'Abd aΙ-Karîm aΙ-Jîlî
DE
LA OSCURIDAD DIVINA (al-'am)
Ext. de "al Ιnsân al-Kâmil" ("Del
Hombre Universal"). Traducido del árabe y comentado por Titus Burckhardt. París, Dervy-Livres, 1975.
***
La
Oscuridad divina es el lugar primordial
En
que los soles de la belleza se ocultan.
Es
el Si del
propio AlΙâh (nafsu nafsi-Llâh),
Por
el cual ΈΙ es, y del cual jamás ΈΙ procede,
de
forma que no cambia.
Su
símbolo es el estado latente del fuego en el sílex.
Si
bien el fuego emana de una piedra,
No
obstante no se separan, en principio y en su estado latente;
l subsiste siempre
no-manifestado,
Y
su manifestación en nada cambia su estado principial.
Os
mostramos a un espectador,
Ciego
ante su propio sujeto (1);
-iAllâh,
exaltado sea, no se compara!
Ella
es la consternación de las inteligencias
En
su impotencia por asimilar lo que, para ellas, es oscuridad.
Ella
es el Si divino,
y no por las tinieblas que implica,
Sino,
si se comprende bien, por las luces que conlleva.
Distinta
a la Unidad
incognoscible,
O a
la Unicidad conocible de lo múltiple,
Inasible
en Si misma,
sustraída a toda visión,
Se
le llama la Oscuridad divina.
Por
"Oscuridad" divina se designa la Realidad de las realidades
(hagîgat
al-hagâiq), que no podría ser calificada de "divinidad"
ni
de "criatura", siendo Esencia pura sin relación con ningún grado
divino
o criatural, de manera que no puede serle atribuida ni cualidad
ni
nombre. Tal es el sentido de la frase del Profeta: "No hay aire
por
encima
de la Nube
oscura (αΙ-'amâ) ni por debajo de ella", es decir:
no
hay divinidad por encima, ni naturaleza creada por debajo. La
oscuridad
divina es entonces el paredro de la Unidad (al-ahadiyah): del
mismo
modo que todo Nombre y toda Cualidad se desvanece en la Unidad, en
la que nada se
manifiesta, tampoco nada se manifiesta ni se revela en la
Oscuridad
divina. Existe no obstante una distinción que hacer entre la
Oscuridad
divina y la Unidad, en el sentido en que la Unidad afirma la
Esencia
en la Esencia por exaltación; es la manifestación esencial
única,
mientras que la Oscuridad
divina es la Esencia
desde el aspecto
de
Su realidad absoluta, Realidad de la que nada se comprende, por ser
tan
sublime, o intima; es la no-manifestación oscura de la Esencia,
lógicamente
opuesta a la manifestación suprema que es la Unidad;
ésta
revela la pureza
de la Esencia, así como aquella se oculta por
la
pureza de la Esencia. Allâh, sin embargo, es demasiado sublime como
para
que ΈΙ se oculte a Si mismo por alguna manifestación, o para
que
ΈΙ se manifieste a Si mismo fuera de un estado de ocultación;
pero
ΈΙ se halla eternamente en los estados de ocultación, de
no-manifestación
y de manifestación que se derivan de su Esencia, al
igual
que posee siempre Sus actividades, Sus aspectos, Sus productos,
relaciones,
Nombres y Cualidades, sin que ΈΙ cambie o Se transforme,
sin
que ΈΙ Se revista de algo dejando otra cosa aparte, o sin que El
Se
despoje de algo para asir otro algo; el principio de Su Esencia
permanece
siempre tal como era, y será siempre tal como es, -"No hay
cambio
en la naturaleza de ΑΙΙâh" (2)-; todos estos cambios o
evoluciones
en las formas y en otras partes, todo lo que es relación o
producto,
no proviene sino de modos según los cuales Allâh Se revela
a
nosotros, de manera que ΈΙ permanece en Si mismo eternamente tal
como
era antes de que Se manifestara a nosotros. Ahora bien, sean cuales
sean
estos modos, jamás Su Esencia asume más que un único estado
de
revelación (tajallî), a saber, el que Le es esencial, de forma
que
no hay más que una sola irradiación (tajallî), y ésta no
posee
más que un solo Nombre, el cual no corresponde sino a una sola
Cualidad
(3); pues en el todo no hay más que uno sólo que está
exento
de toda multiplicidad; es el, que Se revela a Si mismo al
todo,
así como Se revela eternamente.
