CAPÍTULO 5
FUNCIONES RESPIRATORIAS
(La meditación zen como terapia, Dr. Tomio Hirai, Editorial
IBIS 1994)
A fin de estudiar las funciones respiratorias antes, durante
y después de las sesiones de meditación Zazen, solicitamos la colaboración de
cinco Sacerdotes Soto, de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los
sesenta años, cuyos electroencefalogramas mostraron series típicas de
alteraciones desde la fase I hasta la IV. Asimismo, organizamos un grupo de
control compuesto por discípulos Zen y estudiantes.
Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei
y de un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres
pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo,
medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51). Asimismo,
medimos los indices del metabolismo básico para averiguar el
Fig. 51: Antes de la meditación, se aplicaron tubos de goma
a las regiones torácica y abdominal de los sujetos experimentales, a fin de
medir el ritmo respiratorio. Los datos fueron registrados sobre papel
pneumográfiεο en forma de curvas del movimiento respiratorio.
Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei
y dg un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres
pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo,
medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51), Asimismo,
medimos los índices del metabolismo básico para averiguar e) volumen
respiratorio y el consumo de oxígeno. Por otro lado, empleamos el clásico
método del análisis de gases para examinar los gases respiratorios acumulados
durante la meditación y calcular los índices metabólicos (figura 52).
Procedimos del mismo modo en el caso de los sujetos de control.
Alteraciones en los
índices respiratorios
Los resultados presentados a continuación corresponden a un
sacer dote de cuarenta y cinco años de edad y veintidós de experiencia en
práctica de la meditación Zazen.
La línea superior de la figura 53 refleja los movimientos
respiratorios de la caja torácica, mientras que la inferior representa los
movimientos respiratorios del abdomen. Antes de la meditación, el ritmo y el
trazado respiratorios son normales. Una vez iniciada la meditación, sin
embargo, el ritmo disminuye con rapidez hasta alcanzar cuatro respiraciones por
minuto, o bien a un nivel muy inferior al que se aprecia en el estado de
vigilia normal o durante el sueño. El ritmo de cuatro o cinco respiraciones por
minuto se mantiene durante toda la sesión, si bien con algunas fluctuaciones.
Al finalizar la meditación, aumenta a veinte o veintidós respiraciones por
minuto, o bien a un nivel superior al de antes de iniciar la sesión. Tras la
sesión, se observa durante dos o tres minutos un fenómeno de rebote. Apenas
existe diferencia alguna entre los trazados de la respiración torácica y
abdominal. Tal como se desprende con claridad de la última mitad de la sesión
de Zazen, el trazado abdominal es mayor, lo cual indica una transición
paulatina hacía el predominio de la respiración abdominal a medida que avanza
la sesión.
102
Fig. 52: Se estudiaron el volumen respiratorio y el consumo
de oxígeno durante la meditación Zazen. El gas respiratorio acumulado durante
la meditación se recogió en una bolsa Douglas. El gas de la bolsa fue analizado
a fin de medir los índices del metabolismo energético durante la meditación.
Volumen respiratorio
y consumo de oxígeno
Los siguientes datos respecto al ritmo respiratorio, el
volumen respiratorio y el consumo de oxigeno corresponden a un sacerdote de
cincuenta y siete años de edad y unos treinta de experiencia en la práctica de
la meditación Zazen (figura 54). Mientras que el ritmo respiratorio disminuye
de forma drástica una vez iniciada la meditación, el volumen respiratorio
aumenta.
Por espacio de una media hora, persiste un elevado volumen
respiratorio, que se mantiene bastante constante, pero vuelve a su nivel normal
una vez finalizada la sesión.
Curiosamente, el aumento del volumen respiratorio va
acompañado de una disminución del consumo de oxígeno. La curva del consumo de
oxigeno transcurre paralela a la del ritmo respiratorio. Al inicio de la
sesión, el consumo de oxigeno desciende a nivel inferior al de antes de la
meditación, se mantiene constante y vuelve a recuperar su nivel normal una vez
finalizada la meditación (figura 54). Si bien cabe esperar un aumento en el
consumo de oxigeno durante la sesión, lo cierto es que en dicho periodo se mantiene
entre un veinte y un treinta por ciento por debajo del nivel normal.
