RENÉ GUÉNON: CARTAS A GOFFREDO
PISTONI
El Cairo, 25 de mayo de 1949
Distinguido Señor,
Acabo de recibir su carta
transmitida por las ediciones Gallimard, pues la correspondencia entre Europa y
Egipto es actualmente muy lenta y sobre todo muy irregular. No tiene necesidad
de disculparse por escribirme en italiano, pues, si no lo escribo por falta de
hábito, lo comprendo al menos tan fácilmente como el francés.... el abono a la
revista "Etudes Traditionnelles" es de 750....; en cuanto a lo
que ha aparecido desde la reanudación de su publicación después de la guerra
(en octubre de 1945), me han dicho que hace bastante tiempo que los dos
primeros años se habían agotado, pero no lo sé con exactitud. Como comprenderá
fácilmente, la distancia a la que me encuentro no me permite ocuparme de estas
cosas, y por otra parte, en realidad, solamente soy uno de los colaboradores...
... ... .... ... ... ...
su administración. Hace
falta pues para todo ello que se dirija directamente al Sr. Paul Chacornac,
librero-editor, 11, "quai Saint Michel", Paris (5º)
Por otra parte le señalaría, para ... ... ... ... ... .... , la revista
"Studi Iniziatici", dirigida por el Sr. Corrado Rocco y publicada en
Nápoles, Via S. Bartolomeo, 47.
En cuanto a las ediciones Gallimard, el próximo volumen por aparecer en
la colección "Tradition", y que por otra parte está ya casi listo en
estos momentos, es "Hindouisme et Bouddhisme", por Ananda K.
Coomaraswamy. A continuación vendrá una segunda obra de F. Schuon, "L´Oeil
du Coeur", cuyo manuscrito ya ha sido remitido al editor; pero no
sabría decirle cuando aparecerá, pues, a causa de las dificultades debidas a
la situación actual, y que por otro lado son más o menos las mismas en todos
los países, todas las ediciones van mucho más despacio de lo que se desearía.
Pienso que sin duda sabe que uno de mis libros, "Considerazioni
sulla via iniziatica" (traducción de las "Aperçus sur l'Initiation",
ha aparecido hace algunos meses en las ediciones Bocca, en su misma ciudad;
traducciones italianas de varias otras de mis obras.
Le ruego que reciba, Señor, mis saludos más distinguidos.
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El Cairo, 19 de junio de 1949
Estimado Señor,
Acabo de recibir su carta del ;
entretanto, el Sr. Rocco me había dicho también que Vd. había ido a verle a
Nápoles recientemente; me alegro de que le haya conocido directamente, pues
ciertamente él podrá darle información sobre muchas cosas.
Entre aquellos de mis libros que le gustaría tener ahora, hay varios que
están agotados, y parece imposible encontrarlos actualmente; pero "Orient
et Occident", "Autorité spirituelle" (del cual el Sr. Rocco
acaba en este momento la traducción) y los "Etats multiples de
l'étre" han sido reeditados el año pasado, y el "Symbolisme
de la Croix" debe serlo próximamente; en cuanto a la "Grande
Triade", que es la última obra aparecida, todavía existe. Para
procurarse todos mis libros, lo mejor es dirigirse siempre a la Librería
Chacornac, que tiene en depósito los que han aparecido en diferentes
editoriales; en efecto es mucho más sencillo estar en relación con un solo
librero.
Sólo puedo aprobar completamente lo que dice de la
práctica del exoterismo católico, pues yo mismo he insistido sobre la necesidad
de un exoterismo tradicional, tanto para aquellos que quieren ir más lejos,
como para los otros ... ... ... ... ... ... ... catolicismo, al menos en su
estado actual, no parece dejar ninguna puerta abierta, si se puede decir así,
al esoterismo y la iniciación. La interpretación que Vd. considera a propósito
del Catolicismo estaría justificada si esta palabra pudiera ser tomada en su
sentido etimológico, ya que ésta expresa una idea de universalidad; pero de
hecho lo que lleva el nombre de Catolicismo es una cosa totalmente distinta: no
es más que una forma particular de tradición, y que además se limita
estrictamente al punto de vista exotérico. Por otra parte, sólo hay que ver el
exclusivismo que sus representantes demuestran frente a otras tradiciones; no
creo que, salvo en el Judaísmo, se pueda encontrar en un grado tan acentuado.
