RIVISTA
DI
STUDI TRADIZIOΝALI
JULIO - DICIEMBRE 1986
UNA PARODIA DE LA AYUDA DEL ORIENTE
La revista Etudes Traditionnelles ha publicado
recientemente la traducción de una qasîdah del Shaykh Muhammad ben Ah i at-Τâdilî (1) en la cual el autor dirige algunos consejos a
aquellos que desean la <vinculaciόn> (nisbah) (2) con Allâh; en
particular, viene subrayada la importancia de la gula espiritual, de la
discriminación y del distanciamiento de las contingencias; el texto
contiene además algunas normas de comportamiento del murîd ya sea frente al Maestro o frente a los otros
fugarâ'. Pese a su brevedad, este poema de 72 versos es sin embargo
extremadamente interesante para todos aquellos que estudian el esoterismo
islámico y por otra parte nuestros lectores ya han podido tomar en cuenta,
en ocasión de la publicación de otro texto, la incontestable espiritualidad de
la que está impregnada la obra del Shaykh at-Tâdili (3) Por lo tanto hemos quedado muy sorprendidos por el nombre
del autor que ha firmado la extensa introducción a la qasîdah y que es además
co-firmante con uno de los hijos del Shaykh, en la traducción y en las notas: este autor firma A.
Mostagh Firou, nombre de apariencia exótica pero que en realidad no es otro
sino que la artificiosa descοmροsiciόn de la palabra mustaghfiru, que significa
literalmente <aquel que pide perdón>.
Lo que nos ha sorprendido es justamente esta <división>
del nombre, que para quien tuviera un conocimiento mínimo de la lengua árabe y
de la tradición islámica no puede sino parecer grotesca: en verdad hasta en las
lenguas profanas la división de una palabra que no sea compuesta tiene sentido
solamente si se quiere silabear la pronunciación o si ella se encuentra al final de un renglón y no es
posible escribirla entera. En árabe no existen palabras compuestas y en la
lengua escrita las palabras son indivisibles, tanto que no es posible
subdividirlas para ir al comienzo del renglón sucesivo: las dos partes en las
cuales ha sido artificiosamente separada la palabra mustaghfiru no tienen, por
lo tanto, ningún significado por sí mismas, porque no se trata de una palabra compuesta, ¡y en
cambio la descomposición ha <partido> en dos la misma <raíz> de la palabra.
Si además se considera que el árabe es una lengua <sagrada> y que en el
Corán son duramente reprobados aquellos que <separan lo que Allâh ha
ordenado unir se podrá comprender mejor porqué esta
<división> nos parece grotesca.
Este <marco> característico se aviene en todo caso muy bien a quien
ha elegido así tan oportunamente
su seudónimo, porque en realidad el presunto <arrepentido> (5) no es otro que un personaje del cual ya hablamos tenido ocasión de hablar en
otra ocasión en efecto la última larguísima nota a la traducción de la qasîdah
no es sino una reedición de los <argumentos> sostenidos en una carta
dirigida a Bruno Rovere y los temas tratados en la introducción nos son ya bien
conocidos.
En nuestros artículos precedentes ya hablamos
señalado las tentativas emprendidas por este supuesto <arrepentido> para
obtener <la ayuda del Oriente> y debemos constatar que él ha sabido
ordenar muy bien su trama de mentiras y engaños hasta el extremo de llegar a
asociar oficialmente uno de sus seudónimos, hasta ahora aquel más grotesco, al
nombre del Shaykh at-Tâdilî, precisamente en la revista que <fue>
aquella en la que escribía René Guénon.
Bajo cierto aspecto su <empresa> es
comparable, en tono menor, a aquella de Johanny Bricaud, que en 1928 llegό en su calidad de Gran Maestro de la Orden
Martinista a sellar un <pacto de alianza> con...el Shaykh Ahmed ben Aliwa (7)
Ciertamente el señor Mostagh Firou más bien tiende a compararse a algún
otro, precisamente a quien en 1952, cuando vivía en Shaykh at-Tâdili, publicó
en Etudes Traditionnelles la traducción de otra <qasîdah> de este Maestro
del esoterismo islámico (8) pero una lectura
comparada de los comentarios que acompañan estos dos <poemas> es suficiente
para hacer comprender el abismo que, hoy más que nunca, separa al supuesto
<arrepentido> de aquella persona.
