La convergencia
de catástrofes
Guillaume Corvus
Guillame Corvus
La convergence des catastrophes
DIE (Difusión Internacional Edition).
Paris 2004 Pp191-218
Mañana, una
nueva Edad media
Por
primera vez en su historia, la humanidad está amenazada por una convergencia de
catástrofes. Una serie de "líneas dramatúrgicas" se acercan y
convergen como afluentes fluviales, con una perfecta concomitancia (entre 2010
y 2020) hacia un punto de ruptura y cambio en el caos. De este caos - que será
extremadamente doloroso a escala mundial - puede surgir un nuevo orden basado
en una visión del mundo, el arqueofuturismo, previsto como una concepción del mundo después de la
catástrofe.
Resumamos
brevemente la naturaleza estas de líneas de catástrofes:
1 °)
La primera es la cancerización
del tejido social europeo: La colonización de asentamiento del
hemisferio Norte por los pueblos del Sur, cada vez más importante a pesar de
las observaciones tranquilizando medios de comunicación, está llena de situaciones explosivas, sobre todo
asociadas al hundimiento de las Iglesias en Europa, vuelta tierra de conquista
para el Islam; fracaso de la sociedad multirracial, siempre más multirracista y
neotribal; la progresiva metamorfosis etnoantropológica de Europa, verdadero
cataclismo histórico; la vuelta del pauperismo a Occidente y a Oriente; la
progresión lenta, pero constante de la criminalidad y el consumo de
estupefacientes; el desmoronamiento continuo de las estructuras familiares; la
decadencia del marco educativo y de la calidad de los programas escolares; el
agarrotamiento de la transmisión de los conocimientos culturales y disciplinas
sociales (barbarización y descompetencia); la desaparición de
la cultura popular en favor de una degradación de las masas pasivizadas por el electroaudiovisual (Guy Debord se
suicidó porque había visto demasiado exactamente en su Sociedad del Espectáculo, redactado en 1967); la decadencia
continua de los tejidos urbanos o comunitarios en favor de zonas periféricas
borrosas sin legibilidad ni coherencia, ni legalidad, ni seguridad; la
instalación, en Francia particularmente, de una situación endémica de motines
urbanos – un Mayo que se arrastra en más
grave -; la desaparición de toda autoridad civil en los países de la
antigua URSS presa de la decadencia económica. Todo eso se desarrolla en el
momento en que los Estados-Nación ven declinar su autoridad soberana, sin
llegar frenar pauperismo, paro, criminalidad, inmigración clandestina, potencia
ascendente de las mafias y corrupción de las clases políticas; y en el momento
en que las élites creativas y productivas, están tentadas por el gran viaje
americano. Una sociedad cada vez más egoísta y salvaje, en curso de
primitivismo, paradójicamente disimulada y compensada con el discurso de la
"única moral", angélica y pseudohumanista, he ahí lo que se observa
cada vez más, año tras año, hasta el punto de ruptura.
2°)
Pero estos factores de ruptura social en Europa empeorarán por la crisis económico-demográfica
que no hará más que empeorar. Desde 2010, el número de activos será insuficiente
para financiar a los pensionistas de "baby-boom". Europa crujirá bajo
el peso de los ancianos; ahora bien, los países que envejecen ven su economía
retrasada y en desventaja por la financiación de los gastos de salud y las
jubilaciones de ciudadanos improductivos; además, el envejecimiento deseca el
dinamismo tecno-económico. La ideología igualitaria de la (vieja) modernidad ha
impedido de poner remedio a esta situación, a causa de dos dogmas: en primer
lugar el antinatalismo (este etno-masoquismo)
que censuró las tentativas de rectificación voluntarista de la natalidad; a continuación
la negativa igualitarista a pasar del sistema de seguridad social de
distribución al sistema de capitalización (fondo de pensión). Resumidamente, no
hemos visto nada todavía. El paro y el empobrecimiento empeorarán, mientras que
una clase minoritaria, conectada en los mercados mundiales, apoyada por la
clase de los funcionarios y asalariados protegidos, prosperará. El horror
económico está en cita. El igualitarismo, por efecto perverso, probando por ahí
que es lo contrario de la justicia en
el sentido platónico, fabrica las sociedades de opresión socioeconómica. El
Estado providencia socialdemócrata, fundado sobre el mito del Progreso, se
hundirá también seguramente, pero en un mayor fracaso que el sistema comunista.
Europa está en curso de tercer-mundialización.
La crisis está ante nosotros, o más bien la ruptura de los cerrojos del
edificio socioeconómico que celebra la civilización.
América, inmenso continente dedicado a las migraciones pioneras y acostumbrado una cultura brutal y un sistema conflictual de guetos étnicos y económicos, parece menos vulnerable que Europa. Ella puede encajar una ruptura de equilibrio. Por lo menos en cuanto a la estabilidad social, ya que no escapará un posible maelström general.
América, inmenso continente dedicado a las migraciones pioneras y acostumbrado una cultura brutal y un sistema conflictual de guetos étnicos y económicos, parece menos vulnerable que Europa. Ella puede encajar una ruptura de equilibrio. Por lo menos en cuanto a la estabilidad social, ya que no escapará un posible maelström general.
3°)
Tercera línea dramatúrgica de catástrofe de la modernidad: El caos del Sur. Al
industrializarse contra sus culturas tradicionales, los países del Sur, a pesar
de un crecimiento engañoso y frágil, han creado en ellos un caos social que va
empeorándose. Los recientes acontecimientos de Indonesia son una premonición.
El hombre de negocios franco-inglés Jimmy Goldsmith, renegando con perspicacia
de su familia de pensamiento, lo había analizado perfectamente: aparición de
metrópolis-seta gigantescas (Lagos, México, Río, Calcuta, Kuala-Lampur...) que
se convierten en selvas infernales; coexistencia de un pauperismo que
participa de la esclavitud con ricos e insolentes
burgueses autoritarios y minoritarios apoyados por "ejércitos de
policía" destinados a la represión interior; destrucción acelerada del
medio ambiente; subida de los fanatismos socio-religioso, etc. Los países del
Sur son pudrideros. Los recientes genocidios del África central, la subida en la India , Malasia, Indonesia,
México, etc, de conflictos civiles violentos (apoyados o no en el extremismo
religioso y a menudo atizado por los Estados Unidos) solo constituyen la prueba
de un futuro oscuro. La ideología igualitaria disimula esta realidad
congratulándose por el "progreso de la democracia" en los países del
Sur. Discurso engañoso, ya que se trata de simulacros de democracias. Y luego,
¿es que la "democracia" del modelo heleno europeo, por efecto
perverso (la hétérotelia de Monnerot), por incompatibilidad mental, no es
pesada en consecuencias de tragedias si se lo aplica por la fuerza a las
culturas del Sur?. Resumidamente, el trasplante del modelo socioeconómico
occidental en los países del Sur resulta explosivo.
4°)Cuarta
línea de catástrofe, recientemente explicada por Jacques Attali: La amenaza de
una crisis financiera
mundial, que sería mucho más grave que la de los años treinta y
encadenaría una recesión general. La caída de las bolsas y monedas
este-asiáticas, como la recesión que afecta esta región, sería la señal
precursora. Esta crisis financiera tendría dos causas:
a)
Demasiados países
se endeudan con relación a las capacidades crediticias bancarias mundiales; y
no solamente los países pobres. El servicio de la deuda de las naciones
europeas es preocupante.
b) La economía mundial se basa cada vez más en la especulación y la lógica
de los flujos de colocaciones rentables (bolsas, sociedades fiduciarias, fondos
de pensiones internacionales, etc.); este predominio del monetarismo
especulativo sobre la producción hace correr el riesgo de un "pánico
general" en caso de hundimiento de los recursos en un sector: los
especuladores internacionales que retiran sus haberes, la economía mundial se
encontraría "deshidratada", con inversiones en caída libre, a causa
del hundimiento del mercado de capitales donde las empresas industriales y los
Estados piden prestados. Consecuencia: una recesión global y brutal, desastrosa
para una civilización que se basa enteramente en el empleo económico.