Ciertamente, no querría sustituir al Sr. Schuon en la interpretación de lo que
él ha escrito, sobre todo en lo que concierne al Cristianismo, que a menudo
plantea cuestiones difíciles y más o menos oscuras; pero en lo referente al
pasaje que Vd. cita, me parece que está muy claro y que no hay que buscar más
que lo que expresa formalmente y se aplica a todas las formas de exoterismo
tradicional, tanto al Catolicismo como a las demás. Añado que el caso del
Catolicismo está lejos de ser el único ejemplo de una palabra de la cual el uso
que se ha hecho la ha apartado completamente de su significado original, de tal
manera que ya no es posible volver a él. No creo que pueda decirse que el Sr.
Schuon conozca mejor el Cristianismo ortodoxo; pero la verdad es que piensa, y
con razón según lo que he podido saber, que ... ... ... ciertas cosas cuyo
equivalente en la Iglesia latina, han dejado de existir desde hace mucho
tiempo.
Le ruego, estimado Señor, que reciba mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 24 de
julio de 1949
Estimado Señor,
Sus dos cartas me han llegado casi al mismo tiempo, y
me excuso por no haber podido responderlas en seguida; tengo mucha
correspondencia retrasada en este momento, y no siempre me es fácil tenerla al
día como querría, pues demasiado a menudo me falta tiempo para llegar a todo.
Desgraciadamente me sería muy difícil darle una opinión
sobre las consideraciones que expone en su carta al Sr. Schuon, y ello por dos
razones principales; la primera es que, como creo ya haberle dicho, no me
corresponde contestar a preguntas planteadas acerca de lo que ha sido escrito
por otro, y que, no sabiendo exactamente lo que el mismo Sr. Schuon podrá
pensar al respecto, en verdad no me es posible ponerme en el lugar de él en
este caso, o darle una respuesta, que quizás podría no concordar enteramente
con la suya, a falta de ver ... a qué puntos precisos se refieren las
objeciones por Vd. planteadas. La segunda razón es que las consideraciones por
ellas mismas, no me parecen enteramente claras, quizás en parte porque se
refieren a un punto de vista que no tengo la costumbre de considerar, pero sin
duda también porque hay realmente en el Cristianismo, y sobre todo en lo que
concierne a su carácter original, algo que es muy oscuro y difícil de precisar,
y que incluso parece haber sido oscurecido intencionalmente; por otro lado.
Vd. debe haber notado que, cuando he tenido que tratar un poco estas
cuestiones, siempre lo he hecho con la mayor reserva. Si bien no parece dudoso
que el Cristianismo original tenía sobre todo los caracteres de un esoterismo,
no es menos cierto que los perdió muy pronto, sean cuales hayan sido las
razones, y que los ha llegado a perder de una forma tan completa que el
Catolicismo, especialmente, en su estado actual, es el exoterismo más rígido y
el más exclusivo que se pueda concebir, hasta tal punto que sus representantes
niegan expresamente la existencia de todo esoterismo, de lo cual quizás no hay
ejemplo en ninguna otra tradición (los mismos judíos no niegan la Kábala
incluso cuando reconocen no comprender nada o no quererse ocupar de ella). Por
supuesto que ello no impide que exista el sentido profundo y esotérico, pero
está completamente fuera del dominio en que la religión cristiana como tal
encerrarse voluntariamente... , y su forma occidental más exclusivamente
todavía que sus formas orientales, las cuales dejan siempre al menos una
posibilidad de sobrepasar el punto de vista exotérico, lo que el Catolicismo
actual, por el contrario no quiere
En cuanto a la distinción entre el exoterismo y el
esoterismo, lo que Vd. dice en su última carta me parece justo en cierto sentido,
pero se puede también señalar con mayor claridad su diferencia a la vez por su
dominio y por su objetivo: el dominio del exoterismo es siempre el de la
individualidad humana (con sus prolongaciones indefinidas), mientras que para
el esoterismo al contrario, se trata esencialmente de sobrepasarla, aun
tomándola como un punto de partida y un soporte necesario; el objetivo del
exoterismo es la 'tsalvación" (estado todavía individual), mientras que el
objetivo último del esoterismo es la "Liberación" o la
"Identidad Suprema", es decir el estado absolutamente incondicionado.