En efecto, mientras la presentación de la qasîdah sobre la shahâdah por
parte de aquel que, sólo, podía representar autorizadamente al Shaykh at-Tâdili en Occidente se limitaba a
dar breves señales sobre la figura de este Maestro, seguido por una colección
de ahâdith inherentes al argumento de la qasîdah y de una brevísima nota de
detalles, la actual amueblada de notas y presentaciones sofoca literalmente el
texto: baste decir que para cada renglón del poema hay cerca de diez renglones
de notas, las cuales, por otra parte, más que clarificar el contenido del texto
sirven de pretexto para exponer las concepciones propias del presentador.
Ello no impide que este último, haciendo clara referencia
a sí mismo, afirme que <...para aquellos que pueden ser
considerados, directa o indirectamente, como sus discípulos (i.e. del Shaykh
at-Tâdilî), la preocupación por un trabajo operativo de extinción (fanâ)
prevalece sobre la difusión y la publicación de sus escritos>(9) ¡y se felicita por otra
parte por no haber traicionado el pensamiento de este Maestro!. En realidad, el
mensaje principal contenido en el prefacio, que, por cuanto es dado saber a un
lector ordinario, lleva la firma de un <oriental> y que concluye con
una referencia a los <...objetivos que se prefijaba este gran Maestro de la
tradición islámica, es una invitación a los masones para adherir al exoterismo islámico (10). Sin entrar a considerar
esta última
posibilidad,
debemos indicar que, como ha precisado muchas veces René Guénon, corresponde al
Occidente solicitar la ayuda del Oriente-y no al Oriente ofrecerlo
al Occidente, y a este propósito se pueden citar algunos pasajes muy
significativos de Oriente y Occidente: <...corresponde al Occidente tomar la
iniciativa.. .el Oriente
no tiene ninguna razón para tomar esta iniciativa...; ...es necesario que la
iniciativa parta del Occidente (11). En las actuales condiciones los representantes
autorizados de las tradiciones orientales no pueden interesarse
intelectualmente en el Occidente; o por lo menos no pueden interesarse sino por
las raras individualidades que se dirigen a ellos, directa o indirectamente, y
que representan casos demasiado excepcionales para ofrecer la posibilidad de
una acción generalizada. Podemos afirmar esto: jamás ninguna organización
oriental constituirá <filiales> en Occidente...> (12) Estas palabras de René
Guénon describen perfectamente, sin necesidad de modificar una sola coma,
aquello que fue la conducta del Shaykh at-Tâdilî frente a los Occidentales, y al
mismo tiempo muestran que los <intereses> del señor Mostagh Firou no son
intelectuales, sino que más bien responden a un deseo de proselitismo, por el
cual los verdaderos orientales deberían sentir una profunda repugnancia.
Por otra parte él no puede ser considerado bajo ningún concepto <un
representante autorizado por las tradiciones orientales> o, como él ama
definirse, <un discípulo indirecto del Shaykh at Tâdilî> al que jamás
conoció, sino solamente un discípulo
<fracasado> de quien verdaderamente fue el único discípulo occidental
de aquel Maestro en ser regularmente investido de una función iniciática.
Mas precisamente él fue el único discípulo del Shaykh at-Tâdilî, ya sea oriental u occidental, en ser investido con la función de Maestro
espiritual, función ésta que lo autoriza a efectuar las adaptaciones para una
tarîqah en Occidente, que no fuera, por lo tanto, una <filial> de una organización oriental.
