Athènes et Jérusalem
León Chestov.
Flammario 1967. Pp.143-144
DE SERVO
ARBITRIO.
Habiendo leído los primeros escritos de Platón, Sócrates
dijo: ¡Cuanto ha mentido este joven a mi cuenta! No obstante Platón nos ha
dicho también muchas cosas verdaderas de Sócrates. En mi opinión, la Apología
refleja exactamente el tono y las ideas del discurso pronunciado por Sócrates
ante sus jueces. Sócrates les dijo ciertamente que el aceptaba su veredicto.
Así como lo exigía de él su demonio, el debía someterse a un juicio que él
consideraba inicuo y repugnante, y someterse no externamente, sino
internamente. Pero aun así cuando Sócrates se ha sometido, esto no nos impone
en absoluto la obligación de someternos también. Nos queda aún el derecho y - ¿Quién
sabe?- la posibilidad de arrancar a
Sócrates de su destino en contra de lo que Sócrates ha dicho, en contra de lo
que él ha deseado, de arrancar a Sócrates, conta su voluntad, de las manos de
los atenienses. Y si nosotros ( o alguno más fuerte que nosotros) lo arrancamos
por la fuerza ¿ esto significa que le hemos
quitado su libre arbitrio? A primera
vista, en efecto, le hemos quitado: ¿ no le hemos arrancado de las manos de los
atenienses contra su voluntad? Y no obstante, no le hemos privado de su
voluntad, nosotros hemos hecho lo contrario… Sapienti sat ¿ o bien es preciso aún dar algunas
explicaciones? En ese caso yo añadiría
aún esto: la doctrina de Lutero sobre el servo arbitrio , la de Calvino
sobre la predestinación e incluso la de Spinosa sobre la necesidad, no tendían
en suma más que a alejar a Sócrates de su demonio que le sugería que era
preciso someterse a la necesidad no solo exteriormente , por temor, sino
interiormente, en conciencia. Ciertamente Aristóteles tiene razón: la necesidad
no se deja convencer. ¿Pero se sigue de ahí que hay que amar la necesidad de
todo corazón, con toda el alma y someterse a ella en conciencia? Someterse a
ella por miedo, es otra cosa: pero en lo que se refiere a la conciencia, ella
protestará siempre contra toda coerción. Y “nuestra conciencia”, la conciencia
que nos enseña a “someternos” y a “aceptar”, no es más que un temor maquillado
y disfrazado. Si por tanto llegamos a
cazar el demonio de Sócrates, si nosotros (o algún otro: nosotros no estamos a
la altura de esta tarea) conseguimos arrancarle de las manos de “la historia”,
le daríamos la libertad , esa libertad que todo hombre viviente, en el fondo
del alma(en esa profundidad que la “luz de nuestra conciencia” y todas nuestras
“luces” no alcanzan jamás y donde los demonios ya no tienen poder) -estima y
ama por encima de todo, incluso cuando entonces la cubra de injurias ante los
otros y la trate en alta voz de arbitraria y de capricho.
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