DECADENCE ET COMPLOT.
Droite et Gauche.
Tradition et revolution. Tome II.
Jacques du Perron.
Editions Godefroy de Bouillon. Paris
1998 pp 140-144
El liberalismo, el principio de la tolerancia, la razón
calculadora.
Las principales características del espíritu burgués se
encuentran, pues, en la doctrina liberal: individualismo, racionalismo,
laicismo. "Para que la empresa burguesa no fuera solamente un éxito
coyuntural sino la realización de un proyecto legítimo, era necesario
transponer la libertad espiritual al dominio social y político. En otras
palabras, era necesario continuar los esfuerzos de los reformadores
secularizándolos. Entonces la libertad no sería sólo una prerrogativa de la
conciencia, sino el fundamento de la autonomía del individuo frente a cualquier
autoridad cuya dominación no aceptara. La libertad del cristiano debía dar paso
a la libertad del Hombre. (10)
Para comprender el espíritu del liberalismo, hay que
remontarse a la época del Renacimiento y medir la impaciencia de los mercaderes
de la época, que, impactados con el desarrollo extraordinario de sus negocios,
ya no podían soportar los límites que el poder eclesiástico o político imponía
a sus actividades. Por otra parte, con el reinado del Dinero comenzando a
imponerse, ciertos financieros adquirirán tal importancia que podrán pretender
tratar en pie de igualdad con los soberanos de Europa. Una situación totalmente
nueva que pondrá de relieve la aparición de un nuevo poder, el de la economía y
las finanzas, que pretende competir con el poder político.
La idea, esencialmente antitradicional, de que el poder es
malo en sí mismo, de que el poder es intrínsecamente malo, porque tiende a los
extremos y reprime las libertades individuales; todos los teóricos del
liberalismo retomarán este tema. "De Locke a Alain, pasando por
Montesquieu, Comte, Tocqueville y algunos de nuestros contemporáneos, es la misma
antífona: la historia no es más que la lucha que se libra desde los albores de
las civilizaciones contra las usurpaciones del poder, del poder del Estado, de
un poder cuya naturaleza es ir a los extremos, de luchar por la omnipotencia, de
ser visceralmente hostil a todo lo que pueda limitarlo, y que ante todo se
llama independencia individual. (11) Nada más falso:
no es el poder en sí lo que es malo, es el poder moderno porque no tiene
legitimidad, ni origen espiritual, y descansa únicamente en la en la fuerza de
los números, que tiende naturalmente a una expansión ilimitada. En realidad, el
poder es una consecuencia natural de la condición humana; para los teólogos su necesidad,
deriva del pecado original; finalmente, lejos de merecer desconfianza, merece deferencia
ya que, según San Pablo, es de origen divino. En las sociedades tradicionales,
el poder temporal se mantiene dentro de unos límites justos gracias a la
Autoridad espiritual que le confiere su legitimidad.
El totalitarismo, que los liberales tienden a ver como la
consecuencia lógica de la extensión del Estado, no es más que una forma
específicamente moderna de poder porque no puede existir sin el reino de las
masas propio del siglo XX. Además, sería posible reprochar a los liberales su
responsabilidad en el nacimiento del totalitarismo, así como del socialismo, ya
que el totalitarismo proviene del individualismo, como prueban los análisis
extremadamente pertinentes de Claude Rousseau y Claude Polin. "Es porque el individuo es por naturaleza
un conjunto perfecto y solitario, es decir, una libertad radical, por lo que es
necesario establecer un poder proporcionado a esta libertad y lo que puede
tener de salvaje; es para proteger al individuo radicalmente libre del
individuo radicalmente libre, que el pacto social debe consistir en la
alienación de cada individuo de los demás. Lejos de ser la antinomia del
individualismo, el totalitarismo aparece entonces como su consecuencia (12). Naturalmente, la idea típicamente liberal del
individuo como un todo perfecto y solitario por naturaleza, es una idea falsa y
como tal sólo puede producir efectos nocivos, si no catástrofes históricas.
Pero el análisis puede llevarse más lejos: "Probablemente hay una idea más
sutil, y mucho más profunda entre individualismo y el totalitarismo (...): el totalitarismo
no sólo sería una reacción contra el individualismo, provocada por los excesos de
éste, por el contrario, sería su cumplimiento o estadio supremo (...) El
totalitarismo no es el poder de todos sobre cada uno, y menos aún, como quieren
los liberales, el poder de uno (Dux) o de unos pocos (Troïka) sobre todos : es el poder de cada uno
sobre todos; o de todos sobre todos. (13) Este
análisis, que podría parecer demasiado abstracto se ve corroborado por el
relato de las experiencias de un testigo que vivió bajo el régimen totalitario
comunista: Alexander Zinoviev.