Cuando René Guénon negaba en modo categórico que una organización oriental pudiera constituir <filiales>
en Occidente, no excluía la posibilidad que una tarîqah tuviera en Occidente
una <zawiyah> para los Orientales de nacimiento y residentes en países
occidentales: En efecto, en París existía una <zawiyah> de aquel género,
y él estaba perfectamente al corriente, como resulta de su correspondencia (13). Aquello que quería censurar era que los Orientales de
nacimiento pudieran constituir en Occidente <filiales> para los
Orientales por adopción, simplemente repitiendo la organización y los métodos
en uso en Oriente: sin embargo, quedaba abierta la posibilidad que algunos
Occidentales asimilasen directamente la intelectualidad oriental y por lo tanto
pudieran desarrollar un papel de mediación y de adaptación y permitir así la
constitución de una <via> adaptada a individuos de origen occidental. En efecto <...la tradición, lejos de ser un obstáculo a las
adaptaciones que las circunstancias exigen, ha provisto siempre de los
principios adecuados para todo aquello que se revele necesario y tales adaptaciones
son absolutamente legitimas... a condición de que aquel que las realiza no obre
en tanto que <individuo>, sino como un instrumento consciente de un
principio espiritual; pero es evidente que el papel de <adaptador>,
análogamente a aquel de <traductor>, puede ser desarrollado solamente por
quien conozca, al mismo tiempo, aquello que debe ser adaptado y la mentalidad
de aquellos para los cuales será efectuada la adaptación, y corresponde por lo
tanto a aquellas raras individualidades occidentales que han asimilado
directamente la intelectualidad oriental, excluyendo en cambio a los Orientales de nacimiento, que no tienen ningún
motivo para asimilar la mentalidad de los Occidentales, en particular de
aquellos modernos.
Una de estas raras
individualidades occidentales y, hasta dónde conocemos, la única en ser
regularmente investida de la función efectiva de Maestro espiritual, fue
justamente aquella a la cual el señor Mostagh Firou quiso compararse: pero
querer <repetir> un papel tan excepcional es no sólo inútil, sino también
imposible y equivaldría a aquello que el mismo supuesto <arrepentido>
desaprueba y califica como la tentativa de repetir la obra René Guénon.
¿Porqué, por lo tanto, dirigirse nuevamente a Oriente para obtener una
ayuda que ya ha sido dada por quien tenía la posibilidad de conferirla a quien tenía
el grado para recibirla, y cuyo depósito ha permanecido intacto en cuanto a lo
esencial?.
Es claro que el señor Mostagh Firou, habiendo sido
radiado de la organización iniciática constituida por su Maestro, busca ahora
restablecer la cadena iniciática así interrumpida (por él) reanudando
relaciones con los descendientes del Shaykh at-Tâdilî, pero éstos, no teniendo
ninguna función iniciática (15) no tienen nada que transmitir; por otra parte el supuesto
<arrepentido>, habiendo traicionado la función a él confiada, no está
actualmente en grado de recibir algo válido desde un punto de vista tradicional,
a causa de la fractura que semejante traición ha determinado con
todo aquello que es de orden espiritual y que se manifiesta hasta en la
grotesca división de su último seudónimo. Por lo tanto, no sólo no están las
condiciones para que pueda realizarse una <ayuda del Oriente>, sino que
aquello que se verifica es exactamente lo contrario, esto es el
compromiso de Orientales auténticos en iniciativas de Occidentales de los
cuales el verdadero animador no es otro que la contra-iniciación.
En ausencia de una transmisión regular de elementos tradicionales el señor
Mostagh Firou <toma en préstamo> ciertos aspectos del método propio del
Shaykh at-Tâdilî, en particular el respeto por ciertas reglas de vida
tradicional (adâb) que por su misma naturaleza contingente no son integralmente
transferibles a diferentes condiciones de tiempo y lugar, sino mediante
oportunas adaptaciones. Haciendo así, el supuesto <arrepentido>, en
perfecta armonía con la traición de su función, parece ignorar que la tarîqah
del Shaykh at-Tâdilî y aquella del Maestro que él habría debido representar son distintas e
incluso los métodos empleados son diferentes, en conformidad con el dicho
<todo Shaykh tiene su tariqah> : en efecto, mientras un muqaddam o un
khalîfah no pueden aportar legítimamente ninguna modificación a las reglas del
método iniciáticο del Maestro que representan, quienes han llegado a la Maestria espiritual pueden efectuar las adaptaciones
que, lejos de abrogar las reglas de su maestro, reglas que quedan inalteradas e inalterables para
quien sigue la tarîqah de aquel Maestro, devienen como las características
distintivas de <su> tarîqah.
