Cuando se habla de religión, hay que separar dos cosas: la
fe que se basa en unas enseñanzas y la fe surgida de una experiencia.
La ingenuidad del hombre de Occidente, encerrado en su
racionalismo, roza lo grotesco cuando juzga o sopesa la naturaleza o el grado
de verdad de las religiones, incluida la suya. Rechaza su sentido esencial y no
conserva más que la envoltura exterior de imágenes y formas, de fórmulas y
conceptos.
CAMINO DE LA VIDA. Karlfried Graf Dürckheim
Juan J. de Olañeta , Editor. Palma de Mallorca 1999.Pp45-46.
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