5°)
Quinta línea de catástrofe: La
subida de los fanatismos integristas religiosos, principalmente del Islam,
pero no solamente, puesto que se incluyen los politeístas indios. La aparición
del Islam radical es la repercusión de los excesos del cosmopolitismo de la
modernidad que quiso imponer del mundo entero del modelo del individualismo
ateo, el culto de la mercancía, la desespiritualización de los valores y la
dictadura del espectáculo. Por reacción esta agresión, el Islam se ha
radicalizado, al mismo tiempo que volvía a ser dominador y conquistador, de
conformidad a su tradición. Su práctica global no deja de aumentar, en el
momento en que el cristianismo, que perdió toda agresividad prosélita, declina
- incluso en Sudamérica y África negra - como consecuencia del suicidio que fue
el Concilio de Vaticano II, la más grande metedura de pata teológica de la historia
de las religiones. A pesar de las negaciones
tranquilizadoras de los medios de
comunicación occidentales, el Islam radical progresa por todas partes como un
incendio y amenaza nuevos países: Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía, Pakistán,
Indonesia, etc. Consecuencias: guerras civiles a suceder en los países
bireligiosos, como la India ; confrontaciones en
Europa - sobre todo en Francia y Gran Bretaña - donde el Islam corre el riesgo
de pasar a ser en veinte años la primera religión practicada, y multiplicación
de crisis internacionales implicando los Estados islamistas, algunos de los
cuales podrán poseer armas nucleares "sucias". A este respecto, es
necesario denunciar la tontería de todos los que creen que un "Islam
occidentalizado y respetuoso de la laicidad republicana" es posible. Es
imposible, porque el Islam es consubstancialmente teocrático y rechaza la idea
de laicidad. El conflicto parece inevitable. Fuera de Europa y en Europa.
6°) Una confrontación Norte-Sur,
de raíces teológico-étnicas se perfila. Sustituye, con una mayor probabilidad,
al riesgo, por el instante conjurado, de un conflicto Este-Oeste. Nadie sabe la
forma que tomará, pero será grave, ya que fundado sobre apuestas y sentimientos
colectivos mucho más fuertes que la ex -polaridad polémica Estados-Unidos-URSS,
capitalismo-comunismo, de carácter artificial. Las potentes raíces de esta
amenaza son, en primer lugar, el resentimiento duro, rechazado y disimulado de
los países del Sur cara sus antiguos colonizadores. El racialización de los
discursos es impresionante. Recientemente un Primer Ministro asiático trató al
Gobierno francés de "racista" al término de un litigio económico
banal donde un inversor italiano había sido preferido una empresa de su país.
Este racialización de los informes humanos, consecuencia concreta
(heterotélica) del cosmopolitismo "antirracista" de la modernidad, se
observa evidentemente también en Occidente: el líder musulmán negro americano
Farakian, como los grupos de rap en los Estados Unidos y Francia (NTM,
Ministére Amer, Doc' Gyneco, Black Military, etc.) no deja de llamar
subrepticiamente una "venganza contra los blancos" y la desobediencia
civil. El cosmopolitismo igualitario instaló paradójicamente el racismo
globalizado para el instante subyacente e implícito, pero no por mucho tiempo.
Puesta
en presencia, al contacto los unos con los otros en la "ciudad
global" en que se ha convertido la Tierra , el pueblo se prepara enfrentarse. Y
es Europa, víctima de una colonización
de asentamiento, que arriesga ser el campo de batalla principal. Y los que
afirman que el mestizaje general es porvenir de la humanidad se equivocan: este
último no prevalece más que en Europa.
Los
otros continentes, principalmente Asia y África, forman cada vez más bloques
étnicos impermeables que exportan el excedente de sus poblaciones, sin
importar.
Punto
capital: el Islam se convierte en el estandarte emblemático de esta rebelión
contra el Norte, venganza freudiana contra "eI imperialismo
occidental". En el inconsciente colectivo del pueblo del Sur se instala
esta idea-fuerza: "las mezquitas se instalan en la tierra cristiana",
Vieja venganza de las Cruzadas, retorno de lo arcaico, retorno de la historia,
como un bumerán. La esencia del Islam,
como la del cristianismo medieval, es el totalitarismo teocrático imperial. En
cuanto a los que se tranquilizan explicando doctamente que "están divididos" los países musulmanes, que sepan
simplemente que se están menos desunidos entre ellos que ligados contra un
adversario común, sobre todo cuando surgen los casos urgentes.
Esta colonización del Norte por el Sur aparece como un colonialismo suave, sin franquicia, apoyado por llamadas a la piedad, al asilo, a la igualdad. Es la "estrategia del zorro" (opuesta la del león) tenida en cuenta por Maquiavelo. Pero realmente, el colonizador, que se justifica por la ideología occidental y "moderna" de su víctima, cuyos valores finge adoptar, no los comparte de ninguna manera. Es antiigualitario, dominador (pretendiéndose dominado y perseguido), revanchista y conquistador. Bonito truco de una mentalidad quedada arcaica. Para contradecirlo, ¿no se trataría de volver a ser mentalmente arcaico y de deshacerse de la desventaja desmovilizadora del humanismo "moderno"?.
Otro
fundamento de un conflicto Norte-Sur: un
litigio político-económico global. Guerra por los mercados de los recursos
raros en curso de agotamiento, (agua potable, reservas pesqueras, etc),
negativa de las cuotas de descontaminación por los países recientemente
industrializados del Sur, exigencia de estos últimos a verter sus excedentes de
población hacia el Norte. En la historia, son los esquemas simples que se
imponen. Un Sur acomplejado, pobre, joven, demográficamente prolijo, ejerce
presión sobre un Norte moralmente desarmado y que envejece.
Y no
olvidemos que el Sur se dota con armas nucleares mientras que el Norte
pusilánime solo tiene las palabras "desarme" y
"desnuclearización" en la boca.
7°)
Séptima línea de catástrofe: El desarrollo de una contaminación incontrolada del planeta, que no
amenaza a este último (el tiene aún cuatro mil millones años delante y puede
reanudar desde cero toda la obra de Ia evolución), sino la supervivencia física
de la humanidad. Este hundimiento del medio ambiente es el fruto del mito
liberaligualitario (pero antes tan soviético) del desarrollo industrial
universal y de una economía energética para todos. Fidel Castro, por una vez
bien inspirado, declaraba en su discurso en la OMS Genéve el 14 de
mayo de 1997: "El clima cambia, los
mares y la atmósfera se recalientan, el aire y las aguas se contaminan, los
suelos se erosionan, los desiertos se extienden, las selvas desaparecen, el
agua se hace rara. ¿Quién salvará nuestra especie?. ¿Las leyes ciegas e
incontrolables del mercado?. ¿La universalización neoliberal?. ¿Una economía
que cree en si y para si como un cáncer que devora al hombre y destruye la
naturaleza?. Esto no puede ser la vía, o solo lo será durante un período muy
breve de la Historia ”.
No se podría decir mejor.
