`Abd aΙ-Karîm al-Jîlî
DE LA UNIDAD (al-ahadiyah)
Ext. de "al Insân al-Kâmil" ("Del
Hombre Universal"). Traducido del árabe y comentado por Titus Burckhardt. París, Dervy-Livres, 1975.
La palabra "Unidad"
(al-ahadiyah) designa la revelación de la Esencia en la que no aparecen ni los
Nombres ni las Cualidades, ni huella alguna de sus efectos; es entonces un
Nombre de la Esencia en tanto que ésta está más allá de todas las comparaciones
divinas y criaturaIes.
Ahora bien, no existe para la Unidad, en todo el cosmos,
ningún lugar de manifestación (mazhar) más perfecto que tú mismo, cuando te
sumerges en tu propia esencia olvidando toda relación, y te
asimilas
a ti mismo por ti mismo, despojado de tus apariencias, de modo que eres tú
mismo en ti mismo, y que de todas las Cualidades divinas o de los atributos
creados -que por otra parte te pertenecen-. ninguna se refiere
ya a ti. Este estado del hombre es el lugar de manifestación más perfecto de la
Unidad en toda la existencia.
Y es éste el primer "descenso" (tanazzul) de la
Esencia, de las tinieblas de la "nube" (al-'am) (1) hacia la luz de las
revelaciones, y también
la primera de todas Sus revelaciones a
causa de su pureza y de su ausencia de toda cualidad, de todo nombre, alusión,
relación o analogía; pues todo está en ella contenido en modo no-manifestado
(bâtin).
En
el lenguaje común, la palabra "unidad" designa la
determinación
principial ('ayn) de la serie de las múltiples determinaciones. Empleando una
parábola, la unidad
es como si alguien viera de lejos un muro construido de adobe, de cal, de yeso
y de madera, sin poder distinguir sin embargo nada de estos materiales; ahora
bien, la unidad de este muro es el conjunto del adobe, de la cal, del yeso y de
la madera,
y no porque la palabra "muro" sea una designación global de estas
cosas, sino en tanto que designa tal forma propiamente "mural".
Igualmente, si tu estás sumergido en
la contemplación de tu sujeto (aniyah) por el que eres tú mismo, tú no eres
testigo sino de tu ipseidad (o aseidad: huwiyah) (2), sin que en este estado se
te aparezca nada de las realidades que se refieren a ti; sin embargo, tú eres
tú mismo la síntesis de dichas realidades. Tal es tu unidad, en tanto que ésta
afirma tu esencia bajo el "aspecto" de tu ipseidad, y no en tanto que
tú seas la síntesis
de las realidades que te
definen.
Aunque tú seas estas realidades relativas, este estado de revelación esencial
que es la afirmación de la Unidad en ti expresa la Esencia
por abstracción de toda relación. Atribuida a AIIâh, la Unidad designa la
pureza de la Esencia
aislada de todos los Nombres, de todas las Cualidades, de toda causa y de todo
efecto. Ella es la revelación suprema, porque toda otra revelación estará
necesariamente
particularizada por algo, a excepción de la "Cualidad de Divinidad" (al-ulQhiyah)
que no se distingue sino por su no-exclusividad. La Unidad es pues la primera
manifestación (zuhûr) (3) de la Esencia.
Está vedado a la
criatura
atribuirse el estado de la Unidad, pues la Unidad es la pura Esencia abstracta
de lo Divino y de lo creado, mientras que ésta, a saber, el servidor, está
determinado por la condición de criatura. Por lo demás, atribuirse algo
significa
sujetarlo y emplearlo,
lo que sería contrario al principio mismo de la Unidad, que por ello no
pertenecerá a la criatura; ella es
exclusivamente
de AIIâh. Si tú te contemplas a ti mismo en ese estado de revelación, te
contemplas en virtud de tu Dios y de tu Maestro; no pretendas entonces poseer
tal estado en tanto que criatura, pues este estado de revelación no es de
aquellos de los que pueda participar nunca la criatura [como tal], sino que
sólo es de AIIâh, como primera revelación esencial. Ahora bien, como tú sabes
por ti mismo que tú eres [en tu realidad metafísica, luego
supra-individual] lo
que se entiende por Esencia, y que el verdadero sentido de la criatura es AIIâh
(al-hagq), juzga a la criatura
suprimiéndola, y da
testimonio de que AIIâh es tal como lo expresan los Nombres y las Cualidades
que provienen de su Esencia, a fin de que de AIIâh afirmes lo que ΈΙ afirma de Si mismo (4).
NOTAS:
1. ΑI-'amâ
significa literalmente "nube oscura"; con esta
expresión el Profeta
designó el estado "en el cual AIIâh se encontraba antes de la creación", es decir, el estado principial inaccesible
a cualquier conocimiento distintivo.
2. El
"Si", el C2tmâ de los hindúes.
3. El autor se expresa
aquí de una forma elíptica, pues acaba de explicar que la Unidad (al-ahadiyah)
corresponde al estado principial.
4. El
sufí ManÇûr al-Hallâj fue condenado a muerte por las autoridades religiosas y
sociales por haber pronunciado la frase: Αnâ-I-hagq, "yo soy AIIâh"
(la "Verdad"); los maestros sufíes contemporáneos, como al-Junayd,
aún reconociendo que al-Hallâj había hablado "por la lengua de su estado
espiritual", y que había dicho la verdad, estiman no obstante con razón
que para los jueces del "exterior" (az-zâhir), esta frase no podía
ser sino la de un
individuo
que pretendiera ser AIIâh.