Mientras que los demás sacerdotes dieron los mismos
resultados en cuanto a las funciones respiratorias, se apreciaron diferencias
notables entre los distintos sujetos de control. Como todos sabemos, el ritmo
respiratorio en estado normal varía según la persona y se ve influenciada por
numerosos estímulos sensoriales y factores emocionales.
En 1970, el doctor Hiromoto Matsumoto elaboró un informe
sobre las alteraciones respiratorias que había observado durante una sesión de
meditación en ocho sacerdotes de la escuela Rinzai y cuatro de la escuela Soto.
Con ayuda de un oscilόgrafo Takebe, registró la respiración de aquellos hombres
durante treinta minutos de meditación. A continuacción, calculó los valores
medios del ritmo respiratorio y los tiempos de inhalación y exhalación, lo cual
le permitió obtener una desviación estándar y el coeficiente de variación del
periodo respiratorio. Asimismo, calculó la fracción I. Sin lugar a dudas, el
ritmo respiratorio de los
104
Figura 53 (a-c) Diagrama de los movimientos respiratorios de
un sacerdote. La línea superior
indica la respiración torácica y abdominal inferior. Antes
del inicio de la sesión, el ritmo respiratorio es normal (diecisiete o dieciocho
respiraciones por minuto). Tras el inicio de la respiración (flecha blanca), el
ritmo desciende con rapidez (a), hasta alcanzar un índice de cuatro o cinco
respiraciones por minuto, que se mantiene hasta el fin de la sesión (b). Una
vez concluida la meditación, el ritmo vuelve a aumentar con rapidez hasta
situarse en veinte o veintidós respiraciones por minuto (c), pero no tarda en
regresar al nivel normal.
sacerdotes era inferior al de personas normales en reposo
(resultados medios obtenidos con un grupo de diecisiete sujetos de control).
Resulta interesante observar que uno de los sacerdotes se había sometido a una
operación en la que le habían extirpado parte de los pulmones, pero aun así
mantuvo un ritmo medio de 18,8 respiraciones por minuto. Los sujetos de la
escuela Soto no presentaron diferencias significativas respecto a otros adultos
normales.
Matsumoto explica que las diferencias son consecuencia de
las distintas técnicas respiratorias que aplican los dos grupos. Los sacerdotes
Rínzai están entrenados para respirar de forma que una pluma colocada frente a
su nariz no se mueva en absoluto. Esta técnica reduce el ritmo
respiratorio de forma considerable.
Los datos de Matsumoto respecto a la fracción I resultan
especial-mente interesantes (figura 55). Afirma que, a pesar de las diferencias
existentes entre ambas técnicas respiratorias, la respiración de los sacerdotes
Rinzaí y Soto durante la meditación coincide en un punto importante: la
fracción I resulta extremadamente pequeña, lo que significa que el tiempo de
inhalación es muy breve, mientras que el de exhalación es muy largo. Las curvas
respiratorias de nuestras propias
investigaciones revelan el mismo fenómeno, ya que la curva
descendente de la exhalación es mucho más suave que la curva ascendente de la
inhalación (figura 55). Una inhalación corta y una exhalación larga crean un
ciclo respiratorio lento, que reduce de forma natural la velocidad de la
transformación del oxígeno en dióxido de carbono y la sitúa por debajo del
nivel respiratorio normal. La presencia de un estado semejante durante la
meditación Zazen reduciría el consumo de oxígeno a nivel pulmonar. En otras
palabras, bajo tales circunstancias, la transformación de gases en los pulmones
parece muy eficiente. En cualquier caso, la regulación respiratoria no guarda
relación con la hipoventilación.
Fig. 54: Representación esquemática del ritmo respiratorio,
el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno de un sacerdote. El ritmo
respiratorio desciende rápidamente tras el inicio de la meditación, mientras
que el volumen respiratorio aumenta. Durante toda la sesión, el consumo de
oxígeno disminuyó hasta alcanzar un nivel muy inferior al normal. Las flechas
indican el inicio y el fin de la sesión.