Fidel
Castro, al pronunciar estas palabras proféticas, debía tener en la cabeza la
arrogancia irresponsable de los Estados Unidos que se niegan a reducir (cumbres
de Río, luego de Tokio) sus emisiones de dióxido de carbono. ¿Pero también este
"marxista paradójico" piensa en la adhesión de todos los pueblos al
modelo del beneficio comercial puro y a corto término, que promueve contaminar,
deforestar, devastar las reservas halíeuticas oceánicas, pillar los recursos
fósiles o vegetales sin ninguna planificación global? Fidel Castro apela aquí
sin saberlo, no al marxismo tan devastador como el liberalismo, sino a la antigua sabiduría justicialista
platónica.
8°)
Conviene añadir: que la "tela de fondo" de estas siete líneas
catastróficas convergentes se satura de factores agravantes, de aceleradores, se podría
decir. A granel: La fragilización de los sistemas tecno-económicos por la informática
(el famoso virus del año 2000); la proliferación nuclear en Este asiático (China,
la India ,
Pakistán, Irak, Irán, Israel, Corea, Japón...) por parte de países en intensa
rivalidad, con reacciones nerviosas e imprevisibles; el debilitamiento de los
Estados ante el poder de las mafias que controlan y amplían el comercio de las
drogas (naturales y cada vez más quimio-genéticas ), pero se basan también en
nuevos sectores económicos que van del armamento al inmobiliario pasando por el
agroalimentario; estas mafias internacionales, informaba un reciente informe de
Ia ONU, disponen de medios superiores a los de los organismos internacionales
represivos. No olvidemos tampoco la vuelta de las enfermedades virales y
microbianas arcaicas: el mito de la inmunidad sanitaria se hunde. El SIDA fue
la primera brecha. Estamos amenazados,
por hecho en particular, del debilitamiento mutágeno de los antibióticos y por
la intensidad de los desplazamientos humanos, por la vuelta de un desorden
sanitario mundial. Recientemente, en Madagascar, catorce casos de peste
pulmonar no pudieron ser tratados.
Resumidamente,¿no
hay todas las razones pensar que la modernidad va derecho a la pared y que el accidente planetario es irreversible?.
Seguramente no. Pero quizá. La esencia de la Historia , su motor,¿no es
el combustible de la catástrofe?. Pero ahí, por primera vez, la catástrofe
peligra de ser global en un mundo globalizado. Robert Ardrey, brillante etólogo
y dramaturgo americano, profetizaba en 1973: "El mundo moderno se asemeja un tren de municiones que hunden, en
la niebla, en una noche sin luna, todos fuegos apagados."
Estas
catástrofes anunciadas son el fruto directo de la incorregible creencia en los
milagros de la modernidad: Pensemos en el mito del elevado nivel de vida
posible para todos a escala planetaria, y la generalización de economías con
fuertes consumos energéticos. El paradigma del igualitarismo materialista dominante
- una sociedad de consumo "democrática" para diez mil millones de
hombres en el siglo XXI sin saqueo generalizado del medio ambiente - es una
utopía en estado bruto.
Esta
creencia onírica choca con las imposibilidades
físicas. La civilización que produjo no podrá durar mucho tiempo. Paradoja
del materialismo igualitario: es idealista y materialmente irrealizable. Y
ello, por razones sociales (desestructura sociedades) y sobre todo ecológicas:
el planeta no podrá físicamente soportar el desarrollo general de economías
hiperenergéticas accesibles a todos los humanos. El "progreso de la
ciencia" no está a la cita. No es necesario rechazar la tecno-ciencia,
sino centrarla en una perspectiva desigual. Veremos eso más lejos.
El
problema no es tanto saber si la civilización planetaria creada por la
modernidad igualitaria va a hundirse, sino cuando. Estamos en situación de
estado de urgencia (el Ernstfall del que hablaba Carl Schmitt explicando que el
igualitarismo liberal no había nunca comprendido ni integrado este concepto
capital, puesto que piensa en el mundo de manera providencial y milagrosa,
dominado por la línea ascendente del progreso-desarrollo). La modernidad y el
igualitarismo no han previsto nunca su final, nunca reconocido sus errores,
nunca sabido que las civilizaciones eran mortales. Por primera vez, hay una
certeza: un orden global de civilización está amenazado de hundimiento en
cuanto fundado sobre un paradójico y
bastardo materialismo idealista. Se
pide una nueva visión del mundo para la civilización de la post-catástrofe.
Caos y post-caos
Es
necesario que se acostumbren a la idea de que la sociedad individualista de
consumo, relativamente confortable, en la cual están aún, no tendrá
probablemente ya para mucho tiempo. Sus costumbres burguesas viven quizá sus
últimas luces. Su "tranquilidad", incluso relativa de hoy, no será ya
más que un lejano recuerdo; y, en un futuro no más lejano que este, se nombrará
edad oro a la segunda mitad del siglo XX . Lejos del final de la historia, las
jóvenes generaciones presentes van a vivir el retorno de la historia, es decir
el retorno de las tempestades.
Sé
que los intelectuales parisienses consideran mis predicciones y mis ideas con
horror, los mismos que no previeron la caída del comunismo, que creen posible
la “integración" pacífica de los inmigrantes, que disertan con longitud de
página sobre el sexo de los ángeles, que desgranan perogrulladas sobre la
"democracia" y piadosos necedades sobre la "República". Con
todo, mantengo mi pronóstico: la guerra avanza y se anuncia con una violencia
nunca vista aún. Guerra de las calles, guerra civil, guerra terrorista de gran
amplitud, confrontación generalizada con el Islam y, muy probablemente,
conflictos nucleares: Tal será probablemente la cara de la primera mitad del
siglo XXI.
Nunca
hemos estado menos preparados: invadidos, desvirilizados, desarmados física y
moralmente, presos de una cultura de la insignificancia y de la culpabilidad
masoquista, los Europeos no han sido nunca tan débiles en toda su historia como
en este momento en que se perfila la gran amenaza.
El
caos es el estado de desorganización y anarquía de un conjunto, cualquiera que
sea, después de su descomposición en una "catástrofe". El post-caos
es la fase de reconstrucción de un nuevo orden, según una lógica de
metamorfosis.
Es
el ciclo eterno de la vida, la muerte y el renacimiento, expresado por
Nietzsche en su teoría del eterno retorno
de lo idéntico, y también por el matemático René Thom en su teoría de las catástrofes. La sociedad que
conocemos no puede ser revocada, el sistema no puede ser salvado en el estado.
Es la ilusión de los conservadores de todas las tendencias. La solución, la
salvación no podrán venir sino de una situación de caos - guerra civil, crisis
económica gigante, etc. - que trastornará las mentalidades, volverá aceptable e
indispensable lo que no era posible antes. Ahí está lo que cambiará todos los
datos y, permitirá la construcción de otro orden, el del post-caos. Sólo en la
crisis se encuentran las soluciones. Para construir una nueva morada, es
necesario que la antigua se hunda. Hacer este acto no es ser pesimista sino
realista.
La humanidad, "variable de ajuste"
No
será necesario creer que, en este ensayo, prediga el "final de la
humanidad". En realidad, no soy ni optimista, ni pesimista, sino
descriptivo. Una "catástrofe" no es ni buena: es el cambio brutal de
estado del sistema. Todas las civilizaciones son mortales, decía Valéry,
pensando en las civilizaciones locales. ¿Entonces por qué la civilización global,
planetaria, que conocemos, no lo sería?
A
diferencia de los Romanos, pero como los Incas o los Aztecas, nos hundiremos
muy brutalmente, en veinte o diez años. Por supuesto, será un cataclismo como
la humanidad nunca ha conocido. Pero la vida sobre Tierra vio tanto otros. La
especie humana volverá a salir, sobre nuevas bases.