La cuestión de las relaciones del Judaísmo y del
Cristianismo es ciertamente mucho más compleja de lo que Vd. considera, pues
esto no explicaría la existencia persistente de la tradición judaica hasta
nuestros días, que sin embargo debe tener también su razón de ser; pero este es
un tema que nos llevaría sin duda muy lejos.
Lamento no poder darle más completa satisfacción esta
vez, y le ruego, estimado Señor, que reciba mis más atentos saludos.
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El Cairo, 5 de septiembre de 1949
Estimado Señor,
Hace ya algún tiempo que he recibido su carta del 8 de
agosto, y lamento no haber podido responderle más pronto; tengo tanta
correspondencia que a menudo tengo muchas dificultades para tenerla más o menos
al día.
Vd. tiene ciertamente razón en querer profundizar lo
más posible en el estudio de la tradición católica, pues es la suya; pero
desgraciadamente, en lo que respecta a encontrar en el Catolicismo, tal como
está en realidad actualmente, una posibilidad efectiva de sobrepasar el
exoterismo, es algo que me parece extremadamente dudoso, por no decir más...
La objeción planteada por su amigo contra la necesidad
de una vinculación iniciática regular, al menos en ciertos casos, muestra
solamente una incomprensión de las leyes cíclicas y de las condiciones que
resultan de ellas. Mientras dure el Kali-Yuga (y es evidente que todavía nos
encontramos en él), el "descenso" continúa, e incluso de una manera
más acentuada y rápida, hasta la catástrofe final. El regreso a los orígenes se
produce, por una especie de "vuelta" instantánea, al principio del
ciclo siguiente, y no de una forma gradual en el curso del ciclo actual. La
posibilidad de que se trata no existe, pues, en los últimos períodos de ésta e
incluso la misma cualificación para la iniciación es cada vez más rara; esta es
toda la respuesta a este argumento.
Me sorprende que no haya tenido ninguna respuesta sobre
la cuestión de los libros y las revistas pero, si últimamente ha estado en
París, como se proponía, espero que habrá podido encontrar sin dificultad todo
lo que quería tener.
Le ruego que reciba, estimado Señor, mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 22 de
septiembre de 1949
Estimado Señor,
La semana pasada recibí su carta del 12 de septiembre.
Pienso a partir de lo que me dice, que ha comprendido
bien que Él argumento de su amigo no era válido, por la razón misma que estamos
todavía en el Kali-Yuga y que, mientras dure, el oscurecimiento espiritual sólo
puede seguir aumentando. Está claro que, por el mismo motivo, los iniciados
(naturalmente quiero decir los iniciados efectivos) serán cada vez menos
numerosos, mo Vd. dice; pero no comprendo por qué algunos, estando verdaderamente
cualificados, se encontrarían de hecho, aún en circunstancias más desfavorables,
en la imposibilidad de recibir la iniciación en alguna de las formas
tradicionales allá donde ella existe todavía...
En cuanto a encontrar en el Catolicismo un medio para
sobrepasar el exoterismo, sería necesario para ello que existiera una iniciación
que tomara por base esta forma exotérica que constituye el mismo Catolicismo;
ello no tiene evidentemente nada de imposible en principio, y sin duda las ha
habido en la Edad Media; pero desgraciadamente dudo mucho que todavía existan
actualmente, o bien están tan escondidas y limitadas a un número de miembros
tan restringido, que son prácticamente inaccesibles; esto no es más que una
situación de hecho, claro está, pero no por ello está uno menos obligado a
tenerla en cuenta.
No veo en absoluto porqué ni cómo la dificultad sólo
empezaría en lo que concierne a los "grandes misterios", pues sólo
puede abordarlos quien primeramente ha recorrido por entero la vía de los
"pequeños misterios". El "estado primordial" es la
perfección y el término de los "pequeños misterios", y me parece muy
evidente que, antes de llegar a él (y de pasar de ahí a los "grandes
misterios"), hay que haber pasado necesariamente por los grados
precedentes, y, primeramente y ante todo, haber recibido la, primera
iniciación que da la entrada a los "pequeños misterios". No veo pues
cómo una cuestión que se relaciona con el "estado primordial" podría
ser planteada por alguien que todavía no ha recibido esta primera iniciación,
ni qué interés podría presentar en estas condiciones, pues, en esto como en
todas las cosas, no se puede pretender comenzar por el final.