De cuanto precede resulta claramente que la
constitución en Occidente de una tariqah adaptada a los Occidentales es posible
sólo en el caso en el cual un Occidental llegue a obtener la Maestría
espiritual, porque si se limita a obtener la función muqaddam o de jalîfah de
un Shaykh oriental, o incluso aquella de Shaykh nominal (16) aquello que podrá
constituir no será otra cosa que unα <filial> de una organización
adaptada a los Orientales. Pero el señor Mostagh Firou, después de haber
traicionado la función de muqaddam en una tarîqah adaptada a los Occidentales,
vuelve a Oriente en la vana tentativa de revivir su función y tomar prestado,
esto es, sin transmisión regular, algunos elementos de un método adaptado a los
Orientales: ¡Bello ejemplo del itinerario al revés!.
Por otra parte
ya hablamos subrayado en nuestros artículos precedentes la profunda ignorancia
de las reglas <técnicas> que caracteriza al supuesto <arrepentido>
y que lo lleva a forjar reglas de pura fantasia o, peor todavía, a invertir el orden jerárquico de las funciones iniciáticas.
A este propósito debemos observar que en las notas a la traducción de la qasîdah,
pese a no haber ninguna referencia en el texto, el señor Mostahg Firou vuelve
desastrosamente sobre la cuestión de la presunta equivalencia entre muqaddam y jalifah, trayendo argumentos que
están en flagrante contradicción con su tesis.
En efecto él se refiere a la frase de Sidi
Umar ibn Sa'id al-Fûtî, citada por B. Rovere en su artículo, según el cual
<...el jalîfah es un sustituto del Shaykh bajo todo aspecto y por esto los
muqaddam ...le deben toda la οbediencia pero afirma la interpretación ya dada en su carta a B. Rovere, según la
cual en este caso el término Jalîfah es un sinónimo de Shaykh.
En sostén de su interpretación, que además no
es compatible con el significado literal de la frase, el supuesto
<arrepentido> cita dos afirmaciones del Shaykh at-Tâdilî: en la primera
trata de <La vida tradicional y la sinceridad>, está dicho que <...
Los Maestros espirituales perfectos de los Sûfi figuran entre los awliyâ. Con
motivo de su conformidad (a la norma) rigen lo creado con la Verdad a las
órdenes del Profeta, porque ellos son los Jalifas bien guiados...> ; en la
segunda trata del comentarlo al libro del Shaykh Ahmed at-Tijânî intitulado
<La Jοya>, está dicho que <...el secreto y el significado de la
función de Califa, de la cual el Shaykh (at-Tijânî) había sido investido, es parte de los grados comprendidos en esta tarîqah
(Tijânîyyah)...>(18).
Ahora bien, por cuanto en esta última cita la
función de jalîfah o <substituto> está atribuida al mismo Shaykh
at-Tijânî y por cuanto una función no puede ser <sustitutiva> de si misma; es claro que aquello de lo cual el
Shaykh at-Tijânî había sido denominado <substituto> no era otro Shaykh,
sino el Profeta mismo, como, por otra parte, está precisado en otro punto de La vida tradicional es
la sinceridad, dónde está dicho que <...los Maestros espirituales son los Califas sucesores del
Profeta...> .
En otros términos hay
diversos grados de Califato, la jerarquía de los cuales refleja la jerarquía de
quienes son <sustituidos>, pudiéndose así distinguir los Califas de
Allâh, los Califas del Profeta y los Califas de los Maestros espirituales; pero
así como el Califa del Profeta no es un Profeta, sino que le está subordinado
en rango, así el Califa o Jalîfah de un Maestro espiritual es de un rango
subordinado a aquel del Shaykh.