Simplemente,
es necesario tener en cuenta bien este punto, que se desesperará o
escandalizará a los humanistas incorregibles: Esta catástrofe - a mi juicio
ineludible, es decir que no podrá ya ser frenada por las ilusorias tentativas
minoritarias actuales de reorganizar o mejorar el mundo - hará enormes
desgastes demográficos. La humanidad perderá mucha gente; volveremos de nuevo
quizá a la población del siglo XVII (hipótesis alta, a mi juicio) y el nivel
tecnológico se hundirá.
Se
trata así de una constante en la historia de las civilizaciones: El hombre no
siendo capaz de solucionar los propios problemas que plantea, es la naturaleza
y la lógica de las cosas las que se encargan en su lugar. Una ecuación
insoluble se soluciona por la desaparición del que la plantea.
Hacer
vivir pacíficamente, en el siglo XXI, cerca de diez mil millones de humanos
sobre este pequeño planeta con un nivel de consumo energético siempre creciente
era una imposibilidad, y estaba incluido en las ideologías oníricas, dirán a
los historiadores del futuro, de la nueva Edad media. La solución pues será
encontrada por la lógica del vivo: La
humanidad será la variable de ajuste.
En
efecto, hambres, epidemias, guerras, desastres ecológicos y climáticos,
hundimiento del nivel de vida y sanitario, causarán inevitablemente una caída
demográfica mundial, como final de esta civilización, y este ajuste espontáneo
solucionará los problemas. La
Tierra (Gaia) "no está amenazada" por el hombre que
es su huésped; posee aún varios miles de millones de años delante ella y puede
promover otras especies sobre el camino de la evolución filogenética; y además
ha conocido cataclismos ecológicos tanto más graves.
El
hombre se amenaza a si mismo por su comportamiento; la ley natural encuentra
las soluciones en su lugar. Gaia no se liberará (aún) del hombre, pero va a
infligirle un severo castigo, durante este apasionante siglo XXI.
La
paradoja inaudita de nuestra civilización mundial actual, es precisamente que
tiene la apariencia de una civilización sin serlo: Se trata del sistema, de una
máquina en la cual cohabitan civilizaciones diferentes pero apremiadas las unas
contra otros, en dependencia constante las unas frente a las otras. No se vio
nunca tal configuración histórica en la historia.
Dos
movimientos contradictorios se realizaron durante el siglo XX: un movimiento de
homogeneización de la humanidad, en torno al modelo económico tecno-occidental;
y un movimiento de hétérogeneización a nivel etno-cultural, del que el
resurgimiento del Islam es un buen ejemplo. Esta mezcla de dos principios
opuestos es explosiva.
Nadie
puede prever el futuro en lo que será, pero se puede al menos preverlo en lo
que no será - y, de ahí, se pueden construir las hipótesis.
El
futuro no será, en 2050, una civilización mundial tres veces "más
desarrollada" que la nuestra. Los sueños de los años 60 no son realmente
más de recibo. Vamos a vivir, mejor dicho ver, viviendo nosotros, el
hundimiento del mundo que conocemos actualmente, con una caída extremadamente
brutal de nuestro nivel de vida y nuestra relativa seguridad. Lo que comenzamos
a sufrir hoy no es nada con relación a lo que nos espera; no tenemos aún nada a
la vista. Vivimos los "últimos días bonitos ", el final del otoño de una civilización.
Las
convulsiones que van a producirse serán mucho más importantes que las que
precipitaron el final del Imperio romano, porque se referirán al mundo entero y
porque serán mucho más rápidas. Hago la apuesta de que el año 2050 se asemejará
más al año 500 que todo lo que se creen prometernos. Estamos el final de un
ciclo pluri-milenario, que comenzó en el neolítico.
El barco ebrio
Nuestros
dirigentes no ven nada, no comprenden nada. Y sus diplomas como su formación no
los prepararon para entender el presente ni el futuro, puesto que todo los
incitaron a preferir la gestión a la
previsión. Sus preocupaciones de carrera los ciegan también. Creen siempre
en un mundo estable, mientras que nunca lo fue tan poco. Están paralizados
también por la ideología humanista y optimista, como los americanos, pero sin
tener el pragmatismo de estos últimos.
No
se ha hablado nunca tanto de "previsiones", nunca tanto se ha
practicado la "racionalidad". Se diserta sobre el "desarrollo
sostenible" y se crea incluso
ministerios que llevan este nombre. Las instituciones internacionales son
innumerables, multiplican los seminarios, los coloquios, las convenciones. Las
tomas de conciencia de que la humanidad ha entrado en un muy mal paso, como un
barco borracho e incapacitado, no faltan y se expresan por las voces más
autorizadas. Es obviamente difícil decir, como lo hago: es demasiado tarde. No evitaremos el aplastamiento sobre los
arrecifes, porque están demasiado cerca.
Es
necesario cultivar un optimismo de fachada y hacer creer que la situación puede
darse la vuelta milagrosamente con la "buena voluntad", la
"concertación", la "racionalidad". Pero, realmente, este
planeta ahora mundializado donde reina por primera vez una civilización global,
fue y es incapaz de controlarse, incluso a
medio plazo. Todo está fundado solo a corto plazo, sobre todo en una
economía que solo descansa sobre los imperativos del "crecimiento",
del "desarrollo" y, naturalmente, de la maximización del beneficio.
Es decir la miopía generalizada.
¿Quién convencerá a los chinos que es ecológicamente imposible y suicida, habida cuenta el ecosistema terrestre, que 1,3 mil millones de habitantes alcancen un nivel de vida equivalente al de Occidente en los años 60, lo que es con todo el objetivo oficial, al igual que en
Nadie
prevé seriamente la catástrofe global, porque, como el conductor que piensa que
"el accidente, no sucede más que a los otros", esta civilización
mundial tiene demasiado confianza en elle misma". Se cree inmortal, está
penetrada siempre de los mitos occidentales del progreso (que no puede
detenerse, por definición), mitos que son muy activos en los países del tercer
mundo, como en la Europa
del siglo XIX. La confianza en la omnipotencia de la tecno-ciencia, que
solucionará los todos problemas, sigue estando muy presente y nos ciega. Somos
víctimas de una visión lineal y ascendente de la Historia , mientras que la
ley de la vida es la de los ciclos, con una fase de ascensión, luego de madurez
y decadencia, lenta, luego brutal. La civilización mundial actual está en el
estado que un hombre entrado en años, que se cree con buena salud, pero que experimenta
no obstante señales inquietantes, dolores alarmantes, pero que se niega sacar
conclusiones; o como un árbol que parece fuerte pero que está corroído por el
interior y que se abate, de un golpe.
Es
imposible detener la carrera al abismo de la civilización planetaria
contemporáneo, porque no existe ninguna instancia decisoria para hacerlo. ¿Cómo
reorientar más de seis miles millones de hombres?. El Estado mundial solo es un
mito gracioso. La humanidad, de hecho, se mundializó, sin haber sabido controlarse;
ya que no se pueden controlar enormes masas, sino solamente pueblos
restringidos. Las instituciones internacionales son
completamente impotentes para detener el encadenamiento de las líneas de
catástrofes.
No es
necesario asombrarse. Ya que no está en la naturaleza del hombre prever, estando acentuada esta tendencia
instintiva por el individualismo exacerbado de la civilización contemporánea.