Lamento que mis respuestas no sean sin duda tan
satisfactorias como Vd. lo hubiera deseado, y le ruego, estimado Señor, que
reciba mis más atentos saludos.
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El Cairo, 29 de septiembre de 1949
Estimado Señor,
He recibido su carta del 17 de septiembre... después de
haber respondido a la precedente, y Vd. verá que precisamente me había
sorprendido bastante la frase sobre la cual vuelve. Le agradezco las
explicaciones que me da al respecto, pero debo decir francamente que me parecen
lejos de estar completamente claras. Observo en primer lugar que, cuando habla
de "tradiciones de familia, de raza, etc.", Vd. emplea el término
tradición en un sentido que se le da a menudo en el lenguaje corriente, pero
que me niego absolutamente a aceptar; para nosotros, en efecto, como lo he
explicado a menudo, este nombre no puede aplicarse, legítimamente más que a lo
que está esencialmente caracterizado, por la presencia de un elemento
supra-humano, lo que aquí evidentemente no es el caso. Por otra parte, todo lo
que Vd. dice de la integración de elementos tradicionales, incluso en la medida
en que se trata realmente de tradición religiosa, permanece enteramente en los
límites del dominio exotérico y no tiene, en consecuencia, absolutamente nada
en común con los "pequeños misterios". Es posible que se llegue por
ahí, en el caso más favorable, a obtener ciertos estados "místicos",
o algo comparable a éstos, pero no, ciertamente, a la restauración del
"estado primordial".
Por otro lado es
de temer que, en realidad, los resultados no sean lo más a menudo más que de
orden psicológico o "subjetivo", es decir completamente inexistentes
e ilusorios desde el punto de vista de una realización cualquiera. Hay sin duda
en todo ello algo muy distinto que simples cuestiones de terminología; en el
fondo, veo en ello sobre todo una confusión entre el exoterismo y el
esoterismo, que tendría Vd. que disipar antes que nada para que pudiéramos
llegar a comprendernos mejor...
Le ruego, estimado Señor, que reciba mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 8
de noviembre de 1949
Estimado Señor,
He recibido su carta del 25 de octubre; veo que no ha
podido realizar su proyecto de ir a París, pero cabe esperar que, sin necesidad
de hacer este viaje, podrá hacerse enviar aquéllos de mis libros que le faltan,
o al menos los que sea posible procurarse actualmente, pues los hay que están
agotados y que todavía no han ido reeditados.
Comprendo que las cuestiones de las que me ha hablado reluieren
reflexión y meditación, y no es sorprendente que haya en todo ello cosas que no
le parezcan aun perfectamente claras.
Aunque no me pida respuesta esta vez, hay sin embargo uno dos puntos
sobre los que me gustaría llamar su atención. Primero, por el sentido que se
da comúnmente a la palabra "tradición", y especialmente cuando se
habla de "tradiciones de familia, de raza, etc." como Vd. hacía en
una carta anterior, me parece muy dudoso que aquello a lo que se refiere pueda
ser considerado como representante de los restos ni siquiera degenerados de la
verdadera tradición; son más bien simples "costumbres", es decir algo
puramente humano y que nunca ha sido nada más que eso. Los restos o los
"despojos" de la tradición son lo que designa propiamente la palabra
"superstición" entendida en su sentido etimológico, lo cual es algo
completamente diferente. Por otra parte, es verdad que hay que atravesar, en
cierto modo, el dominio psíquico para ir más allá; pero esto no puede ser considerado
realmente como una preparación con vistas a alcanzar lo espiritual, sino
únicamente como algo inevitable de hecho, y en todo caso donde es peligroso
detenerse en ello. Al contrario, hay que apuntar constantemente más allá, sin
dejarse apartar de la vía que debe conducir a lo espiritual; sólo es a
continuación cuando se podrá abordar lo psíquico por arriba y descender sin que
haya ningún peligro a temer, si es que ello presenta todavía algún interés por
cualquier razón.