CAPÍTULO 5
FUNCIONES RESPIRATORIAS
(La meditación zen como terapia, Dr. Tomio Hirai, Editorial
IBIS 1994)
A fin de estudiar las funciones respiratorias antes, durante
y después de las sesiones de meditación Zazen, solicitamos la colaboración de
cinco Sacerdotes Soto, de edades comprendidas entre los cuarenta y cinco y los
sesenta años, cuyos electroencefalogramas mostraron series típicas de
alteraciones desde la fase I hasta la IV. Asimismo, organizamos un grupo de
control compuesto por discípulos Zen y estudiantes.
Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei
y de un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres
pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo,
medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51). Asimismo,
medimos los indices del metabolismo básico para averiguar el
Fig. 51: Antes de la meditación, se aplicaron tubos de goma
a las regiones torácica y abdominal de los sujetos experimentales, a fin de
medir el ritmo respiratorio. Los datos fueron registrados sobre papel
pneumográfiεο en forma de curvas del movimiento respiratorio.
Con ayuda de un GSR (reflejo cutáneo galvánico) modelo Takei
y dg un aparato de respiración, una suerte de pneumόgrafo, consistente en tres
pequeños tubos aplicados a las regiones abdominal y torácica del cuerpo,
medimos la expansión y la contracción de la inhalación (figura 51), Asimismo,
medimos los índices del metabolismo básico para averiguar e) volumen
respiratorio y el consumo de oxígeno. Por otro lado, empleamos el clásico
método del análisis de gases para examinar los gases respiratorios acumulados
durante la meditación y calcular los índices metabólicos (figura 52).
Procedimos del mismo modo en el caso de los sujetos de control.
Alteraciones en los
índices respiratorios
Los resultados presentados a continuación corresponden a un
sacer dote de cuarenta y cinco años de edad y veintidós de experiencia en
práctica de la meditación Zazen.
La línea superior de la figura 53 refleja los movimientos
respiratorios de la caja torácica, mientras que la inferior representa los
movimientos respiratorios del abdomen. Antes de la meditación, el ritmo y el
trazado respiratorios son normales. Una vez iniciada la meditación, sin
embargo, el ritmo disminuye con rapidez hasta alcanzar cuatro respiraciones por
minuto, o bien a un nivel muy inferior al que se aprecia en el estado de
vigilia normal o durante el sueño. El ritmo de cuatro o cinco respiraciones por
minuto se mantiene durante toda la sesión, si bien con algunas fluctuaciones.
Al finalizar la meditación, aumenta a veinte o veintidós respiraciones por
minuto, o bien a un nivel superior al de antes de iniciar la sesión. Tras la
sesión, se observa durante dos o tres minutos un fenómeno de rebote. Apenas
existe diferencia alguna entre los trazados de la respiración torácica y
abdominal. Tal como se desprende con claridad de la última mitad de la sesión
de Zazen, el trazado abdominal es mayor, lo cual indica una transición
paulatina hacía el predominio de la respiración abdominal a medida que avanza
la sesión.
102
Fig. 52: Se estudiaron el volumen respiratorio y el consumo
de oxígeno durante la meditación Zazen. El gas respiratorio acumulado durante
la meditación se recogió en una bolsa Douglas. El gas de la bolsa fue analizado
a fin de medir los índices del metabolismo energético durante la meditación.
Volumen respiratorio
y consumo de oxígeno
Los siguientes datos respecto al ritmo respiratorio, el
volumen respiratorio y el consumo de oxigeno corresponden a un sacerdote de
cincuenta y siete años de edad y unos treinta de experiencia en la práctica de
la meditación Zazen (figura 54). Mientras que el ritmo respiratorio disminuye
de forma drástica una vez iniciada la meditación, el volumen respiratorio
aumenta.
Por espacio de una media hora, persiste un elevado volumen
respiratorio, que se mantiene bastante constante, pero vuelve a su nivel normal
una vez finalizada la sesión.