La "sabiduría" no es propia de ninguna manera del ser humano,
excepto, para los mejores, élites conscientes que, por otra parte, no la llevan
a la práctica. El nombre de homo sapiens aplicado
a nuestra especie es impropio. El hombre
está dificultado por su hybris, su desmesura agresiva, y puede preguntarse si
en la evolución nuestra especie no sería
un callejón sin salida.
No es
necesario descuidar el fenómeno de presciencia:
en la literatura, el tebeo, el cine, etc, desde una cuarentena de años, varios
autores prevén un final de nuestra civilización y una gigantesca vuelta atrás.
Guardémonos de despreciar nunca la intuición de los poetas.
Es
bien cierto que no se puede prever, en sus detalles, cómo el sistema
planetarizado de la civilización mundial actual va a hundirse. Ni la fecha
precisa de la catástrofe - que trascurrirá por otra parte en varios años. Pero
es seguro que el acontecimiento se producirá y nos llenará de estupor. Ya que
de un golpe, todo se detendrá, la magia terminará. Las teles dejarán de
funcionar. Los teléfonos portátiles no responderán ya. La policía estará
ausente, para impedir los saqueos. Todo el sistema frágil de nuestra civilización caerá como un
juego de dominó. Y quizá de un extremo a otro de la Tierra.
Contrariament e a los escenarios de los años 60 y 70,
basadas en la guerra fría y el espectro de una confrontación nuclear entre el
Este y el Oeste, no es en absoluto la guerra atómica generalizada que es de
temer y que echará abajo nuestra civilización, sino una adición de crisis que
están hoy ya en gestación. El conflicto nuclear global no tendrá lugar (por
ejemplo entre China y los EE.UU) y, el sólo, un conflicto nuclear limitado dos
potencias medias (por ejemplo entre la
India y Pakistán) es poco probable y, si ocurriera, no
llegaría el solo a llevar el caos sobre la Tierra entera. En cambio, veremos muy
probablemente atentados nucleares contra grandes ciudades, que harán decenas de
millares de muertes, y que participarán de la desestabilización general.
Contrariament
Los
escenarios de la catástrofe
He
aquí lo que preveo. Estos pronósticos pueden revelarse justos, al menos
aproximadamente. Retengamos tres situaciones, una primero "suave",
una segunda "dura" y una tercera "muy dura". Partamos del
principio, probable, que la gran crisis, salida de la convergencia de las
líneas de catástrofes, se producirá entre 2010 y 2020. Estas fechas parecen
cercanas, pero sufrimos actualmente una considerable aceleración de los
acontecimientos y modificaciones históricas.
1°) El escenario
suave
En dos
o tres años, la economía europea se hunde y entra en una severa recesión. Está
minada por los siguientes factores: el endeudamiento colosal de los Estados
(situación "a la
Argentina "), el peso considerable de las jubilaciones y
asignaciones de paro y enfermedad que impiden las inversiones, la fuga de los
jóvenes empresarios fuera del continente, las presiones fiscales insoportables,
la reducción de la calidad de la mano de obra, la desindustrialización y la
deslocalización que se aceleran. Francia es el país más afectado. El paro real
alcanza un 20% y el nivel de vida general baja en dos años del 30 %. La crisis
en Europa sobrepasa en amplitud a la de 1929.
A esto
se añade una presión migratoria cada vez más fuerte, que la Unión Europea es
incapaz de controlar, una criminalidad que no está ya controlada, la explosión
de los guetos y las zonas-refugio para las clases afortunadas. Desbordadas las
fuerzas del orden, hacen frente a una "guerra civil rampante".
Atentados islamistas se vuelven repetitivos, pero ningún
"gigaterrorismo" se produce. Por todas partes, los electorados
musulmanes se ponen a votar por sus propias listas "étnicas" que
eligen un número cada vez mayor de representantes, por las exigencias
comunitarias crecientes. El Islam se convierte en la primera religión
practicada. En frente, los partidos nacionalistas autóctonos y de "extrema-derecha"
crecen inexorablemente.
La
entrada de nuevos miembros - y de Turquía - en la Unión Europea vuelve
a esta última inoperante, ingobernable, y se encuentra a bordo del estallido.
Sin embargo, aunque dramático, la situación no alcanza el punto de ruptura. El
sistema dura y se adapta a la nueva situación.
Simplemente,
la Unión Europea
se convierte muy simplemente en un país del tercer mundo, en el cual la
esperanza de vida media comienza bajar lentamente, donde la recesión del PIB y
del nivel de vida se acrecienta año tras año, donde la crisis política es permanente y lo inseguridad mucho peor que
hoy día. La catástrofe, o basculamiento de situación en el caos, no tiene (aún)
lugar.
Esta
depresión de Europa y de su economía tiene evidentemente un impacto muy negativo
en el resto de la economía mundial que, sin embargo, no entra en recesión pero
continua creciendo - sin embargo muy lentamente - gracias, en particular, a la
locomotora asiática, sobre todo China.
Pero
la situación del planeta no es brillante ya que otras crisis se agravan y los
efectos se reflejan los unos sobre otros:
1) Las catástrofes climáticas conocen una impresionante aceleración a
partir de 2010, en relación con los países del Sur sobre todo, a las cuales se
añaden hambres recurrentes, y la progresión de las epidemias, sobre todo el
SIDA, que prosigue sus devastaciones más bellas.
2) El fundamentalismo islámico se instala en un número creciente de país;
el Oriente Medio abarcado y entrado en un estado de guerra total, envenenando
todas las relaciones internacionales; atentados muy carniceros (del tipo
Madrid) tienen lugar varias veces al año, afectando a los EE.UU, Europa y
algunos países musulmanes en estado de guerra civil.
3) África negra se inserta en la anarquía, las guerras y las recesiones
económicas ante una ONU cada vez más impotente.
Pero, a escala mundial como a los planes franceses y europeo, la cuerda
no rompe. La situación, aunque gravísima, permanece bajo control. Una situación
de crisis generalizada duradera se instala. La civilización actual se mantiene,
en el dolor, pero resiste. El hundimiento se teme, pero se rechaza a las calendas griegas. El siglo XXI prosigue
en su camino hipócrita. Sin embargo, el crecimiento demográfico de la población
planetaria conoce un serio frenazo, a causa de la progresión generalizada de la
mortalidad.
La fragilidad de este inmenso conjunto patituerto no es tan grande que
pueda precipitar su caída. En 2020, lo peor se evita, por el momento. Con todo,
ninguna medida seria se toma, ninguna lección se extrae. El destino concede a
la tragedia un acto de más.
2°) El escenario "duro"
Los mismos elementos y los mismas causas que los mencionados en la
situación anterior están en causa, pero se producen más brutalmente y su
secuencia, su concomitancia tienen consecuencias mucho más severas.
Algunos ejemplos: la recesión económica europea es mucho más severa que anteriormente: el nivel de vida cae en algunos años el 50%. El límite máximo alcanzado por la guerra civil étnica en varios países de Europa no es ya "rampante", sino honesto y abierto. En todo el mundo, los conflictos implicando el Islam alcanzan una intensidad dramática. Las escaseces de petróleo, el agotamiento de las reservas agrícolas y alimentarías comienzan seriamente hacerse sentir. Todos los parámetros siguen siendo los mismos, pero se agravan. El abrasamiento Oriente Medio toma proporciones dramáticas. Guerras nucleares localizadas han estallado; los giga- atentados han conocido varios episodios nucleares. Las epidemias, las hambres, los choques climáticos se encadenan.