'Abd al-Karim aΙ-Jîlî
DE LA UNICIDAD (al-whidiyah)
Ext. de "al Insân al-Kâmil" ("Del Hombre Universal"). Traducido del árabe y comentado por Titus Burckhardt. París, Dervy-Livres, 1975.
***
La
Unicidad es una revelación de la Esencia
Que
aparece como síntesis a causa de la distinción de mis
cualidades.
Todo
en Ella es único y diferenciado al mismo tiempo.
-¡Admira,
pues, la multiplicidad esencialmente una!
En
Ella, esto es esto mismo, y lo que se va es como lo que viene.
Ella
es la Realidad divina (al-haqiqah) de la multiplicidad
contenida
en la Soledad (al-wahdah) divina sin dispersión.
Por
Ella todo se encuentra en el principio de cada cosa.
Y
bajo este aspecto la negación (an-nafy) es igual a la
afirmación
(al-ithbât) (1).
La
"Discriminación" (al-furgân) esencial es Su forma total.
Y
la multiplicidad de las Cualidades que en Ella aparecen es como la
de
los versos [en el Libro sagrado].
Recita
entonces, y lee en ti mismo el secreto [de Su Libro];
pues
tú eres el "Modelo evidente" (al-imâm al-mubîn) y en ti
se
oculta "el Libro oculto"
(al kitâb
al-maknûn) (2).
Debes saber que la palabra
"Unicidad" (al-whidiyah) designa la siguiente revelación de la Esencia:
ésta aparece como Cualidad y la Cualidad como Esencia, de forma que, bajo este
aspecto, cada Cualidad divina se presenta como la determinación esencial (al-'ayn)
de cada una de las restantes. Así, por ejemplo, el Vengador (al-muntaq¡m) es
Allâh mismo, y Allâh es el Vengador; por otra parte, el Vengador es el
Benefactor (al-mun'îm); de igual modo, la Unicidad se manifiesta en la gracia
(an-ni'mah) y se manifiesta esencialmente en la venganza; la gracia, que es un
aspecto de la misericordia (ar-rahmah), se presenta así como la esencia misma
de la venganza, que es un aspecto del castigo; y, además, la venganza, que no
es sino el castigo, se muestra como aspecto de la gracia, identificada
con la misericordia. Esto es así en virtud de la aparición de la Esencia en las
Cualidades y en sus efectos.
En toda cosa en que la Esencia se
manifiesta según la ley de la Unicidad (al-whidiyah), Ella es la determinación
esencial de cualquier otra cosa; pero esto no se refiere más que al aspecto
divino
de la Unicidad, y no a la Esencia en tanto que ésta da a todo lo real lo que tiene de
realidad, pues sería ésta la revelación de la Esencia misma.
La
distinción entre la Unidad (al-ahadiyah), la Unicidad
(al-whidiyah) y la
"Cualidad
de Divinidad" (al-ulihiyah) consiste en que, en la
Unidad, ninguno de los Nombres y Cualidades se manifiesta; se refiere entonces
a la Esencia pura en su actualidad inmediata,
mientras
que en la Unicidad los Nombres, las Cualidades y sus actividades se
manifiestan, pero sólo con respecto a la Esencia, y no en modo separativo, de
forma que cada uno es la determinación esencial del otro. En cuanto a la
"Cualidad de Divinidad", los Nombres y las Cualidades se manifiestan
según lo que es propio de cada uno de ellos; el Benefactor es el contrario del
Vengador, y viceversa. Lo mismo ocurre con los demás Nombres y Cualidades; la Unidad,
sin embargo, aparece en la "Cualidad de Divinidad" según
lo que exige la ley de la Unidad
misma, y según lo que
exige la ley de la Unicidad, de manera que la "Cualidad de
Divinidad", que engloba en su revelación a las leyes de todas las
revelaciones, da a todo lo real lo que le viene de realidad.
La
Unidad corresponde a la sentencia divina (3):
"Αllâh era (4), y ninguna cosa era con ΈΙ", y la Unicidad a la siguiente: "y ΈΙ es ahora tal como era"
Dice
Allâh: "Toda cosa es perecedera, salvo Su Faz" (5). Es por ello que
la Unidad es superior a la Unicidad, puesto que es la Esencia pura, y que la
"Cualidad de Divinidad" es superior a la Unidad, ya que le otorga su
realidad; pues la ley de la "Cualidad de Divinidad"
consiste
en que Ella es el supremo de los Nombres (6), el más
completo,
el más noble y el más excelente; su superioridad sobre la Unidad es como la superioridad
del todo sobre la parte, mientras que la superioridad de la unidad sobre las
otras revelaciones de la Esencia es como la de la raíz sobre la de las ramas.
En cuanto a la superioridad de la Unicidad sobre el resto de las revelaciones,
es como la de la Unión sobre la de la separación.
-¡Busca
entonces sus significados en ti mismo, y medítalos!
NOTAS:
1.
Alusión
a las dos partes de la shahâdah: "no hay divinidad si no es la
Divinidad" (lâ ilaha ¡ll-Allâh).
2. Designaciones
cοrάnicas del Libro revelado.
3. Hadîth
qudsî.
4.
El
pasado se emplea en árabe, como en hebreo, para simbolizar lo eterno, por
analogía con la función del pasado en el encadenamiento de la causalidad
relativa.
5.
Corán, XXVIII, 88. El pronombre posesivo puede ser
referido a
Allâh o a la cosa
misma, siendo la Esencia -precisamente designada por el
término "Faz" (wajh)- una.
6.
Es decir, el Nombre que le corresponde, ΆΙΙâh.
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