o bien satánica, centro que es la fuente directa de la cualidad negativa y que se opone ilusoriamente al aspecto divino que niega; o bien satánica, centro que se opone ilusoriamente al vicio vive por la comunicación regular, rítmica en cierto modo, con el centro oscuro que determina su naturaleza y que, igual que un vampiro invisible, atrae, en estado de transgresión y de desequilibrio. Si no fuera así, la simple infracción sólo quedaría como un hecho aislado; pero toda infracción es

por definición un precedente y establece un contacto con un centro tenebroso 6, y esto también evidencia la necesidad de ritos de purificación, que tienen precisamente por efecto romper esos contactos, y restablecer la comunicación con el aspecto divino del que la transgresión a semejanza de su centro cósmico fue la negación.



6. El infierno a veces se representa con la forma de un monstruo que habla y se desa. Al-Ghazzáli lo describe así: «Camina sobre cuatro patas y lo conducen mediante setenta mil correas. En cada correa hay setenta mil anillas; si se reuniera todo el hierro de la tierra, éste no tendría el peso de una sola de esas anillas. A cada anilla se agarran setenta mil guardianes infernales... El monstruo brama, aúlla, crepita, susurra, centellea y humea, de modo que los cielos resultan invisibles a causa de la oscuridad que exhala».


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