Algunos ejemplos: la recesión económica europea es mucho más severa que anteriormente: el nivel de vida cae en algunos años el 50%. El límite máximo alcanzado por la guerra civil étnica en varios países de Europa no es ya "rampante", sino honesto y abierto. En todo el mundo, los conflictos implicando el Islam alcanzan una intensidad dramática. Las escaseces de petróleo, el agotamiento de las reservas agrícolas y alimentarías comienzan seriamente hacerse sentir. Todos los parámetros siguen siendo los mismos, pero se agravan. El abrasamiento Oriente Medio toma proporciones dramáticas. Guerras nucleares localizadas han estallado; los giga- atentados han conocido varios episodios nucleares. Las epidemias, las hambres, los choques climáticos se encadenan.
Se asiste una desestabilización psicológica de la humanidad que, hasta
en el inconsciente colectivo, tiene efectos devastadores. La humanidad baja los
brazos, en estado de entorpecimiento. Ningún cambio voluntario tiene lugar y se
instala una clase de "caos que se arrastra", pero de caos dominado.
El
sistema global de la civilización mundial para
el golpe, pero una metamorfosis radical se produce, sin que se trate de una
ruptura fractal. En algunos años, la
situación se vuelve la siguiente:
ü
La Unión Europea desaparece pura y simplemente, convertida en completamente
ingobernable. Europa se organiza como una especie de calidoscopio neomedieval,
extremadamente borroso, aunque en teoría la existencia jurídica de los
Estados-nación subsiste siempre. Se crean zonas islamizadas en las Repúblicas
autónomas, lo mismo que espacios hiperprotegidos reservados a los ricos
autóctonos. Los conflictos son incesantes, pero no sobrepasan un umbral
tolerable. El nivel de vida de los habitantes de Europa sigue lentamente reduciéndose, pero
una clase minoritaria afortunada se mantiene.
ü
El sistema global
llega a sobrevivir. La Bolsa
funciona siempre. La ley de la adaptación juega. Se vive en las ruinas o en las
semiruinas del Antiguo mundo, pero finalmente se vive aún. El nivel
tecno-científico disminuye, no obstante no de manera drástica. Sin embargo, no
se habla ya "progreso" tecnológico.
ü
El empobrecimiento
alcanza, a escala planetaria, niveles los astronómicos; sobre todo en el tercer
mundo. La población humana disminuye bastante rápidamente, lo mismo que las
emisiones contaminantes (pero es demasiado tarde) a causa de la regresión
económica gigante. A escala internacional, guerras locales, macroatentados,
enganches incesantes con el Islam suceden sin respiro. El movimiento de
democratización del mundo se interrumpe.
3°) El escenario
"muy duro"
Es el
que, a mi juicio, tiene más oportunidades de ocurrir. Es quizá, por otra parte,
el más deseable.
La
ruptura fractal se produce, la cuerda rompe. El edificio de la civilización
mundial no pudo resistir. Los factores precedentemente descritos conocen una
intensidad aún más acentuada, sobre todo en el ámbito climático donde una
ruptura cataclísmica se produce hacia 2015. Como un juego de dominós todo se
aplasta. El cambio ocurre entre 2010 y 2020, pero el naufragio tarda diez años
en cumplirse. En 2030, el estado del planeta no tiene ya nada ver con lo que
estaba previsto por los "expertos" y los científicos autorizados de
hoy.
1) La población mundial se reduce drásticamente. Pasa de algo más de seis
mil millones a mil millones y sigue declinando a gran velocidad. Las causas son
simples el hundimiento de los suministros alimentarios y de agua potable, así
como el final del acceso a los medicamentos debido al cese de las industrias
farmacéuticas y estructuras médicas. En medio del siglo XXI la especie humana se estabiliza en algo menos de 300
millones de humanos. Todo pasa como si la humanidad hubiera servido de variable
de ajuste para pasar de un sistema no viable hacia un sistema viable. África es
el continente más afectado por la despoblación. Encuentra su nivel de
asentamiento de antes de la colonización. La humanidad (ley de los ciclos) se
encuentra propulsada en la "situación de equilibrio" que conocía desde
hace numerosos siglos.
2) Los supervivientes huyen de las ciudades y las megalópolis en masa,
cuyos edificios, invadidos por la vegetación, comienzan a deteriorarse, donde ya no subsisten más que
bandas, que operan razzias en los campos. En estos últimos, donde el remanente
de la población se refugió, se vive de agricultura de subsistencia y de
artesanía.
3) En efecto, todas las industrias se han detenido. La fantástica y brutal
regresión técnica comienza y que no hace más que acentuarse puesto que no hay más
transmisión posible de los conocimientos. Tres tipos de "niveles de
civilización" se observan: en primer lugar, zonas (esencialmente en el
actual tercer mundo) donde se vuelve de nuevo al neolítico, con una economía
agrícola primitiva; a continuación otras zonas - por ejemplo en Europa y en los
antiguos países desarrollados - donde se retorna a la situación de la primer
Edad media (del VI al X siglo); finalmente islotes de subsistencia (de los
cuales no es posible prever el sitio algunas décadas antes de la Catástrofe ) que
conservan, levantados barricadas, una parte de los acervos técnicos de la
antigua civilización. Se basan en parte en el reciclaje de los gigantescos
rechazos dejados por esta última. Pero, dado que necesitan petróleo, no es
impensable que se instalen en la proximidad de los lugares actuales de
extracción. Estos islotes de subsistencia mantienen un nivel técnico muy
variable, pero que solo supera muy raramente (y no en todas materias) el del
principio del siglo XX. Sin embargo probablemente utilizando las últimas
tecnologías del siglo XXI, en vigor justo antes del hundimiento, subsiste
alguna parte de una "microcivilización" hipertecnológica en el mundo.
Estas zonas se asemejan a "Ciudades-Estado" y más bien son dirigidas
por dictaduras militares.
4) A nivel político, todos los Estados-Nación se hundieron así como las
instituciones internacionales. La humanidad conoce - o reencuentra - una
situación a la vez medieval y tribal. Los imperativos de subsistencia,
protección y depredación son la ley general, por lo tanto la guerra. Pero estas
luchas incesantes no ponen ya a la
Tierra en peligro: Las armas de destrucción masiva ABC
(atómicas, bacteriológicas, químicas) no existen ya. En la zona A (neolítico),
es el reino de las tribus y la vuelta a lo que se conoció desde milenios. En
las zonas B y C (véase más arriba), la situación es más compleja. Se crean
feudalidades y nuevas relaciones políticas se instauran, bastante similares a
lo que se vio a principios de la
Edad Media. Es, hasta cierto punto, una repetición del
pasado, pero según una diferente modalidad, siendo la
Historia un eterno retorno "aproximativo.
5) En el ámbito religioso y espiritual, se asiste una verdadera explosión.
El escrito permanece. Las grandes religiones de la antigua civilización siguen
transmitiéndose, pero se modifican y retornan a las fuentes. El hundimiento,
sobre la Tierra
entera, de la sociedad de consumo individualista, señala el fin del
materialismo y el desarrollo de un espiritualismo. Nuevos cultos, sincretismos
nacen, incluidos resurgimientos de los antiguos paganismos. Al hundimiento del
ámbito material del antiguo mundo, responde un desarrollo del ámbito espiritual
del nuevo mundo, y que no es artificial (como en nuestros días), puesto que
corresponde a condiciones de vida extremadamente difíciles, en particular,
causa de las condiciones climáticas rigurosas.
Una nueva humanidad está en tren de nacer por
todas partes, basada en bases radicalmente nuevas. Lentamente, la ley de la
vida se restablece. La Tierra
respira. Las contaminaciones cesaron - se respeta el protocolo de Kyoto, en el
dolor, al precio de una gigantesca hecatombe humana. Es una victoria de Gaia, la Tierra. Bien seguro,
los efectos de las terribles contaminaciones de los siglos XIX y XX, así como del
principio del XXI, siguen haciéndose sentir. Pero la Tierra absorbe y se rehace
en salud. Un nuevo Ciclo comienza. ¿Los hombres que sobrevivieron son menos
felices o más felices que sus padres y ancestros?. Probablemente más.