Por lo tanto, cuando Sîdî Umar ibn Sa'îd al-Fûtî afirmaba que <...el
jalîfah es un substituto del Shaykh...> no intentaba referirse a alguien que
hubiese obtenido la Maestría espiritual, porque en este caso habría debido
decir más bien que ¡<...el jalîfah es un sustituto del Profeta...>!.
Otra cuestión <técnica> sobre la cual
el señor Mostagh Firou vuelve en la nota yuxtapuesta a la traducción es aquella
de las funciones iniciáticas que pueden ser ejercitadas por las mujeres, o,
mejor, que no pueden ser ejercitadas, porqué a diferencia de cuanto había
sostenido en la carta dirigida a B. Rovere, ahora el supuesto <arrepentido>
niega a la mujer el ejercicio de toda función <exterior> u
<oficial>, a menos que ella...¡no asuma la semblanza masculina!.
Esto lo dice para evitar una discordancia
<...entre el papel oficial y la palabra Coránica:
"...en cuanto a los hombres, ellos preceden a las mujeres en un
grado" ‚que expresa
la condición cósmica de la mujer respecto al hombre... > (20): ¡es
necesario reconocer que el señor Mostagh Firou no tiene el menor sentido del
ridículo!.
Dejamos de todos modos
a su <agudeza> la tarea de evitar una discordancia entre la <palabra Coránica>
por él citada y la afirmación de Muhyiddîn ibn `Arabi, según la cual una mujer,
incluso sin cambiar su aspecto exterior, puede dirigir el salât tanto de
mujeres como de hombres, naturalmente, cuando se verifican para ella las
condiciones que determinan las atribuciones de la función de Imâm del salât (21)
Al final de sus anotaciones el señor Mostagh
Firou afirma justamente que <un simple iniciado> en ausencia de un
encargo específico no puede transmitir a otro la iniciación recibida; por
nuestra parte debemos recordar que hay situaciones que invalidan la transmisión
de la influencia espiritual incluso por parte de quien ha recibido un encargo específico, y no
entendemos referirnos solamente a la radiación de aquellos que han recibido el
encargo de la organización iniciática en la cual debía ser ejercitada su
función. En efecto, la autoridad que confiere la función puede establecer
condiciones accesorias que consientan el ejercicio: en el caso específico de
Mostagh Firou como más de un testimonio puede confirmar, la posibilidad de
transmitir la iniciación está vinculada a un asentimiento unánime preliminar
dado por los miembros de la tarîqah reunidos en hadrah (22) , asentimiento que para el supuesto <arrepentido>, en cuanto radiado de la
tarîqah, no es más posible obtener.
Por otra parte, tenemos que precisar que no nos interesa el hecho de
que muchos o pocos puedan seguir sus siniestras iniciativas, porque para la ley
de afinidades que regula estas cosas él no podrá reclutar sino individuos
<descalificados> desde el punto de vista iniciático; aquello que nos
impele a continuar hablando de este triste episodio es el hecho de que se involucra la obra y el nombre de René
Guénon, y ahora también del Shaykh at-Tâdilî, para fines que no son sino del dominio de la contra-iniciación.
Es
claro
que esta última, como apunta a apoderarse de los centros espirituales para
utilizar, al revés, la fuerza psíquica que a ellos está ligada, del mismo modo
busca de utilizar para sus propios fines la obra de René Guénon y de otros
Maestros espirituales, pero mientras nos sea posible continuaremos luchando
para defender esta obra de semejantes ataques, buscando seguir las indicaciones de aquellos que escribieron,
respecto a los falsos discípulos y a los falsos fieles guardianes de la obra de
René Guénon: <...si otras ocasiones como éstas se presentaran, y aun cuando
nosotros no podamos continuar la lucha contra tales genios siniestros, otros
tomarán nuestro puesto y continuarán impidiendo que esta obra sea ofuscada que
es y será perla incomparable, inspirada para aquel fin del ciclo que estamos
viviendo>.
J.-B.L.
NOTAS
1 Qasidah <Yâ muridan...> traducción del
árabe y notas de
Abdul-l-Jalil at-Tâdili y A. Mostagh Firou, Etudes Traditionnelles n. 494,
Octubre-Diciembre 1986.