Curiosamente, el aumento del volumen respiratorio va
acompañado de una disminución del consumo de oxígeno. La curva del consumo de
oxigeno transcurre paralela a la del ritmo respiratorio. Al inicio de la
sesión, el consumo de oxigeno desciende a nivel inferior al de antes de la
meditación, se mantiene constante y vuelve a recuperar su nivel normal una vez
finalizada la meditación (figura 54). Si bien cabe esperar un aumento en el
consumo de oxigeno durante la sesión, lo cierto es que en dicho periodo se mantiene
entre un veinte y un treinta por ciento por debajo del nivel normal.
Mientras que los demás sacerdotes dieron los mismos
resultados en cuanto a las funciones respiratorias, se apreciaron diferencias
notables entre los distintos sujetos de control. Como todos sabemos, el ritmo
respiratorio en estado normal varía según la persona y se ve influenciada por
numerosos estímulos sensoriales y factores emocionales.
En 1970, el doctor Hiromoto Matsumoto elaboró un informe
sobre las alteraciones respiratorias que había observado durante una sesión de
meditación en ocho sacerdotes de la escuela Rinzai y cuatro de la escuela Soto.
Con ayuda de un oscilόgrafo Takebe, registró la respiración de aquellos hombres
durante treinta minutos de meditación. A continuacción, calculó los valores
medios del ritmo respiratorio y los tiempos de inhalación y exhalación, lo cual
le permitió obtener una desviación estándar y el coeficiente de variación del
periodo respiratorio. Asimismo, calculó la fracción I. Sin lugar a dudas, el
ritmo respiratorio de los
104
Figura 53 (a-c) Diagrama de los movimientos respiratorios de
un sacerdote. La línea superior
indica la respiración torácica y abdominal inferior. Antes
del inicio de la sesión, el ritmo respiratorio es normal (diecisiete o dieciocho
respiraciones por minuto). Tras el inicio de la respiración (flecha blanca), el
ritmo desciende con rapidez (a), hasta alcanzar un índice de cuatro o cinco
respiraciones por minuto, que se mantiene hasta el fin de la sesión (b). Una
vez concluida la meditación, el ritmo vuelve a aumentar con rapidez hasta
situarse en veinte o veintidós respiraciones por minuto (c), pero no tarda en
regresar al nivel normal.
sacerdotes era inferior al de personas normales en reposo
(resultados medios obtenidos con un grupo de diecisiete sujetos de control).
Resulta interesante observar que uno de los sacerdotes se había sometido a una
operación en la que le habían extirpado parte de los pulmones, pero aun así
mantuvo un ritmo medio de 18,8 respiraciones por minuto. Los sujetos de la
escuela Soto no presentaron diferencias significativas respecto a otros adultos
normales.
Matsumoto explica que las diferencias son consecuencia de
las distintas técnicas respiratorias que aplican los dos grupos. Los sacerdotes
Rínzai están entrenados para respirar de forma que una pluma colocada frente a
su nariz no se mueva en absoluto. Esta técnica reduce el ritmo
respiratorio de forma considerable.
Los datos de Matsumoto respecto a la fracción I resultan
especial-mente interesantes (figura 55). Afirma que, a pesar de las diferencias
existentes entre ambas técnicas respiratorias, la respiración de los sacerdotes
Rinzaí y Soto durante la meditación coincide en un punto importante: la
fracción I resulta extremadamente pequeña, lo que significa que el tiempo de
inhalación es muy breve, mientras que el de exhalación es muy largo. Las curvas
respiratorias de nuestras propias
investigaciones revelan el mismo fenómeno, ya que la curva
descendente de la exhalación es mucho más suave que la curva ascendente de la
inhalación (figura 55). Una inhalación corta y una exhalación larga crean un
ciclo respiratorio lento, que reduce de forma natural la velocidad de la
transformación del oxígeno en dióxido de carbono y la sitúa por debajo del
nivel respiratorio normal. La presencia de un estado semejante durante la
meditación Zazen reduciría el consumo de oxígeno a nivel pulmonar. En otras
palabras, bajo tales circunstancias, la transformación de gases en los pulmones
parece muy eficiente. En cualquier caso, la regulación respiratoria no guarda
relación con la hipoventilación.