Al tomar como punto de partida al individuo, y no a la
familia, base de los regímenes tradicionales - la sociedad es una agrupación de
familias y el rey es un padre de familia-, al no reconocer ninguna autoridad
superior de orden espiritual, la teoría del contrato inicial entre individuos
libres e iguales, que refleja bien la mentalidad del mercado: Montesquieu nos
dice que el comercio es el negocio de personas iguales. Este es el origen del
famoso contrato social de Jean-Jacques Rousseau, base del régimen político
liberal: la democracia. Rousseau no inventó nada; la tesis del contrato se
encuentra ya en Hóbbes, pero sobre todo en Locke, el perfecto representante de
la burguesía liberal. "El estado de naturaleza lockeano es a la vez más
individualista y más social que el de Hobbes: los derechos, bajo la forma del
derecho fundamental de propiedad, están ligados al individuo solitario, y este
individuo entra en relaciones positivas con los demás. (14) El propósito de Locke era afirmar y proteger los derechos del
individuo, le lleva a formular el principio de tolerancia – otra idea
típicamente liberal, en la que Louis Veuillot sólo ve complacencia hacia el
error y la herejía. "Si el principio de la tolerancia es la idea de que ya
no hay un universal, de que ya no hay norma absoluta que se pueda imponer, la
tolerancia, en realidad, expresa un deseo de independizar lo temporal de lo
espiritual, significa rebelión de lo temporal contra lo espiritual (15) Es la expresión perfecta, en el plano de las ideas,
de la de la revuelta de los mercaderes contra los representantes de la religión
y sus defensores, los guerreros. "Por último, la doctrina de la tolerancia
aparece como una doctrina de lucha contra la sociedad católica, contra el orden
social y político heredado de una civilización en la que el cristianismo tomó
la forma del catolicismo. (16)
Los teóricos del liberalismo, al proclamar la libertad
ilimitada del individuo, han visto no obstante los riesgos de las diversas
libertades individuales; para paliar esta dificultad, introducen la razón como
única inspiradora y árbitro de las relaciones humanas. "Y por eso el hombre es, dentro del
liberalismo no sólo un ser libre, sino también un ser razonable, un animal
dotado de razón, un ser en el que libertad y razón son, en definitiva, una
misma cosa. Esto se comprende solo totalmente, si entendemos que esta razón es
una razón calculadora, y que la libertad individual sólo puede durar
calculando. (17) Otro hecho típicamente burgués
es que esta razón calculadora, tan necesaria en la conducción de los negocios y
en la construcción de un mundo sometido a las leyes de la economía. La ley en
general -dice la Enciclopedia- es la razón humana en la medida en que gobierna
a todos los pueblos de la tierra; y las leyes políticas y civiles de cada
nación deben ser sólo los diversos casos particulares en que se aplica esta
razón humana. (18)
La glorificación de la razón humana se refleja en el
individuo que ve así reforzado su estatuto ontológico. Presentado como un todo
perfecto y autónomo, el individuo no puede reconocer superiores, sólo conoce
iguales con los que concluye un pacto: el contrato social. Una sociedad de hombres
iguales, perfectamente libres, sólo puede establecer la democracia. Según Jean
Baechler, el sistema económico conocido como capitalismo sólo ha podido
imponerse gracias al régimen democrático (19) -
una confirmación más de los vínculos entre el espíritu burgués y la democracia
moderna. "Vemos que el liberalismo moderno, en su primer y principal
movimiento, es esencialmente democrático. Si muchos liberales se han levantado
posteriormente contra ciertas consecuencias antiliberales de la democracia, su
crítica presupone la aceptación de los principios de la democracia: la libertad
liberal se basa en la creencia de que cada persona es quien mejor puede juzgar
lo que le conviene, lo que es bueno para él. (20)
La democracia también tuvo que consolidar sus propios fundamentos afirmando los
derechos del hombre, que fluyen naturalmente de la libertad ilimitada del
individuo; ésta fue la obra de los liberales de 1789 que harían la Revolución
Francesa. “Todos los pensadores que valoraron en el siglo XVIII el nombre de siglo
de las Luces rehacen la demostración de la obviedad de los derechos
individuales basándolos en la libertad inherente a la persona humana ". (21)
Notas
(10)Georges Buurdeao. Le liberalisme p.29
(11) Claude Rousseau, Claude Polin. Les illusons
républicaies p.78
(12) Ibid p.79
(13) Ibid p.81
(14) Pierre Manent Histoire intelectuelle du libéralisme
p.101
(15) Claude Rousseau, Claude Polin op. Cit. P.90
(16) Ibid p.91
(17) Ibid. P.107
(18) L’Encyclopedie, cité par Georges Burdeau in Le
Libéralisme p.32
(19) Cf. Jean Baechler. Le Capitalisme
(20) Pierre Manent, Les libéraux p.14
(21) Georges Burdeau, op. Cit. P. 34
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