2 La qasîdah se inicia con el verso: <Oh
tu que deseas la vinculación con Allâh (Υâ murîdan nisbata Allâh)>, que
también es usado a modo de <titulo> para distinguirla de otros poemas del
género. A este propósito deberíamos señalar unα inexactitud en la traducción
publicada por Etudes Traditionnelles referente justamente al término nisbah que
es traducido impropiamente como <proximidad> o <cercanía>: en
efecto, expresiones éstas últimas que corresponden más bien al término qurb ,
mientras que tienen muy poco que ver con el término nísbah, cuyo significado,
como es precisado en el Libro de las Definiciones (kitâb at-ta'rîfât) de Al Jurjâni, es en cambio aquel
<relaciόn> o <vinculación> (ta'alluq), esto es de algo que puede
existir independientemente de unα yuxtaposición o <cercanía>.
3 Cfr. La Vida Tradicional y la Sinceridad,
publicada en los números 26-27, 28 y 29 de la Rivista di Studi Tradizionali, y
la traducción parcial del <Comentario al Libro del Shaykh Ahmed at-Tijâni
titulado "La Joya">, publicado en los números 35, 36, 37 y 38 de
la Rivista di Studi Tradizionali.
4 Cfr. Cor. II-27 y XIII-25: en ambos
versículos esta expresión está referida a aquellos que violan el pacto y esto
se aplica muy bien al señor Mostagh Firou, como veremos dentro de poco. Por
otra parte, también en la qasîdah está dicho que <...la división es una enfermedad> (verso 50), pero
evidentemente el señor Mostagh Firou no ha prestado mucha atención al contenido
del poema.
5 En verdad el pedido de perdón (istighfâr)
debería encontrar normalmente su presupuesto en el arrepentimiento (tawbah),
que, según Al-Jurjâni, corresponde a un <retomo> (rujû') hacia Allâh,
pero por lo que nos ha sido dado saber sobre el personaje en cuestión no hay
actualmente signos que indiquen una intención de detenerse en su camino de
alejamiento del Principio.
6 Cfr. nuestro artículos Clarificaciones
Necesarias y Una Penosa Confirmación, publicados respectivamente en los números
58-59 y 64 de la Rivista di Studi Tradizionali.
7 Cfr. Chevillon, C., La vie et les idées de Jean Bricaud
en la revista
<Annales
initiatiques>, Enero
- Junio de 1934; a este propósito René Guénon precisaba a un corresponsal suyo (carta de 27 de Julio de 1934): <...ignoraba completamente esta nota de los "Anales
Iniciáticos"; es evidente que el Shaykh no ha sabido jamás quien fue Bricaud y mucho menos el Martinismo, y que
todo esto no es debido a la iniciativa de P...>. (<J'ignorais tout à fait cette note des
"Annales Initiatiques"; il est bien evident que le Sheykh n'a jamais
su ce que c'était que Bric. Ni que le Mart., et que tout cela n'est dû qu'à
l'initiative de P...>).
8 Se trata de la Qasîdah sobre la Shahâdah, cuya traducción fue publicada en el número 304 de la revista Études Traditionnelles, y no en el número 348 como
erróneamente había afirmado el señor Mostagh
Firou en su introducción.
9 Según el señor Mostagh Firou, los discípulos del Shaykh at-Tâdilî están mas preocupados por un trabajo
operativo de extinción que en difundir la obra del
Maestro y esto, según su modo inevitablemente errado de concebir la vía iniciática,
depende de un episodio de la vida de este último, el cual, habiendo sido distraído en el curso de un retiro espiritual de la preocupación
de publicar su obra, cuando terminó este retiro quemó sus escritos. En verdad,
es
del todo normal que para un discípulo la preocupación principal esté constituida por el trabajo operativo de extinción de la <propia> individualidad, independientemente de la verificación de episodios
similares al recientemente reportado. Sin embargo es igualmente normal y <tradicional> que un discípulo se preocupe por publicar los escritos de su Maestro y esto por obvias razones
que
evidentemente escapan al presunto <arrepentido>, para el cual <la instancia exterior de publicar de los datos tradicionales> (¡sic!) es un <medio iniciático> (cfr. Études
Traditionnelles, n. 494, p. 190).