Fig. 54: Representación esquemática del ritmo respiratorio,
el volumen respiratorio y el consumo de oxígeno de un sacerdote. El ritmo
respiratorio desciende rápidamente tras el inicio de la meditación, mientras
que el volumen respiratorio aumenta. Durante toda la sesión, el consumo de
oxígeno disminuyó hasta alcanzar un nivel muy inferior al normal. Las flechas
indican el inicio y el fin de la sesión.
Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y
otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).
Metabolismo
energético
La figura 56 refleja los resultados de las mediciones del
metabolismo energético realizadas durante la meditación Zazen. La línea de la
parte superior indica el nivel del metabolismo básico. Las letras representan
los distintos sacerdotes. Así pues, el metabolismo básico del sacerdote A es
0,850, o inferior al nivel básico. Los demás sacerdotes también presentan
valores inferiores al metabolismo básico.
A fin de estudiar la posibilidad de que el ritmo
respiratorio reducido sea responsable de este descenso del metabolismo
energético, efectuamos experimentos de reducción forzada del ritmo respiratorio
con un grupo de controles. Con ayuda de un metrónomo, forzamos la reducción del
ritmo respiratorio por espacio de cinco minutos, en el curso de los cuales
examinamos el metabolismo energético con el mismo método que aplicamos en el
caso de los sujetos experimentales. Los resultados de estas investigaciones de
control se reflejan en la figura 57, en cuya línea intermedia se indica el
metabolismo medio de un adulto normal (marcado con un 1). Al ritmo respiratorio
normal de dieciocho respiraciones por minuto, el metabolismo energético es de
1,58. Cuando el ritmo respiratorio
108
se reduce a cinco
respiraciones por minuto con la ayuda de un ritmo metronόmico, el metabolismo
energético disminuye a tan sólo 1,26. Incluso cuando la respiración se reduce a
tres respiraciones por minuto, el metabolismo energético se mantiene (1,34) a
un nivel superior al del metabolismo básico. Cuando se alcanzó la cifra de dos
respiraciones por minuto, el metabolismo energético se situó en 1,39.
En consecuencia, el descenso del metabolismo energético
durante la meditación Zazen no puede explicarse tan sólo a partir de un ritmo
respiratorio reducido. Además, puesto que se necesita cierta cantidad adicional
de energía para mantener la posición propia de la meditación, ¿cómo explicar la
reducción del metabolismo? Tal vez haya que buscar la causa en un descenso del
metabolismo energético cerebral.
En 1964, Yasunaburo Sugi y Jungi Akatsu informaron de
diferencias individuales en los ritmos respiratorios de los sacerdotes durante
la meditación: entre dos y cinco con una media de cuatro respiraciones por
minuto. Mientras que la inhalación duraba alrededor de cinco segundos,
Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y
otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).
Fig. 57: Respiración reducida con ayuda de ritmos
metronόmicos, un experimento llevado a cabo con sujetos de control (C-I a
C-IV). Se emplearon los mismos métodos que en el caso de los sujetos
experimentales para medir su metabolismo energético. La línea central indica el
indice metabólico relativo (RIR) y se utiliza como parámetro estándar.
la exhalación duraba dos o tres veces más. El volumen
respiratorio medio osciló entre 0,8 y 1,11, pero el volumen medio de
ventilación descendió de 3,5 a 4,5 litros por minuto. Estos resultados se
apreciaron con mayor claridad en aquellos sacerdotes que, tras largos años de
práctica en la meditación Zen, pueden permanecer en un estado estable durante
toda la sesión.
Asimismo, los datos del doctor Sugi indican que, mientras
que el volumen respiratorio aumenta y la capacidad vital se mantiene estable,
la reserva respiratoria es mucho menor que bajo circunstancias normales.
El control de la respiración (chosoku) y la regulación
mental (choshin) se consideran muy importantes en la meditación Zazen.
Tradicionalmente, la metodología de la meditación Zen subraya la importancia de
concentrar la fuerza en el abdomen y de inhalar y exhalar el aíre por la nariz
de forma suave y silenciosa. Estos métodos se reflejan en las alteraciones que
tienen lugar en las funciones respiratorias durante la meditación Zazen, en
cuya perfección, según se desprende de las pruebas científicas, la regulación
respiratoria desempeña un papel significativo.