Este
estado único de revelación Le es exclusivo, de manera que
la
criatura jamás participa de él, pues tal estado no asume aspectos
ni
división interna, ni atribución, ni cualidades, ni nada
semejante;
para que la criatura
pudiera participar de él, sería
preciso
que tuviera aspectos, relaciones, cualidades o algo de este
orden;
pero todo ello está excluido de este modo de revelación que
Le
es esencialmente propio, desde el no-comienzo hasta el no-fin. Por el
contrario,
todas las demás revelaciones, bien se refieran a la
Esencia,
a la Divinidad,
a las Actividades, a las Cualidades o a los
Nombres,
corresponden siempre, aunque esencialmente Le pertenezcan, a Su
manifestación
hacia Sus criaturas. De manera general, ninguna especie
de
revelación Le impide permanecer en ese estado de revelación
esencial,
pero todos los otros modos de revelación dependen de éste,
así
como los planetas dependen del sol, del que reciben su luz; al
igual,
todas las demás revelaciones no son sino un reflejo del cielo
de
esta revelación suprema, o una gota de su océano; siendo reales,
se
aniquilan no obstante bajo la potencia de esta revelación esencial,
que
es exclusivamente de Allâh en virtud de Su conocimiento de Si
mismo,
mientras que las restantes revelaciones son de Allâh en virtud
del
conocimiento de otro.
Ahora
bien, tras haber afirmado que la Oscuridad divina es la
Esencia
misma bajo el aspecto de Su no-manifestación absoluta, y que la Unidad es la Esencia
misma bajo el aspecto de Su afirmación suprema, abstraída de toda relación
interna, podemos decir que tales expresiones no contienen un sentido válido,
pues la Oscuridad divina no implica ningún aspecto de no-manifestación, ni la
Unidad ningún aspecto de manifestación.
Has de saber que tú estás con respecto a ti mismo en un
estado de oscuridad -"De ΑΙlâh es el símbolo supremo" (4)-, en el
sentido de que tu totalidad apenas se manifiesta a ti mismo, sea cual sea el
horizonte de tu conocimiento de ti mismo; ahora bien, bajo este aspecto, tú
eres una esencia oculta en una oscuridad; ¿no sabes que Allâh es tu esencia y
tu ipseidad (huwiyah)? (5) Ahora bien, tú no eres consciente de lo que
eminentemente es tu realidad; estás entonces con respecto a ti mismo en la
oscuridad, aunque, bajo el aspecto de la realidad divina, no estés velado para
ti mismo, pues el principio de esta realidad quiere que ella no sea
inconsciente de sí misma; de ello se sigue que tú estás divinamente revelado a
ti mismo y, al mismo tiempo, por tu naturaleza creada, eres inconsciente de tu
realidad divina; estás entonces simultáneamente manifestado y oculto para ti
mismo. Es éste uno de esos símbolos "que Allâh formula para los
hombres" (6), y que no comprenden sino los conocedores.
Cuando
se le preguntó al Profeta dónde estaba Allâh antes de
la
creación, él respondió: "en una oscuridad", porque una
manifestación
procede siempre de un estado de no-manifestación,
aunque
no se trate aquí sino de una anterioridad puramente principial,
y
no temporal. Allâh es demasiado sublime como para que exista entre
ΈΙ
y Su creación una relación temporal; tampoco existe, entre El
y
ella, separación, discontinuidad ni relación de coacción, ya que
todas
estas relaciones son en sí mismas creadas, y no podrían
interponerse
entre Allâh y Sus criaturas -a menos de concluir en una
cadena
sin fin, lo que sería absurdo-. No cabe duda de que tanto Su
anterioridad
como Su posterioridad, Su primacía como Su ulterioridad,
son
aspectos principiales y no relaciones temporales o espaciales; al
igual
que ΈΙ estaba en una oscuridad antes de la creación, ΈΙ
está
necesariamente en ese estado después de la creación. De ello
se
deduce que la Oscuridad
divina es el estado principial de la Esencia
exenta
de cualquier relación, mientras que la creación exige la
manifestación,
que resulta de las relaciones asumidas por la Esencia;
tal
es el estado de anterioridad principial, y tal el estado de
posterioridad;
pero no hay "antes" ni "después", ya que El es antes
y
después, es el Primero y el Último; -iqué misterio, que Su
manifestación
sea también Su no-manifestación! Esto no es
solamente
verdad desde un cierto punto de vista, o bajo tal aspecto
determinado;
es verdaderamente así: Su primacía es esencialmente Su
ulterioridad,
Su anterioridad es Su posterioridad; las inteligencias
están
consternadas y no conciben sino Su inmensidad, pues ninguna idea
podría abarcar Sus formas. NOTAS:
1.
Esto
nos recuerda a la doctrina advaita del Sujeto conocedor que jamás puede
asimilarse a sí mismo. La Esencia, en efecto, también es el sujeto absoluto.
2.
Este
versículo puede también traducirse por: "no hay cambio para la creación
(el acto creador) de Allâh" (Corán, XXX, 29).
3.
Según
los contextos, traducimos aquí tajallî por
"desvelamiento",
"revelación" o "irradiación"; la idea de tajallî puede
definirse mediante esta imagen: cuando el sol se "desvela"
(tajalIE0), su luz "irradia" (tajallEO) en el mundo.
4.
Corán,
XVI, 62.
5. O
"aseidad".
6.
Corán,
XXIV, 35.
No hay comentarios:
Publicar un comentario