10 Referencias a la iniciación masónica son
también reportadas en las notas a la traducción de la qasîdah, no sin groseras deformaciones; en la nota 17, por ejemplo, es citado un pasaje de un antiguo
catecismo masónico
referente a
la <llave> de los secretos de un masón
y es traducido así: <...esta llave no está en el metal, sino en una
lengua sincera cuando un Hermano
le dio su espalda (¡sic!)> En realidad el texto original
es el siguiente:
<What
metal is it of? No manner of metal at all; but a tongue of gond report is as
gond behind a brother's back as before his face.>, y la expresión good report nada
tiene que
ver con la sinceridad,
porque se refiere a la buena reputación de la cual el masón debe gozar en tanto
que
<libre y de buenas costumbres>. Esta última frase, en efecto, se dice en inglés <free and of gond report> y constituía la <palabra de pase> entre los
<operativos>.
11 Cfr. Oriente y Occidente, p. 158 de la edición italiana y p. 145 de la francesa.
Ibidem, pp. 195-196 de la edición italiana y p. 178
de la francesa.
En una carta del ro de Noviembre
de
1927, a propósito
de
la tarîqah Alawíyyah, René Guénon precisaba a su corresponsal: <Parece que esta confraternidad se está
extendiendo notablemente; he sido informado que hasta tiene una zawíyah
en Paris, en boulevard Saint-Gemain, a pocos pasos de aquí; esto, por otra parte,
hace
temer que ella devenga demasiado abierta y pueda así desviarse
como muchas otras. (Il paraît que cette confrérie prend beaucoup
d'extensiόn; je viens même d'apprendre qu'elle a une zawiyah à Paris, boulevard
Saint-Germain, à deux pas d'ici; cela fait d'ailleurs craindre qu'elle devveene
troup ouverte et ne devienne trop ouverte et ne dévie ainsi comme beacoup
d'autres); el 31 de Diciembre de 1927, al mismo corresponsal,
agregaba: <Pienso haber dicho ya que los Alawiyyas tiene ahora un centro en París, destinado, por
otra parte, exclusivamente a los Arabes y a los
Kabyles; a pesar de haber sido invitado a ponerme
en contacto con ellos,
no he tenido el tiempo, incluso estando aquí cerca; sin embargo será oportuno arriesgar a verlo, porque puede ser mas interesante que la filial en formación y en la cual serán admitidos también los europeos, como también me parece haberle ya dicho, la introducción de elementos
occidentales
es muy fácilmente causa de desviación> (Je
crois vous avoir dit que les Alaouias ont maintenant un centre à Paris,
d'ailleurs destiné exclusivement aux Arabes et aux Kabyles; bien qu'on m'ait
engagé à me mette en rapport avec eux, je n'en ai pas eu le temps, et pourtant
e'est tout à cόtê d'ici: il faudra bien que J'arrive à voir cela, car cela peut
étre plus intéresant que la branche qui est en formation et dans laquelle on
admetra des Européens, comme il me semble vous l'avoir dit également;
l'introduction des éléments occidentaux est trop facilement une cause de
déviation).
12 Cfr. Oriente y Occidente, p.
227 de la edición italiana y p. 208 de la francesa. Para
la confirmación
de la necesidad de una adaptación para
los Occidentales de los métodos orientales remitimos extensamente a cuanto escribiera René
Guénon a un corresponsal suyo (carta del 12 de Marzo de
1925): <En todo caso, mientras la mentalidad occidental
permanezca
como la actual, ninguna escuela oriental verdaderamente seria
podrá pensar en establecer filiales en Europa o en aceptar vincularse con grupos ya constituidos.