Le ruego que reciba, estimado Señor, mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 26 de marzo
de 1950
Estimado Señor,
Hace bastante tiempo que recibí su carta del 14 de febrero,
pero esta vez no me ha sido posible responderle antes, pues he estado
continuamente ocupado en varias cosas urgentes. Me ha satisfecho saber que su
salud ha mejorado, y quiero creer que durante este tiempo se ha restablecido
completamente.
Lo que he dicho en mis artículos respecto a la
permanencia del carácter iniciático en los ritos respondía directamente a una
objeción que había sido presentada bajo esta forma por una de las personas con
quien mantengo correspondencia. Está claro que no se trata más que de un
aspecto de la cuestión; pero, por otra parte, debo hacerle notar que no he
dicho que el carácter original del Cristianismo se hubiera "perdido",
ya que se trata de un cambio que, en razón de las condiciones del mundo occidental,
presentaba un carácter claramente providencial. Para que los iniciados
transmitan lo que han recibido, hace falta evidentemente que tengan la
intención (y ello, incluso en el caso en que se trate de ... iniciados
virtuales que no tienen claro...la verdadera materia de que se trata); a
partir de cierto momento, muy bien han podido dejar los iniciados cristianos de
tener esta intención, y esto no por su propia iniciativa, puesto que ahí hubo
una acción providencial, pero, siguiendo... ... de la tradición cristiana, bajo
la inspiración del Espíritu Santo ... ... ... que los mismos ritos no hayan
sufrido entonces ciertas modificaciones más o menos importantes; es esta una
cuestión muy difícil de resolver de una manera precisa, pero hay al menos
indicios de que tales modificaciones se produjeron de hecho durante los primeros
siglos del Cristianismo. Añadiría a este respecto que el cese voluntario de una
transmisión iniciática no es algo absolutamente excepcional; actualmente
ciertas iniciaciones están precisamente a punto de extinguirse como
consecuencia de una decisión de no transmitirla a nadie más, por razones que
están en relación con las condiciones del periodo cíclico en que nos encontramos;
conozco particularmente un caso aquí, mismo entre los Coptos.
Entre la "exteriorización" del Cristianismo,
o lo que se podría llamar su "descenso" al dominio exotérico, y la
aparición del misticismo han transcurrido bastantes siglos, de manera que la
cuestión que Vd. considera al respecto no puede ponerse...
El ser que ha obtenido la "salvación" nada
realiza efectivamente; solamente ha adquirido una virtualidad que le permitirá
llegar a una cierta realización en el transcurso de sus estados póstumos; esta
realización, que se sitúa en las prolongaciones del estado humano, debe naturalmente
conducir al "estado primordial", pero puede diferirse hasta el fin
del ciclo actual.
La "divinización", para retomar la expresión
que Vd. emplea, implica necesariamente la salida del Cosmos (es decir del mundo
manifestado); no puede pues consistir en una armonización con el ritmo cósmico,
que no puede ser en ningún caso más que una simple etapa preparatoria. Por otro
lado, lo que Vd. dice respecto a la presencia de seres que tienen en cierta
manera por función restaurar el equilibrio" es ciertamente justo, y yo
incluso añadiría que, si no los hubiera constantemente, el mundo acabaría
enseguida. Según la tradición islámica, hay un ser tal que ... ... ... él mismo
los tres cuartos de los males que deben sobrevenir en este Mundo...