El final
de Ia humanidad actual, predicha por la Tradición
La
convergencia de las catástrofes y el final brutal de la presente civilización
puede deducirse de la observación experimental de distintos fenómenos, como
acabamos de hacerlo. Pero sería deshonesto no mencionar que varias Tradiciones,
de los Druidas a los Tibetanos pasando por la India , parecen haber predicho un hundimiento similar, a escala de la
humanidad, y que ya se había visto antes, sin que la historia oficial lo
mencione. En todas las antiguas tradiciones, vuelve de nuevo la idea que la
humanidad conocía edades sucesivas, marcadas por catástrofes. Pero la que ahora
corremos el riesgo de vivir sería la más grande.
El
indianista Alain Daniélou en El destino
del mundo según de la tradición shivaita (Alain Michel, 1985) escribe:
"Según la tradición shivaita, desde
que la Tierra
es habitable, ya existieron varias humanidades. Cada una tuvo su período de
gloria, de desarrollo técnico, de saber, luego de decadencia, y encontró su
final en un cataclismo. Formamos parte de la séptima humanidad. La Tierra ya conoció a seis
humanidades sucesivas que desaparecieron, dejando a la humanidad siguiente
algunos rastros de su conocimiento y a veces el recuerdo de su gloria. Después
del final de la humanidad actual, la
Tierra conocerá siete veces aún especies humanas o similares
antes de convertirse en inhabitables. Los todas las especies vivas evolucionan
como entidades, individualidades. Tienen su gestación, su infancia, su
adolescente, su edad madura, su decadencia".
Daniélou
marca bien la diferencia entre las humanidades que se suceden, y las
civilizaciones sucesivas que cada una conoce en su seno. Cree descifrar en los
relatos consagrados de los Puranas, la descripción del final de una humanidad
que precedió la nuestra, la los Asuras, de hace 60.000 años, y que se asemeja
sorprendentemente a lo que la tradición shivaita denomina el Kali- Yuga, esto
es la Edad Oscura
en la cual estamos y que concluirá en la fase
terminal de la humanidad presente. No escaparemos la ley de los ciclos,
y la visión lineal y ascendente que la modernidad posee de la historia humana,
heredada del cristianismo, no tiene razón de ser.
Daniélou
escribió: "la historia de los Asuras
es a la vez un relato del pasado y una predicción del futuro. Existe un paralelismo
evidente entre los acontecimientos, las concepciones religiosas, las
ideologías, las teorías sociales y morales que provocaron la destrucción de los
Asuras y las que, desde el principio del Kali-Yuga, caracterizan a la humanidad
actual y parecen deber conseguir la "catástrofe provocada que,
eventualmente les espera". Daniélou considera que las minorías, hoy, pueden rechazar los
antivalores que están perdiendo la humanidad actual, y preparar el renacimiento
de nuevos valores vitales "lo que
podría permitir que algunos crucen el cataclismo y participen en la Edad de Oro de la humanidad
futura".
Daniélou,
al reflejar fielmente los textos consagrados del Shiva, Vishnu y Linga Purana,
da del final de los Asuras un relato que se asemeja extrañadamente lo que
podría ser el nuestro, en particular, por lo que se refiere a las causas
morales de la decadencia.
Un
falso dios (Aryat, o "destructor de la gente
piadoso") comienza por "condenar
las castas y los deberes de las diversas edades de la vida". Por todas
partes se impone el igualitarismo y la no violencia, este última prohibiendo
oponerse a los invasores. La decadencia de esta potente humanidad comenzó así,
según este texto que es también una predicción de lo que se repetirá: "el número de príncipes y agricultores
declina poco a poco. Las clases obreras quieren asignarse el poder real y
compartir el conocimiento, las comidas y las camas de los antiguos príncipes.
La mayoría de los nuevos jefes es de origen obrero. Persiguieron a los
sacerdotes y a los detentadores del conocimiento". La función
económica y mercantil substituye por
todas partes a la función espiritual.
El texto sagrado, citado por Daniélou, prosigue: "se matarán los
fetos en el vientre de su madre y se asesinarán a los héroes." Los Shudras podrán comportarse como los Brahmanes y los
sacerdotes como los obreros. Los ladrones se convertirán en reyes, los reyes
serán ladrones. Los dirigentes confiscarán la propiedad y harán un mal uso de
ella. Dejarán de proteger al pueblo. La comida ya cocinada se pondrá en venta
[... ] . Grupos de bandidos se organizarán en las ciudades y en los campos.
Habrá muchas personas desplazados, errante de un país a otro. Los comerciantes
harán operaciones deshonestas. Se rodearán con falsos filósofos pretenciosos
[los que, tranquilizadores y mentirosos, intentan encubrir la decadencia, NDA].
Todo el mundo empleará palabras duras y
groseras y no podrá fiarse de nadie.
La gente del Kali-Yuga pretenderá ignorar las diferencias de raza y el carácter
sagrado del matrimonio, las relaciones de maestro a discípulo, la importancia
de los ritos. Los agricultores abandonarán sus trabajos de labores y cosechas
para convertirse en obreros no especializados fuera de las castas [¿Alusión
a la industria agroalimentaria que sustituye a la agricultura? NDA ]. El agua faltará , los frutos serán poco
abundantes. Muchos estarán vestidos de harapos, sin trabajo, durmiendo en la
tierra, viviendo como los miserables. La gente creerá en teorías ilusorias. Se
venerarán falsos dioses en falsos ashrams en los cuales ahora se decretará
arbitrariamente ayunos, peregrinajes, penitencias, donaciones de sus bienes,
austeridades, en nombre de pretendidas religiones".
El
texto sagrado precisa a continuación que, constatando esta terrible decadencia
de la humanidad de los Asuras, el dios Shiva utilizó un arma de fuego que destruyó toda vida. Los supervivientes, según
del mito, huyeron al "mundo Mahar", es decir al mundo
extraterrestre Luego, ellos volvieron de nuevo sobre la Tierra , después de haber
preservado en secreto ciertos elementos del conocimiento de los Asuras, antes
de trasmitirlos a una nueva humanidad, la nuestra. Que hoy día revive
exactamente el mismo fin de ciclo. Todo eso se produjo hace 60.000 años.
Bien
seguro, tomamos nuestra distancia con este texto consagrado hindú, que puede
dar lugar a locos vaticinios. No obstante, no es ni científico, ni honesto
despreciar los textos de las antiguas Tradiciones, y de publicar
perentoriamente que "los Asuras no han existido nunca ". Ya que todo
mito, como lo mostró Mircea Eliade, se basa en una memoria, en una parte de
verdad, incluso transfigurada.
Uno de
los discípulos de Daniélou y Eliade, Pierre-Émilie Blairon, dirigente de la muy
seria revista tradicionalista Roquefavour,
duda de la veracidad de la historia oficial y de su arqueología: "Alain Daniélou retoma la hipótesis de todos
los especialistas honestos de las civilizaciones antiguas, es decir que es poco
probable, desde que el hombre habita nuestro planeta, que deba ser acreditada
la tesis lineal de una única humanidad, que arqueólogos, antropólogos,
etnólogos, no dejan de retroceder el nacimiento sin sacar las consecuencias. A
saber que las tesis oficiales, en su dogmatismo forzado, se niegan admitir la
idea misma que decenas, o incluso cientos de civilizaciones, espiritual o
técnicamente tan evolucionadas como la nuestra hayan podido aparecer y
desaparecer sin dejar trazas o, cuando estos trazas existen, de negarse a
tenerlos en cuenta "(Roquefavour, febrero de 2003)".