Por lo demás ciertamente no encontrarían los elementos necesarios para constituir una
verdadera organización y los peligros de desviación serían demasiado grandes
incluso
para que una tentativa pudiera ser realizada con alguna posibilidad de éxito. En cuanto a la posibilidad de brindar ayuda a individualidades
aisladas proveyéndoles del punto de apoyo necesario sin una organización
constituida en el lugar, la cosa se presenta imposible, si no
desde
el punto de vista teórico, por lo
menos desde el punto de vista práctico, porque
una acción ejercitada a semejante distancia estaría demasiado
atenuada para ser realmente eficaz, y probablemente no bastaría para neutralizar las reacciones hostiles
del ambiente.
Agregaremos todavía cuanto sigue: los métodos orientales,
así
como se presentan, no están adaptados al temperamento occidental
(naturalmente
pueden exceptuarse las excepciones, e los inconvenientes pueden
ser mucho menores para los Occidentales que viven en
Oriente; pero yo hablo para aquellos que
se encuentran
en Europa y en modo general); de
modo que si un día u otro fuera posible en Occidente hacer algo a
este respecto,
será por lo tanto, siempre necesaria una adaptación...> (En
tout cas, tant que la mentalité occidentale sera ce qu'elle est présentement,
aucune école orientale vraiment sérieuse ne pourra songer à établir des
branches en Europe, ni accepter le rattachement de groupements quelconques qui
y seraient déjà constitués. Du reste, les éléments nécessaires pour former une
véritable organisation ne se trouveraient certainement pas, et les dangers de
déviation seraient beaucoup trop grands pour qu'un essai même puisse être tenté
avec quelque chance de succès. Quant à venir en aide à des individualités
isolées en leur fournissant le point d'appui nécessaire sans organisation
constituée sur place, la chose paraît impossible, sinon théoriquement, du moins
pratiquement, parce qu'une action exercée ainsi à distance, serait trop
atténuée pour être réellement efficace, et probablement insuffisante pour
neutraliser les réactions hostiles du milieu, J'ajouterai encore ceci: les
méthodes orientales, telles qu'elles sont, en sont pas appropriées au
tempérament occidental (il peut naturellement u avoir des exceptions, et
l'inconvénient peut être beaucoup moindre pour des Occidentaux vivant en
Orient; mais je parle pour ceux qui sont en Europe, et d'une façon générale);
s'il devient possible un jour ou l'outre de faire en Occident quelque chose à
cet égard, une adaptation sera donc toujours necessaire...).
13 Nos preguntamos, sin embargo, si ellos
estaban al tanto del contenido de la presentación y de la nota, porque, incluso
en ausencia de una función iniciática, sus cualidades de Orientales auténticos habrían sido sin duda suficientes para
hacerles reconocer el carácter grotesco de ciertas afirmaciones.
14 Cfr. Iniciación y Realización Espiritual,
cap. XVII, p. 136 de la segunda edición francesa.
15 Intentamos referirnos
aquí al hecho que, como ya habíamos observado en nuestro último artículo, a
causa de las desviaciones verificadas en muchas <turuq> el titulo de
Shaykh es atribuido incluso a quienes no han llegado realmente a la
Maestría espiritual, en cuyo caso éste corresponde a un cargo nominal y no a una
función iniciática.
16 Cfr. Rivista di Studi Tradizionali, n. 58-59.
P. 86.
17 Cfr. Revista di Studi Tradizionali, n. 29. P.
167.
18 Cfr. Rivista di Studi Tradizionali, n. 36.
P. 19. Observamos a este propósito que el señor Mostagh Firou pese a haber
sacado esta cita, como otras, de nuestra Revista, ¡se cuida bien de citar la
fuente!.
19 Cfr. Rivista di Studi Tradizionali, n. 29, pp.
76-77
20 Cfr. Cor. II-228
21 Cfr. ΑΙ-Futûhâtu-l-Makkiyyah, cap. 69
(Volumen VI de la edición de Uthmân Υahyâ, parágrafo 592, p. 428).
22 El término hadrah,
que significa literalmente <presencia>, indica una reunión ritual que
deben <presenciar> todos los miembros de la tariqah y que normalmente
sirve de soporte a una <presencia espiritual> que ejercita su acción en
el curso de la misma.
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