Le ruego que reciba, estimado Señor, mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 9 de mayo de 1950
Estimado
Señor,
He recibido ya
hace una semana su carta del 17 de abril pero hasta el momento no he podido
encontrar unos instantes para responderle. Respecto a las observaciones hechas
por su amigo, estoy de acuerdo con él en pensar que la iniciación es más necesaria
que nunca, pero con la condición de añadir: para aquéllos que están realmente
cualificados para recibirla; ahora bien, es un hecho que éstos son cada vez
menos numerosos, y es por lo cual es natural que las organizaciones iniciáticas
se cierren cada vez más, sobre todo si se considera que aquéllas que han
permanecido demasiado fácilmente accesibles han sufrido por eso mismo cierta
degeneración más o menos acentuada según los casos. Por otro lado, si es
posible ahora exponer ciertas cosas más fácilmente que en otros tiempos, es
porque entonces habrían sido quizás mal comprendidas por muchos, mientras que
hoy sólo corren el peligro de no ser comprendidas en absoluto, lo que el mucho
menos grave y menos peligroso, ya que la mayoría de la gente no les presta
ninguna atención y son para ellos como si no existieran; es pues completamente
erróneo hablar de "divulgación", estando estas cosas por el contrario
exclusivamente destinadas a servir de indicaciones ... ... ... ... ninguna contradicción
en realidad. Ya que el nombre de J. Evola ha sido mencionado incidentalmente,
Vd. sabe sin duda que, a pesar del interés incontestable de sus trabajos, me he visto
siempre obligado a expresar muy serias reservas sobre ciertos puntos de sus
obras que no están de acuerdo con la ortodoxia tradicional.
Refiriéndome a
su propia pregunta, no es en absoluto dudoso que ha habido un esoterismo específicamente
cristiano durante toda la Edad Media (es posible que existan todavía algunos
vestigios, sobre todo en las Iglesias orientales); tenéis toda la razón al
citar a este respecto al Maestro Eckhart; como él hay otros que también se
toman erróneamente hoy por "místicos". Esta coexistencia del
exoterismo y el esoterismo en una misma tradición es perfectamente normal, y
tenemos otro ejemplo en el caso del Islam; lo que no es normal, es la negación
del esoterismo por parte de los representantes del exoterismo. Pero veo que
conviene disipar una confusión: el objetivo del esoterismo es conducir más allá
de todas las formas (objetivo que por el contrario, no es y no puede ser el del
exoterismo); pero el esoterismo en sí no está más allá de las formas, pues, si
lo estuviera, evidentemente no se podría hablar de esoterismo cristiano,
esoterismo islámico, etc.; además, incluso la existencia de ritos iniciáticos
es una prueba suficiente de ello. Como esto modifica forzosamente las
consideraciones del final de su carta... ... ... más, pues será preferible que
Vd. retome la cuestión teniendo ello en cuenta.
Le ruego que reciba, estimado Señor, mis más atentos
saludos.
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El Cairo, 25 de
julio de 1950
Estimado Señor,
Sus 3 cartas del 7, 14 y 19 de junio me han
llegado hace algún intervalo, pero no en el orden de sus fechas, pues es la
primera la que he recibido en último lugar. Hay que decir que ha habido durante
todo este tiempo en el correo un desorden extraordinario y del todo
inexplicable: cartas enviadas por avión han permanecido hasta 2 y 3 meses en
camino, y he acabado recibiendo de una sola vez una cincuentena que se podrían
haber creído perdidas; todavía no he llegado a poner al día toda esta correspondencia
arribada...
Por la objeción hecha por su amigo a propósito de la
"vulgarización" o de la "divulgación", veo que Vd. y yo
estamos de acuerdo; me parece que, cuando él habla de una tan gran cantidad de
gente que en la actualidad se interesa por el esoterismo, se confunde pues, en
realidad, la mayoría de esta gente no se siente atraída más que por caricaturas
o falsificaciones del esoterismo, que son totalmente de su gusto y están a su
alcance, mientras que si se les presenta el verdadero esoterismo, son incapaces
de comprender nada. La multiplicación de pseudo-esoterismos en nuestra época
es, por otra parte, también una de las razones por las que conviene presentar
ciertas nociones tradicionales auténticas, para evitar que aquéllos que
merecen algo mejor, tan poco numerosos como sean, se dejen engañar y desorientar
por todas estas cosas; y si estas nociones son expuestas tal como son y sin
deformación ni simplificación abusiva, como no está en su naturaleza el estar
"al alcance de todo el mundo", no se puede hablar de "vulgarización
en ello. No es poniendo una, cosa bajo los ojos de todos que es mejor
comprendida; los antiguos hermetistas usaban en sus escritos, a veces incluso
voluntariamente, un procedimiento que consistía en poner en evidencia precisamente
aquello que se proponían disimular más particularmente... Por otro lado, si en
la Edad Media no había necesidad de dar ciertas indicaciones por escrito, es
que aquéllos que buscaban y que estaban realmente cualificados podían
encontrar, en Occidente mismo, organizaciones iniciáticas que respondían a sus
aspiraciones, pero no ocurre lo mismo hoy en día. En cuanto al Cristianismo
actual, seguramente sería deseable que su amigo no se engañara, pero creo que
se hace muchas ilusiones; además, no veo más que Vd. lo que podría significar
una "reconstrucción" del esoterismo si hubiese una iniciación
cristiana todavía viva, la cual debería, por definición misma, haber conservado
este esoterismo intacto.