El
mismo autor considera que "la
semejanza de las dos decadencias, el de los Asuras y la nuestra, es alucinante.
Por ello, podríamos conceder algún
crédito a las predicciones de los textos sánscritos que se refieren a la actual
humanidad". Analizando el capítulo 40 del Linga Purana, piensa que
esta humanidad actual fallecerá, en tiempo bastante cercano, durante una
monstruosa guerra generalizada que no será más que el punto clave de la
convergencia de todas las catástrofes en curso, su leitmotiv final. Esta
catástrofe terminal será al mismo tiempo una purificación y el tímido principio
de una regeneración, según la ley de los ciclos.
He
aquí, en efecto, lo que lee en este famoso capítulo 40: "Durante el período de crepúsculo que termina
el Kali- Yuga, el justiciero vendrá y matará los malvados. Habrá nacido la
dinastía de la Luna. Su
nombre es guerra (Samiti). Errará sobre toda la Tierra con un vasto
ejército. Destruirá el Mléccha [ Bárbaros de
Occidente ] por millares. Destruirá a la gente de baja casta de que se
han apoderado del poder real y se exterminará los falsos filósofos, a los
criminales y a la gente de sangre mezclada".
Estos
textos consagrados hindúes parecen obviamente que chocan nuestras mentalidades
de occidentales". Con todo, no es consecuente silenciarlos.
He
aquí ahora lo que Daniélou escribió, en su ensayo antes citado, todo comentario
sería superfluo: "Según la teoría de
los ciclos que regulan la evolución del mundo, nos acercamos hoy al final del
Kali- Yuga, la edad de los conflictos, de la guerras, de los genocidios, de las
malversaciones, de los sistemas filosóficos aberrante, del desarrollo maléfico
del conocimiento que cae en manos irresponsables. Las razas, las castas se
mezclan. Todo tiende a nivelarse y la nivelación, en todos los dominios, es el
preludio de la muerte. Al final del Kali-Yuga, este proceso se acelera. El
fenómeno de la aceleración es uno de las señales de la catástrofe que se
aproxima".
Del caos a
la luz
Esta
"convergencia de las catástrofes" no debe incitarnos al pesimismo,
muy al contrario, sino quizá prepararnos a lo que Daniélou, antes citado,
nombraba "la edad de oro de una
humanidad futura"; incluso si corremos el riesgo de asistir, por
primera vez en nuestra historia, al hundimiento global de una civilización
planetaria, con todos los dolores y desamparos que eso supone. ¿Pero cómo no
alegrarse del final de un mundo detestable a nivel ético, y corroído por su
propio menosprecio de la vida?.
Toda
civilización es un ciclo, que incluye tres partes una lenta subida, un breve
apogeo y una caída brutal. Hasta el presente, este modelo se aplicaba a
civilizaciones geográficamente separadas - los Egipcios, los Romanos, los
Amerindios, etc . Hoy día, por primera vez, se refiere al conjunto de la
humanidad; por último, "la primera vez" en el tiempo histórico
conocido, ya que, como acabamos de verlo, la Tradición precisa que
esta metamorfosis cataclísmica de la humanidad no sería la primera.
Dicho
de otra manera, hemos llegado quizá al fin de un ciclo
general de la historia humana, historia que se había extraviado en un callejón
sin salida, el que vivimos hoy. Estamos seguramente el final de la Edad de hierro, la víspera
inminente del caos. Pero de este último, surgirá un nuevo período de la
humanidad, quizá espiritualmente superior, desembarazado de los pesos
materialistas e individualistas; ello corresponderá a Ia emergencia de una
"nueva raza" (al sentido metafísico y no biológico), gracias a la
cual la civilización volverá a salir, renacerá sobre fundamentos mucho más
estables y éticamente más elevados. ¿Habrán sido entendidas las lecciones del
gran cataclismo del siglo XXI?. Mircea Eliade escribía en Simbolismo del diluvio, Tratado de historia religiones (Payot):
"la humanidad desaparece
periódicamente en el diluvio o inundación a causa de sus" pecados"."[...
] Nunca perece definitivamente, sino que
ella reaparece bajo una nueva forma, reanudando el mismo destino, esperando el
retorno de la misma catástrofe que la reabsorberá en las aguas"."Y
en la Luna y
las aguas, anota: "un diluvio solo
destruye porque las “formas" están usadas y agotadas, pero siempre va
seguido de una nueva humanidad y de una nueva historia".
Para
parafrasear al poeta Hölderlin, un visionario, entramos en la noche, en la "medianoche del mundo".
Estamos en el crepúsculo. Pero después de la prueba de la noche, no podrá
surgir sino la mañana, puesto que el sol renace siempre. Sol Invictus.
Ya que
el término "catástrofe" no debe ser percibido en el sentido de
"Apocalipsis", sino de "transformación" y de
"metamorfosis". No estamos aún en el tiempo de la Muerte. El sol no está
presto a apagarse. Simplemente, la humanidad llega un punto crucial de su
milenaria historia y debe esperarse un basculamiento hacia el abismo, pero al
mismo tiempo un renacimiento, una regeneración, que estará fundada sobre un nuevo tipo humano.
Lo que
intenté expresar de manera científica y racional en este libro, es decir esta
aceleración objetiva de los síntomas del final de un ciclo, ha sido también
percibido por poetas o gente de fe desde hace varios siglos. Aunque estoy muy
poco versado en el esoterismo y que mi enfoque de los hechos sea siempre
racional y experimental, creo que no es necesario subestimar o descuidar las
percepciones intuitivas, las que proceden de un planteamiento irracional, arraigado
en otra dimensión.
En
todas las grandes "religiones", ya se trate del Islam, del
cristianismo, el budismo, los cultos célticos, etc, esta idea, esta intuición
difusa que la humanidad iba a dirigirse hacia un cambio global de donde
renacería un nuevo ciclo para la entera especie, siempre han estado presentes y
profetizadas. Este tiempo, este momento desde tan largo tiempo adivinado, hemos
quizá finalmente llegado en el siglo XXI. A una decadencia general, a una tragedia, las que se perfilan hoy día y que
habían sido anunciadas desde hace tiempo por lo que se podría llamar las voces
de la "tradición", se substituirá otra
cosa que es imposible aún describir. Prever la nueva civilización humana es
arriesgado y aleatorio; pero lo que es cierto, es que la civilización actual
está sobre la pendiente de la muerte y que esta última tomará, antes del medio
del siglo XXI, la forma de un cataclismo horrible. Mi diagnóstico es
despiadado. Pero a cada muerte sucede un nacimiento, una reencarnación.
La
desesperación no es de recibo. El final de este mundo es una buena noticia,
incluso si se realizará pronto en el desamparo y el dolor. Después de las
tinieblas que comienzan, vendrá la luz; la historia humana está lejos
terminarse. Prepararse para la catástrofe y al renacimiento, es transformarse a
si mismo desde el interior. La
tragedia que se perfila quizá se quiso por lo que se llama Dios o el destino.
Nos dominan fuerzas, que no comprendemos y que juegan a los dados con nosotros.
Un nuevo mundo se arriesga a nacer. El hombre es desesperante, pero desesperar
es inhumano. El futuro es apasionante porque es catastrófico. Somos dados en la
mano de Dios. ¿Quién es Dios?.
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