110
Ilustración 55: Fracción I en el caso de maestros Zen y
otros sacerdotes sentados o en meditación (Matsumoto, 1970).
Metabolismo
energético
La figura 56 refleja los resultados de las mediciones del
metabolismo energético realizadas durante la meditación Zazen. La línea de la
parte superior indica el nivel del metabolismo básico. Las letras representan
los distintos sacerdotes. Así pues, el metabolismo básico del sacerdote A es
0,850, o inferior al nivel básico. Los demás sacerdotes también presentan
valores inferiores al metabolismo básico.
A fin de estudiar la posibilidad de que el ritmo
respiratorio reducido sea responsable de este descenso del metabolismo
energético, efectuamos experimentos de reducción forzada del ritmo respiratorio
con un grupo de controles. Con ayuda de un metrónomo, forzamos la reducción del
ritmo respiratorio por espacio de cinco minutos, en el curso de los cuales
examinamos el metabolismo energético con el mismo método que aplicamos en el
caso de los sujetos experimentales. Los resultados de estas investigaciones de
control se reflejan en la figura 57, en cuya línea intermedia se indica el
metabolismo medio de un adulto normal (marcado con un 1). Al ritmo respiratorio
normal de dieciocho respiraciones por minuto, el metabolismo energético es de
1,58. Cuando el ritmo respiratorio
108
se reduce a cinco
respiraciones por minuto con la ayuda de un ritmo metronόmico, el metabolismo
energético disminuye a tan sólo 1,26. Incluso cuando la respiración se reduce a
tres respiraciones por minuto, el metabolismo energético se mantiene (1,34) a
un nivel superior al del metabolismo básico. Cuando se alcanzó la cifra de dos
respiraciones por minuto, el metabolismo energético se situó en 1,39.
En consecuencia, el descenso del metabolismo energético
durante la meditación Zazen no puede explicarse tan sólo a partir de un ritmo
respiratorio reducido. Además, puesto que se necesita cierta cantidad adicional
de energía para mantener la posición propia de la meditación, ¿cómo explicar la
reducción del metabolismo? Tal vez haya que buscar la causa en un descenso del
metabolismo energético cerebral.
En 1964, Yasunaburo Sugi y Jungi Akatsu informaron de
diferencias individuales en los ritmos respiratorios de los sacerdotes durante
la meditación: entre dos y cinco con una media de cuatro respiraciones por
minuto. Mientras que la inhalación duraba alrededor de cinco segundos,
Ilustración 56: metabolismo energético durante la meditación zen . la línea de la parte superior de la columna indica el nivel de metabolismo básico. Las letras representan los sacerdotes que participaban en el experimento.
Fig. 57: Respiración reducida con ayuda de ritmos
metronόmicos, un experimento llevado a cabo con sujetos de control (C-I a
C-IV). Se emplearon los mismos métodos que en el caso de los sujetos
experimentales para medir su metabolismo energético. La línea central indica el
indice metabólico relativo (RIR) y se utiliza como parámetro estándar.
la exhalación duraba dos o tres veces más. El volumen
respiratorio medio osciló entre 0,8 y 1,11, pero el volumen medio de
ventilación descendió de 3,5 a 4,5 litros por minuto. Estos resultados se
apreciaron con mayor claridad en aquellos sacerdotes que, tras largos años de
práctica en la meditación Zen, pueden permanecer en un estado estable durante
toda la sesión.
Asimismo, los datos del doctor Sugi indican que, mientras
que el volumen respiratorio aumenta y la capacidad vital se mantiene estable,
la reserva respiratoria es mucho menor que bajo circunstancias normales.
El control de la respiración (chosoku) y la regulación
mental (choshin) se consideran muy importantes en la meditación Zazen.
Tradicionalmente, la metodología de la meditación Zen subraya la importancia de
concentrar la fuerza en el abdomen y de inhalar y exhalar el aíre por la nariz
de forma suave y silenciosa. Estos métodos se reflejan en las alteraciones que
tienen lugar en las funciones respiratorias durante la meditación Zazen, en
cuya perfección, según se desprende de las pruebas científicas, la regulación
respiratoria desempeña un papel significativo.
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