En cuanto a su propia pregunta, debe quedar claro que
la constitución del Cristianismo en exoterismo no ha tenido el efecto de hacer
desaparecer el esoterismo, el cual, al contrario, se ha mantenido todavía
durante muchos siglos con las organizaciones correspondientes, aunque la
Iglesia exterior lo haya ignorado "oficialmente", ya que estas son
cosas que no dependen de su ámbito, siendo éste exclusivamente el del
exoterismo. En cuanto a los "rayos" de intuición de que me habla,
fuera de toda transmisión regular, estoy bien lejos de discutirlos, pero no
pienso puedan dejar de ser fragmentarios y dispersos ni, por consiguiente, que
puedan reemplazar la iniciación; en tanto que se permanezca en el exoterismo,
no puede haber nada más que esto; por otro lado, siempre hay casos
excepcionales, de los que no se puede hacer una regla, y entre los cuales nadie
está en el derecho de pensar que se podrá encontrar, pues en ello no hay nada
voluntario.
Para volver a su amigo, sobre lo que me cita de él en su
segunda carta, no hay gran cosa que añadir, pues insiste mucho en las mismas
cosas; sólo puedo mantener que no hay "divulgación", y me pregunto en
qué puede consistir esta "avalancha de
publicaciones" de que habla, pues yo sólo conozco un número ínfimo
que tengan realmente un valor tradicional. Además es evidente que, por la misma
marcha del ciclo, los iniciables deben ser cada vez menos numerosos, y esto
hasta el mismo fin del Kali-Yuga, pues
es sólo entonces cuando el "descenso" se habrá consumado (hay que
comprender que el ascenso, para reunirse con el origen, se efectúa por un
"enderezamiento" repentino y no gradualmente). No me explico qué es
lo que él puede encontrar que no esté suficientemente claro en todo esto; si él
no comprende mis explicaciones, yo nada puedo verdaderamente... Lo que acabo
de decir responde ya en parte a las preguntas que Vd. mismo ha añadido; por
otra parte es posible que como Vd. dice, la necesidad de "anticipar"
sea en cierto sentido menor al final de ciclo, pero no hay que olvidar que
también hay otra necesidad, la de que al menos algunos guarden hasta el final
el depósito integral de la tradición para transmitirlo al ciclo futuro. Lo que
no comprendo bien es que Vd. piense que el exoterismo sea preferible en ciertos
casos al esoterismo, puesto que no son del mismo orden, y parece considerar una
vía esotérica al margen de las organizaciones iniciáticas, mientras que ésta
sólo puede tratarse entonces de un simple estudio teórico del cual no veo el
peligro. En fin, está claro que todo exoterismo tiene forzosamente un lado
"social" (esto no sólo es propio del Cristianismo), y se puede decir
efectivamente que esto explica en parte sus limitaciones.
Le agradezco el haberme comunicado también en su
tercera carta, las nuevas precisiones ofrecidas por su amigo; naturalmente,
ello no varía nada de lo que ya he dicho, a pesar de la distinción que intenta
hacer entre diferentes tipos de iniciación; las "cualificaciones"
iniciáticas son una cosa totalmente distinta de las "cualidades"
profanas con las que parece tener tendencia a confundirlas. Solamente añado que
ciertas similitudes exteriores entre el lenguaje de los místicos y la
terminología iniciática no debe confundir; las misrnas palabras, como
"unión" por ejemplo, no están tomadas en absoluto en el mismo
sentido, y además creo haberlo señalado en diversas ocasiones.
Le ruego que reciba, estimado Señor, mis más atentos
saludos.
(Publicadas en "Symbolos", nº 9-10: René
Guénon, Guatemala, 1995).
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